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El taller de empleo de Utrillas avanza en la restauración de la locomotora 31

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El Taller de Empleo Utrillas motiva, que tiene una duración de 6 meses, comenzó a mediados de diciembre y está compuesto por nueve alumnos mayores de 25 años, un profesor y un director, además de contar con la colaboración de la experiencia de la Asociación de Amigos del Ferrocarril y el Tranvía de Zaragoza para la impartición de clases técnicas sobre maquinaria ferroviaria. El objetivo del taller de empleo es la formación de los alumnos en el funcionamiento de estas máquinas de vapor, para que adquieran conocimientos de mecánica. Con ese fin se imparte el certificado de profesionalidad Operaciones Auxiliares de Fabricación Mecánica y clases prácticas dirigidas por un técnico y por el director de la escuela. Así mismo se ha firmado un convenio con el Instituto Lázaro Carreter para la utilización de los talleres para fabricar piezas de repuesto para la locomotora número 31, en la que se está actuando. Actividades En el taller se les enseña la utilización de herramienta especializada, mecanizado, metalurgia y el funcionamiento de máquinas de vapor, restauración de piezas como son la eliminación de óxido, reparación de casquillos,  chapa, bulones, soldadura, pintura, ajuste, calderería, entre otros. El reto de los alumnos de este Taller de Empleo es recuperar esta mítica máquina y ponerla en funcionamiento junto a la locomotora Hulla en el Parque Temático de la minería y el ferrocarril, un trabajo que requiere la implicación del Ayuntamiento de Utrillas, los alumnos del taller de empleo con sus profesores y la Asociación de Amigos del Ferrocarril y el Tranvía, para completar el recorrido turístico. La máquina de vapor que se restaura estuvo expuesta 25 años a la intemperie, en plena travesía, lo que ha ocasionado un elevado desgaste y deterioro. La 31, también denominada Palomar según ha aparecido en papeles de Minas y Ferrocarriles de Utrillas, dejó de utilizarse en el año 1966, al igual que el resto de las máquinas de vapor y quedó aparcada, junto a las otras nueve, en el lavadero de carbón que MFU tenía en Utrillas. Allí descansaron hasta que a comienzos de los 80 los aficionados ingleses y alemanes comenzaron a interesarse por ellas y compraron todas, salvo la 31. Esta fue una de las últimas en las que se llevó a cabo una reparación por lo que los mineros sabían que funcionaba, según explicó Carlos Abadías, vicepresidente de la Asociación Zaragozana de Amigos del Ferrocarril y el Tren (Azaft). El número 31 es el que le dieron los militares españoles a esta máquina que se construyó durante la primera guerra mundial para realizar el trayecto Alemania-Turquía. Tras el conflicto se vendió a España y fue a parar a Utrillas, donde dentro de poco transportará a turistas. Esta no fue la única que adquirieron al ejército, ya que también tenía esa procedencia la número 32, y ambas eran muy útiles para el uso minero debido a su elevada potencia.