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Juan Bernardo Pineda logra el primer premio de la Bienal Internacional de Izmir Juan Bernardo Pineda logra el primer premio de la Bienal Internacional de Izmir
El profesor de Bellas Artes de la Facultad de Teruel Juan Bernardo Pineda ha sido premiado en la Bienal Internacional de Arte de Izmir (Turquía)

Juan Bernardo Pineda logra el primer premio de la Bienal Internacional de Izmir

Que el arte contemporáneo occidental llegue al público de Oriente Próximo no es fácil, las barreras culturales no siempre se pueden salvar. Sin embargo, el profesor del grado de Bellas Artes de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas del Campus de Teruel Juan Bernardo Pineda lo ha conseguido gracias a un trabajo donde la tradición es capaz de enganchar al espectador para acercar lenguajes y estéticas actuales. Este artista acaba de recibir el primer premio de la Bienal Internacional de Arte de la localidad turca de Izmir por su trabajo The Guardian of Paradise. Este certamen es una de las bienales más importantes de arte contemporáneo de las que se organizan en Oriente Próximo. Lleva cuatro ediciones y este año el tema era la inmigración. Había categorías de pintura, escultura, audiovisuales, fotografía e instalaciones. En total fueron seleccionados 76 artistas y de ellos el único occidental era Pineda. Participaron creadores iraníes, turcos, sirios, libaneses, de uno de Gabón. Este profesor del grado de Bellas Artes del Campus de Teruel reconoció que no es fácil llegar a este público. “Presentar un trabajo con una factura contemporánea occidental en Oriente Próximo es imposible a no ser que lleve detrás algo común a ellos. Por eso en este caso la obra que presenté se llama el Guardián del Paraíso porque tiene que ver con Adán y Eva y con el demonio y la primera expulsión y el primer destierro”, explicó el artista que hizo hincapié en la importancia que tiene la religión en esta cultura. El primer destierro La propuesta plástica se compone de dos piezas, un filme de danza y una video-instalación. Hay dos pantallas, en una aparece un hombre y una mujer (simbolizando a Adán y Eva). Los bailares son Daniela Halvsova y Toni Montesinos. “Utilizan unos movimientos cotidianos pero esos movimientos cotidianos de alguna manera exaltan todas las facetas de la vida a veces se abrazan, a veces se caen al suelo,... el ser humano íntegro en su faceta animal, espiritual biológica y socializada”, explica el autor de este trabajo audiovisual. En la segunda pantalla aparece un cuerpo humano de espaldas con unos movimientos zoomórficos a cuatro patas con el que se representa al demonio, interpretado por Juan Bernardo Pineda. “El contraste es muy evidente entre esas dos personas con las cuales nos identificamos todos, frente a una figura como siempre nos han dado a entender cómo es el demonio, tiene esa parte humana pero también tiene esa parte animal muy desarrollada. También esa negación tierra y la sublimación del cielo”, añade el artista. Para la parte sonora de la pieza se utiliza música vocal del siglo XI, que también facilita esa aproximación a las tradiciones tan necesaria para este entorno cultural, y los propios sonidos de los movimientos amplificados. El operador de cámara y la fotografía la ha realizado José María Hortelano. La pieza del demonio se grabó en uno de los platós del edificio de Bellas Artes del Campus de Teruel y la escena de la pareja, en Denia, donde viven los dos bailarines que encarnan a Adán y Eva. Interculturalidad Juan Bernardo Pineda se mostró muy ilusionado con este premio internacional sobre el que recordó que hay detrás un intenso trabajo. “Para mí este premio supone el reconocimiento de un periodo de investigación en el cual estoy inmerso, que tiene que ver sobre todo con la interculturalidad a través del arte pero con todo lo que hoy en día estamos viviendo en cuanto a la problemática de convivir diferentes religiones y con todos aquellos que somos laicos”, destacó. En este sentido, Pineda recordó que toda esta propuesta investigadora y creativa le ha llevado a viajar varias veces a países de Próximo Oriente en los últimos años, “para poco a poco encontrar vías de comunicación óptima tanto para nosotros como occidentales como para ellos”, añadió. Por este motivo, tras esta intensa trayectoria el galardonado mostró su satisfacción. “El ser reconocido artísticamente con mi trabajo en un país de Próximo Oriente para mí es un doble premio, que la labor de investigación que estoy llevando está teniendo sus méritos y acertados”, comentó e insistió que si en Europa y España el reconocimiento del arte contemporáneo es difícil en Oriente lo es más todavía.