El catedrático de la Universidad de Zaragoza Vicente José Pinilla planteó esta semana en el Senado que las instituciones planifiquen con “seriedad” en políticas para hacer frente al problema de la despoblación, y que no se dejen guiar por ciclos electorales. Pinilla se pronunció así el pasado lunes en la Comisión especial sobre la evolución demográfica en España celebrada en la Cámara Alta.
Vicente José Pinilla, catedrático del Departamento de Estructura e Historia Económica Pública de la Universidad de Zaragoza, fue el primer experto aragonés que intervino en esta comisión, a propuesta del PSOE, en una sesión que incluyó también como ponentes al profesor de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación de la Universidad del País Vasco, Xabier Aierdi Urraza, y a la directora de Cátedra Extraordinaria de Políticas de Familia de la Universidad Complutense de Madrid, María Teresa López.
Pinilla llamó la atención sobre el hecho de que mientras en Aragón se lleva tiempo hablando sobre esta problemática, en el resto del Estado ha tenido escaso impacto hace hace muy pocos meses. De hecho, desde este departamento universitario llevan dos décadas investigando sobre la cuestión con publicaciones en otros países, pero que después a nadie ha interesado traducir en España.
Publicaciones en las que abordan y analizan el problema pero también proponen actuaciones a desarrollar, comentó Pinilla, quien precisó que la despoblación del medio rural no es un fenómeno exclusivo de España sino que afecta al ámbito europeo y al conjunto de los países desarrollados. “La despoblación rural tiene lugar, dependiendo de los países, entre principios y mediados del siglo XIX hasta nuestros días, y se debe especialmente a la activación de movimientos migratorios entre el campo y la ciudad”, recordó.
Durante su intervención puso énfasis en el fenómeno inédito de recuperación de población que tuvo lugar en la provincia de Teruel a comienzos de este milenio. La causa principal de este fenómeno fue la llegada de inmigrantes, si bien a partir de 2008 la situación cambió de nuevo y volvió a caer la población a causa de la crisis.
Tras hacer un repaso por la evolución demográfica del país, reflexionó sobre qué políticas serían las más deseables para hacer frente a la despoblación, y abogó por aquellas que “se centren en los ámbitos locales porque si son pueblos los que pierden población y su valor de existencia se ve amenazado, tenemos que centrarnos en ellos”.
No obstante, precisó que deberían insertarse esas medidas en espacios más amplios, “porque no podemos delimitar una política para cada núcleo de población; tenemos que darles un cierto carácter más general”.
Insistió en este sentido que son importantes los mercados y la intervención pública, “pero también tenemos comunidades locales que igualmente lo son”, por lo que abogó por contar con su talento, “con su creatividad, con la inclusión de las personas que vayan de otras comunidades y con el arraigo como valores importantes a la hora de diseñar estas políticas”, siendo precisa la implicación de los distintos niveles administrativos implicados y la transversalidad.
Sobre esta cuestión quiso destacar una idea, la necesidad de “planificar con seriedad”. “Sé que a los políticos les presionan los ciclos electorales, las necesidades de hacer algo o de aprobar leyes, pero creo que deberíamos plantear esta cuestión con un horizonte a medio o largo plazo porque haciendo cosas a corto plazo quizá no encontremos demasiados réditos”, señaló.
Sobre actuaciones concretas, apostó por contar con las potencialidades de los territorios y sus recursos endógenos, además de descriminar positivamente las zonas despobladas, facilitar el emprendimiento, diversificar las actividades aparte de la agraria, y adaptar los servicios públicos a estas zonas para garantizarlos.