Joan Santacana: "Un museo como el de la Batalla de Teruel no funciona si no emociona, tiene que causar empatía"
El profesor de la Universitat de Barcelona Joan Santacana Mestre fue quien coordinó en 2008 al equipo que elaboró el proyecto del Memorial por la Paz de Teruel. Museo de la Guerra Civil Española-Batalla de Teruel. Una década después, este experto en museografía didáctica asegura que la propuesta sigue siendo válida además de necesaria
- ¿Cómo diseñaron aquella propuesta, qué les llevó a hacer el planteamiento de un memorial por la paz?
-Hace tiempo ya de aquello, pero fue el Gobierno de Aragón quien se puso en contacto con nosotros para que diseñáramos algo relacionado con la Guerra Civil. Yo lo que propuse fue no hacer un museo al uso sino un memorial, algo que fuera distinto y que estuviese en la línea de la nueva museografía que domina en Europa. La propuesta surgió de la Universidad de nuestro propio equipo y participaron algunos expertos de Teruel y de Zaragoza.
- ¿Que fuese un memorial fue entonces un planteamiento de ustedes, no les vino marcado desde la Administración?
- Sí, es que nosotros nos dedicamos a museografía didáctica y cualquier otra a mí no me interesa, lo que es una museografía pasiva de escaparate; para eso están los escaparatistas que saben vender el producto.
- ¿En qué consiste la museografía didáctica?
- La idea es que el usuario, cuando salga de visitar un museo de este tipo haya cambiado su forma de ver las cosas. Si no hay cambio en la forma de pensar y en la forma de ver las cosas, en el fondo el acto educativo no se ha producido. Un museo de la Guerra Civil se puede hacer en muchos sitios, pero en el caso de Teruel tenía una ventaja, que desafortunadamente en su época estuvo en los dos bandos y fue una ciudad reprimida y martirizada por ambos ejércitos.
- ¿Qué planteamiento hicieron en el proyecto?
- Mi idea era hacer un centro de interpretación de la guerra, un memorial desde la óptica de la población civil, no desde la militar. No era la idea estudiar las tácticas militares y los combates sino verla desde la óptica de la mayoría de la gente, en el sentido de que las guerras las hacen unos grupos pero la sufren la mayoría. Por eso todo el guión está pensado en eso. Claro, cuando se trata de una guerra civil, las razones están repartidas al cincuenta por ciento, por lo tanto ahí hubo una población que primero fue sitiada por unos y después por los otros.
- Es historia que se repite, hoy lo vemos con los casos de ciudades sitiadas como Mosul o Alepo. Nada ha cambiado de ese sufrimiento entre la población civil.
- Es que la guerra tiene unos invariables que se mantienen en el tiempo. Cuando uno lee los testimonios de ciudades sitiadas por la Guerra de los Treinta Años en Europa, o en cualquier ciudad del mundo actual, se repiten los mismos parámetros porque eso no cambia. Lo hacen las técnicas de asedio, pero el sufrimiento de la gente es muy parecido siempre, y transcurren las mismas etapas, unas de esperanza, otras de desconfianza, otras de terror, todo eso se repite.
- Es algo eterno, por desgracia.
- La Guerra Civil española fue el prólogo de una guerra mundial, pero en el fondo también fue un epílogo de un montón de conflictos anteriores.
- Con lo cual tiene mucho que enseñar un memorial como el que se concibe para Teruel. ¿Puede ayudar a educar en la tolerancia?
- La idea con que se concibió el museo era transmitir el horror de la guerra fratricida. Es decir, hay mil formas de solucionar el problema y esto era lo peor que podía ocurrir. Nosotros nos inspiramos en muchos museos aunque en España no había.
- ¿Sigue sin haberlos?
- Sigue sin haberlos porque la Guerra Civil sigue sin estar digerida, por lo tanto no tenemos ejemplos en España pero sí en Europa. La zona de la Alsacia, entre Francia y Alemania, ha cambiado de manos un montón de veces. En los años 40 o 50, alguien que tuviese 90 años había nacido francés, luego pasó a ser alemán, y volvió a cambiar varias veces de nacionalidad. ¿Qué sentía esa gente? Estaban hartos. Cuando ahora se visitan los museos de esa zona, uno se da cuenta que son auténticos memoriales porque los alsacianos no se imaginan que esto pudiera ocurrir otra vez. Ese es un tema hoy para meditar y para el turismo cultural. Nosotros lo que pretendíamos hacer en Teruel era algo parecido, es decir, intentar que por lo menos en alguna parte de España existiera un memorial de la guerra en el que se reflejara sobre todo esa visión.
- ¿La propuesta de contenidos que hicieron seguiría siendo hoy vigente?
- Serviría y ahora es más fácil. Cuando los pensamos, nosotros siempre trabajábamos en esa época con empresas que utilizaran tecnologías audiovisuales punta. Este proyecto hace diez años era caro, pero ejecutado ahora sigue siendo válido y se ha abaratado muchísimo la tecnología. El guión narra cosas que no pasan de moda y las fórmulas narrativas están vigentes.
- ¿Saldría más económico hacerlo, incluso?
- Si se volviese a recalcular es muy probable que saliese más barato. También es cierto que en esos diez años ha habido muchos cambios y la población se ha acostumbrado a los smartphones y a la realidad aumentada y virtual. El cine incluso ha cambiado y las secuencias son mucho más cortas. Habría que adaptarlo, pero no creo que tanto, porque sigue siendo válido, y además nosotros lo habíamos pensado como un sistema móvil.
-¿A qué se refiere?
