Sergi Garcia curso trufa
La producción de trufa tiende a regularizarse gracias al cultivo y, sobre todo, al regadío de las fincas. Esto puede contribuir, a juicio del ingeniero de montes Sergi García Barreda, a que sean más negocios de alimentación y restaurantes los que se animen a utilizar un producto que ahora tiene un precio muy variable y en ocasiones escasea en el mercado. “El precio estable y relativamente asequible puede ayudar a las empresas a incorporarla”, dice García. El experto ofreció ayer una conferencia en el curso de truficultura práctica organizado por la Universidad de Verano de Teruel- Fundación Antonio Gargallo.
La tercera edición, que arrancó ayer en Mora y cuenta con prácticas de campo y laboratorio es la más numerosa de las que se han realizado y 62 personas se forman durante toda esta semana en aspectos tan variados como el adiestramiento de perros, la historia de la truficultura o los controles de calidad en planta, que fueron algunos de los temas que se abordaron ayer. Además de la UVT, en la organización colabora el Centro de Investigación y Tecnología Alimentaria de Aragón (Cita) y la Asociación de Truficultores y Recolectores de Trufa de Teruel (Atruter).
El presidente de Atruter y director de la actividad formativa, Julio Perales, subrayó la gran demanda que hay puesto que, además de las 62 plazas atendidas, una decena de personas han quedado en lista de espera. Una quincena de personas son de la provincia de Teruel mientras que el resto proceden de diversos puntos de España.
María Martín Santafé, que es ingeniero de montes además de la secretaria del curso, fue la encargada de abrir las sesiones con una ponencia sobre biología y ecología de la trufa.
Sergi García ofreció una charla por la mañana sobre aprovechamiento y gestión de la producción silvestre. El experto indicó que el porcentaje procedente de la silvestre es reducido en España, solo de entre el 10 y el 20% –siendo optimistas- de la producción total. De todas formas, aclaró que la merma en la silvestre se ha compensado con el aumento de cultivada y en los últimos años se han recogido en conjunto en torno a 45 o 50 toneladas.
Francia, que es uno de los principales productores y sobre todo consumidores, recoge entre 40 y 60 toneladas, pero la demanda de su mercado llega, según estimaciones de la Federación de Truficultores francesa, hasta las 350 de las en torno a mil que se podrían consumir en el mundo. Por eso prácticamente toda la que se recoge en territorio español va allí.
No obstante, Sergi García alertó del riesgo que hay de desestabilización en el mercado a consecuencia de la escasez y los precios desorbitados. Precisó que las familias francesas tienen mucha cultura de consumo, sobre todo en fechas puntuales, pero advirtió de que las que dejan de adquirirla por cuestiones económicas es difícil que vuelvan a demandarla en años sucesivos.
Controles de calidad
El último en intervenir fue Sergio Sánchez, ingeniero agrónomo e investigador del Cita, que centró su ponencia en la producción de planta y en las características de un control de calidad. Sánchez les habló de la importancia que tiene tanto el porcentaje de micorrización como el número de ápices micorrizados.
El experto señaló que los viveros españoles cada vez producen planta de mayor calidad, pero instó a todas aquellas personas que quieren poner una plantación a realizar análisis moleculares. “Todos los lotes que están evaluados son una garantía para el consumidor”, dijo. Esa garantía es fundamental en un cultivo cuyos resultados son inciertos por lo que hay que asegurarse, al menos la planta y el terreno.