

Más de 1.700 personas, según las previsiones de la organización al cierre de esta edición, se dieron cita en la novena edición del Festival Tamborilé de Mezquita de Jarque que volvió a reunir a público de toda edad y condición para rendir culto a la música de calle, que en Mezquita tiene cabida desde la charanga de toda la vida hasta el espectáculo pirotécnico más elaborado.
El calor y la ausencia de tormentas, el excepcional programa de actuaciones con nueve bandas de todo el mundo y las ganas de fiesta que hay a estas alturas del año, casi finiquitada la primavera. hicieron que esta nueva edición de Tamborilé, única cita aragonesa dedicada a la música de calle y una de las tres que existen en España, volviera a registrar números de récord.
Según Germán Ramo, de la organización, en la comida del mediodía se dieron cita 400 personas, unas cincuenta más que el pasado año, “a pesar de lo cual pudo repetir quien quiso”.
Durante la mañana y hasta última hora de la tarde Tamborilé fue una especie de aperitivo, para entrar en calor, de lo que llegó después. Especialmente gracias a la gran novedad de este año, la sonorización de un gran escenario situado en la plaza principal de Mezquita de Jarque.
[gallery link="file" columns="4" ids="84421,84419,84417,84416,84415,84414,84413,84412,84410,84405,84402,84401,84400,84399,84398,84397,84396,84394,84392,84388,84386,84382,84379"]“Nuestra intención es seguir manteniendo la filosofía de la música de calle”, explicaba ayer Germán Ramo, “pero nos dimos cuenta de que por la noche había tanta gente que en algunos momentos las bandas casi no se oían”. Como además muchos de los grupos de calle comienzan a ser llamados para actuar en salas convencionales, estos empiezan a incorporar en sus repertorios espectáculos amplificados, enchufados, “lo que nos permite verlos en otro formato, que muchas veces es totalmente espectacular”.
Así, el electroescenario de Tamborilé IX?se estrenó con el grupo francés No water please a las 00.30 horas, siete horas después de que actuaran en el segundo de los tres pases que ofreció (el otro fue a las 13.30 horas). La formación francesa, con 10 años de giras y más de 600 conciertos europeos a sus espaldas, presento su nuevo disco Brass Band, junto con algunos temas de sus cuatro trabajos anteriores. Composiciones propias en las que la energía y el buen humor fueron la tónica general, mezclando sonidos New Orleans, jazz, punk, afro y ska.
Además, al cierre de esta edición estaba previsto que los portugueses de Kumpania Algazarra actuaran en el escenario sonorizado a las 2.00 horas y Missión Delirium, de EEUU, lo hiciera a las 4.15 horas.
Pero además ayer en Mezquita de Jarque pudo escucharse la espectacular formación colombiana Aainjaa, que está considerada como una de las mejores batukadas del mudo, o Deabru Beltzak, una formación de percusión vasca que trajo hasta la localidad turolense el espectáculo Tambours de Feu, con un importante aparato pirotécnico.
El grupo turolense Tambores de Teruel, los Klandestinos de Guadalajara o Mekánica, de Galicia, que realizó dos pases, el últmo de los cuales cerró el festival, completaban en cartel.
Un Festival que crece
En Mezquita de Jarque están orgullosos de su festival y el público sigue respondiendo a la llamada de una cita que, nueve años después de su creación, no da síntomas de agotamiento.
Lo organiza la asociación Tamborilé, creada ex profeso para el Festival, unos tres años después de que arrancara. Actualmente entre 15 y 20 personas participan activamente en la organización, y lo mejor es que, según Germán Ramo, la gente joven del pueblo empieza a vincularse a la asociación y el festival, “a pesar de que pudiéramos pensar que la música de calle es muy distinta a lo que los más jóvenes suelen escuchar”.
Una de las claves del éxito del Festival es el gran cartel que elaboran, de suerte que en nueve años han pasado por Mezquita de Jarque las mejores bandas de música de calle a nivel mundial. El estrecho seguimiento que hacen desde la organización de Tamborilé de estos grupos, ayudado por la cercanía de uno de los otros dos festivales nacionales de música de calle que hay en España, el de Amorebieta, que tendrá lugar la próxima semana y que hace que muchas bandas europeas del género tengan España en su punto de mira.
Todos los años ronda entre los 1.500 y los 2.000 espectadores, una cifra sin embargo imposible de calcular con exactitud ya que, a lo largo de todo el día es numerosa la gente que va y viene, según edades y gustos. Una cifra que satisface a la organización:?“En principio no podemos decir que estemos cerca de nuestro techo”, bromea Ramo, “porque las calles del pueblo son grandes y aquí cabe mucha más gente”. “Sin embargo creo que es una cifra para estar contentos, porque además da la sensación de que cada año se incrementa un poquito más”.
Por lo demás, un exiguo presupuesto de unos 20.000 euros, según Germán Ramo, dan para que durante todo un día Mezquita de Jarque se ponga patas arriba ofreciendo un espectáculo atípico, divertido, difícil de encontrar y de una calidad artística y cultural inobjetable.