- Era un sistema modular con módulos que se podían intercambiar, es decir, que se podían ir modificando para que el museo no fuese siempre lo mismo. El problema que a veces hay en algunos centros de interpretación, y que es el peor enemigo, es que el público diga “ya lo he visto”. Esto lo habíamos previsto para que se pudiese cambiar de forma fácil. Con los técnicos de la DGA vimos diversos edificios y yo les planteé que más que utilizar un edificio que habría que rehabilitar, que se hiciese una construcción nueva pero muy simple, que el contenedor no fuese el protagonista del museo como ocurre muy frecuentemente.
- ¿Qué ventajas ofrece eso?
-Que tienes un contenedor muy flexible. Rehabilitar un edificio antiguo es muy importante pero suelen consumir una parte importantísima del presupuesto de los museos actuales. Un museo moderno necesita unas instalaciones parecidas a salas de multicines, en donde la tecnología domina porque el componente audiovisual es muy importante. El contenedor ha de ser muy maleable, muy simple en el fondo, y esta era la idea, para que se pudiese cambiar con facilidad y los recursos a invertir no se destinaran al ladrillo.
- ¿La ciudad de Teruel es adecuada para albergar unas instalaciones así?
- A?nosotros el encargo nos llegó a través de la DGA, pero ellos habían hablado con gente muy experta antes. Uno de los que más influyeron en el proyecto fue el que había sido coronel Cardona, que era un experto en historia militar y de la Guerra Civil. Desgraciamente murió, pero fue él quien insistió que si en algún lugar había que hacer un memorial de este tipo tenía que ser en Teruel. Y la historia le da la razón a la ciudad en eso. Por otra parte es una ciudad de tamaño medio pequeño, que son las ideales para ese tipo de equipamientos, y al ser único no tiene competencia.
- ¿No hay nada de nada?
- El único que le podría hacer competencia es el Museo del Ejército en el Alcázar de Toledo, pero ese museo es militar. Y además ese sitio tiene una connotación ideológica evidente de media España, no como Teruel que tiene las dos. Y luego yo pienso que en Teruel era la forma de completar algunos de los equipamientos turísticos que hoy quedan un poco cojos, y me refiero a todo el dispositivo que trata sobre los dinosaurios. Era un forma de que el turismo cultural accediera también al centro de la ciudad y no se quedara solo en la periferia.
- ¿Reforzaría el potencial turístico de la ciudad una infraestructura de este tipo?
- Es importante porque fuerza de alguna forma al usuario a hacer una pernoctación. Hay que tener en cuenta que el turismo cultural funciona como las calles de los bares. A un bar en una calle puede que no entre nadie, pero en una calle con treinta bares se llena. El turismo cultural funciona de la misma forma, y un solo equipamiento de estas características, salvo que sea algo único, no acaba de funcionar y lo hace mucho mejor cuando hay tres o cuatro o diez. Cuantos más hay mejor funciona, por lo tanto la idea de algunos de los técnicos de la DGA creo que era esa.
- Me asegura que no tendría competidor.
- En principio no, el Museo del Ejército desde luego que no, tal vez los competidores que podría tener serían los pequeños equipamientos de la Batalla del Ebro, pero están dispersos por el territorio y para el turismo lo mejor es poner un motor que no diez bicicletas. La apuesta es hacer ese museo en Teruel atrae mucho más que lo que hay en los escenarios de la Batalla del Ebro.
- Lo didáctico y lo lúdico son fundamentales en los contenidos. Me comentaba que se quieren fijar en el sufrimiento de la población, ¿cómo se puede conseguir esa empatía?
- Un equipamiento de estos si no emociona no funciona, es lo que nos mueve a todos. Tiene que desencadenar reacciones empáticas y emotivas. La idea es que emocione, y si no recuerdo mal el guión central se basaba en textos de Max Aub porque queríamos utilizar una fuente primaria que fuese muy emotiva, y esos textos le daban fuerza. Tiene que emocionar, si no lo hace, no sirve a su función.
- ¿Cómo se educa a través de un museo?
- Con la didáctica yo puedo capturar una mente de dos formas, o bien por un razonamiento lógico, deductivo hipotético muy potente que me va metiendo dentro, o bien por una reacción emotiva. En un memorial de una guerra tiene que haber las dos cosas, pero la emotiva es lo primero porque entramos a través de la emoción. Las emociones son las que nos mueven en realidad.
- Todavía hay gente que rechaza este tipo de proyectos porque consideran que no se debe hablar de la Guerra Civil. ¿Cómo se puede rebatir ese punto de vista?
- Esta es una guerra que ocurrió hace 80 años. La Segunda Guerra Mundial es más reciente y la mayoría de países europeos no viven con el trauma de ella. Los holandeses no viven traumatizados por haber sido invadidos, ni la juventud francesa lo piensa. ¿Qué ocurre en España? Hoy la mayoría de la población no la conoció e incluso muchos, los jóvenes, no saben ni lo que es. No es cierto que haya un rechazo, solo lo hay por unas élites muy rancias de uno y otro lado y depende de la zona donde uno viva. La gente que milita en ideologías derechistas suele no querer hablar de la memoria histórica en las zonas que dominó el franquismo en un primer momento, mientras que la gente que militó en zonas de izquierda tiene mucho cuidado en hablar de la memoria histórica en los territorios en los que venció la República en un primer momento. Todos los conflictos civiles más recientes han sido superados y este no. Yo me imagino que esto se debe a una serie de prejuicios y sobre todo a la forma como se realizó la transición política en España, puesto que en el fondo fue un pacto de silencio, y los silencios en historia no funcionan. La historia es muy insistente y pesada, la puedes tener ahogada durante 200 años y resurge. La historia resucita con una fuerza terrible y cuanto más se quiere ocultar más resucita.