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El Instituto Valle del Jiloca de Calamocha ha llevado a lo largo de la semana pasada y por segundo año consecutivo el programa titulado “Pioneras”, con lo que celebró el Día Internacional de la Mujer. Una de las actividades realizadas fue el homenaje con unas entrevistas por parte de los alumnos a las primeras bailadoras del emblemático Baile de San Roque, Fabiola Peiró y Pilar Benedicto, que a mediados de los años 70 decidieron participar en el dance, hasta entonces tradicionalmente masculino. El pasado 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, se puso en la plaza del Peirón de Calamocha una faja azul en la que se leía “Yo también soy bailadora”.
El director del IES Valle del Jiloca, Chabier de Jaime”, manifestó que el Instituto por segundo año consecutivo estaba llevando el programa “Pioneras” con lo que se celebra el Día Internacional de la Mujer. “El objetivo del mismo es reconocer el papel de diversas mujeres que, en distintos momentos de la historia y en diferentes ámbitos de la actividad humana, han sido capaces de abrir nuevos caminos de participación en la sociedad que, hasta el momento, les estaban limitados por su condición femenina”.
Para la celebración del Día Internacional de la Mujer profesores y alumnos del IES Valle del Jiloca elaboraron un extenso programa que coordinó la profesora de física y química del centro, Beatriz Pamplona.
En este año se ha elaborado un vídeo con los testimonios de antiguas alumnas del IES Valle del Jiloca que se han abierto un futuro profesional en el ámbito de las Ciencias Sociales, las Humanidades y el Arte, explicó Beatriz Pamplona. En la pasada edición el documental fue para las mujeres que lo hicieron en el ámbito científico.
Asimismo, dentro del extenso programa elaborado para la celebración del Día Internacional de la Mujer destacó el homenaje que se rendió a Fabiola Peiró y Pilar Benedicto, las primeras calamochinas que hace casi cuarenta años decidieron participar en el Baile de San Roque, dance hasta entonces tradicionalmente masculino.
Bajo la coordinación de la profesora Marta Domínguez y alumnos de primero de la ESO se realizaron entrevistas a las dos pioneras del baile de San Roque en Calamocha.
El cartel del programa de Pioneras resalta con color a estas dos bailadoras en el marco del resto de sus compañeros en una foto histórica de dicha procesión calamochina. Además, el día 8 de marzo, en la escultura del bailador del monumento de San Roque situado en la céntrica plaza del Peirón se colocó una faja azul con un cartel con el lema “Yo también soy bailadora”. La faja la puso la alumna Laura Pinazo Gómez, bailadora del dance de San Roque en Calamocha. Laura Pinazo reseñó que la imposición de la faja era un homenaje a las primeras bailadoras y que le parecía muy justo hacer esta distinción.
Fabiola Peiró, hoy doctora y su amiga Pilar Benedicto, enfermera, recordó que fue en 1975 con 17 años cuando participaron en el dance del Baile de San Roque de Calamocha.
Una de las dos entrevistas realizadas a las dos pioneras danzantes por alumnos de primero de la ESO del Instituto de Enseñanza Secundaria Valle del Jiloca, la de Fabiola Peiró, recoge el siguiente texto:
- ¿Qué os motivó para comenzar a bailar en las fiestas patronales en un baile de tradición exclusivamente masculina?
- Precisamente eso. Pensar que no tenía que ser algo que excluyera a las mujeres con el argumento de que siempre había sido así.Las cosas están para cambiarlas si crees que no son justas o se basan en ideas que tú consideras equivocadas.
- ¿Recordáis cuál fue vuestro primer pensamiento cuando empezasteis a bailar?
-Que habíamos conseguido estar allí pese a las dificultades.
- ¿Cómo os sentisteis al concluir el baile? ¿Emocionadas? ¿Avergonzadas?
-Emocionadísimas. De ninguna manera nos parecía que habíamos hecho algo reprobable. Todo lo contrario.
-¿Vuestros amigos os hicieron algún comentario prejuicioso o machista sobre vuestra actitud del tipo “ lo habéis hecho por ligar o llamar la atención”?
-Abrir una brecha nunca es fácil. Y ser el primero que hace algo inusual te expone a la crítica de los demás. En nuestro caso, nuestros amigos no lo entendieron en un primer momento. Hubo que explicarles muchas veces por qué lo hacíamos. Ahora, y con la perspectiva que da el tiempo, creo que lo que querían era preservarnos de las críticas de la gente que, estaban seguros, íbamos a tener que soportar.
-¿Vuestros compañeros bailadores os apoyaron u os rechazaron?
-Desde luego, no nos dejaron bailar junto a San Roque. Cosa que de ninguna manera pretendíamos. Y encontramos a quienes nos dejaron poner a su lado. Algo que les agradecimos en su momento y con el paso del tiempo todavía más, porque para ellos no tuvo que ser fácil saltarse las normas de toda la vida para permitir que abriésemos el hueco a las mujeres en algo a lo que considerábamos que teníamos el mismo derecho que ellos.
-¿Cuál fue la reacción de vuestra familia? ¿ Y la reacción femenina en general del pueblo?
-Realmente no sé cómo percibieron el gesto las personas que nos vieron bailar o aquellas a quienes se lo contaron. Nosotras no percibimos ni rechazo ni apoyo.
-¿Se lo propusisteis a alguna más y se negó?
-No se lo propusimos a nadie. Era algo que las dos, Pili y yo, teníamos muy pensado y decidido. Y que para bien o para mal, nos iba a pertenecer a las dos siempre.
-¿Llevabais el mismo traje que vuestros compañeros?
-Sí. Como sabéis es pantalón y camisa blanca, faja azul y pañuelo.
-¿ Se habló del tema los días posteriores?
-Sí, claro. Con nuestros amigos tuvimos discusiones acaloradas. Pero como somos eso, amigos, pues la sangre no llegó al río. Y quiero creer que al final nos entendieron.
-¿Recordáis qué días de fiesta bailasteis?
Sí. Todos los días en los que se baila a San Roque. Por el pueblo y, por supuesto, hasta su ermita.
-¿Bailasteis alguna vez al lado de San Roque?
-No, nunca. Porque hay que ser respetuosos también con lo establecido. Y el bailar a su lado no lo decide uno y lo hace. Es un honor que se gana. Los bailadores tienen su lugar en las filas que siempre es el mismo. Se va adelantando puestos sólo si los que van delante de ti, por el motivo que sea, dejan de bailar.
-¿Cuántos años estuvisteis bailando?
-Sólo uno. Porque así lo decidí de antemano. Lo que yo quería era abrir la brecha por la que las mujeres pudieran entrar en los años sucesivos. Pili y yo creíamos que la emoción de bailar al santo nos pertenecía tanto a nosotras como a ellos y que no había motivos para que nos negaran sentirla. A la vista de lo que ocurrió en años sucesivos y hasta hoy, las mujeres hemos sabido aprovechar el hueco que quedó abierto ese día.
Pr. ¿Erais el centro de atención de la procesión?
-En ese momento no lo sentimos así. Sólo estábamos disfrutando de nuestro sueño cumplido y lo demás nos daba un poco igual.