El sexo de las trufas o las principales plagas que afectan a las plantaciones de Tuber melanosporum fueron dos de los temas más interesantes de los que se abordaron durante la primera jornada del Curso de Truficultura Práctica organizado por la Universidad de Verano de Teruel (UVT) Fundación Antonio Gargallo. En la actividad, que comenzó ayer y concluirá el próximo jueves, participan 52 alumnos, pero otra docena de personas se ha quedado en lista de espera debido a que el carácter eminentemente práctico del curso impide abrirlo a más gente.
Entre los participantes hay personas procedentes de diversas provincias como Castellón, Álava, Gerona, Ciudad Real, Lérida o Barcelona, y también dos alumnos que han acudido desde Francia y Chile. La secretaria del curso, María Martín, explicó que los asistentes se dedican profesionalmente a sectores dispares ya que aunque hay un buen número de estudiantes, también hay interesados en montar una plantación, investigadores de empresas o gestores de fincas, entre otros.
En este sentido el director de la Fundación Antonio Gargallo y responsable de la UVT, José Manuel Latorre, comentó que los temas que se abordarán durante los próximos días son similares a los que ya se trataron en el curso celebrado el año pasado para así atender a las numerosas peticiones que se recibieron y que no se pudieron atender por falta de plazas. Las sesiones teóricas se compatibilizarán con salidas al campo para conocer viveros, empresas de transformación y plantaciones y también con sesiones de laboratorio en las que los asistentes podrán familiarizarse con la micorrización y aprender a identificar el micelio de melanosporum.
Herramienta demográfica
A la presentación de ayer por la mañana acudieron también el alcalde de Mora de Rubielos, Jorge Alcón, y la presidenta de Gúdar-Javalambre, quien destacó la importancia que ha tenido la trufa para "colocar en el mapa" a la comarca. Pero además, señaló que el hongo "es una herramienta para que nuestra población viva en el territorio, es una forma de asentar gente". Por su parte Latorre agradeció el apoyo de las instituciones –entre ellas la propia Comarca o los Ayuntamientos de Mora y Sarrión– a la hora de sacar adelante una actividad que, por otra parte, cuenta con una gran demanda de público.
Una de las charlas que más interés despertó fue la que pronunció sobre biología y ecología de la trufa María Martín, que además es la secretaria del curso. Así, además de conceptos básicos para que los participantes puedan comprender el resto de las charlas y sesiones de laboratorio de los próximos días, la investigadora habló sobre algunos de los estudios que se están desarrollando en la actualidad acerca del sexo de las trufas. Martín explicó que ya en vivero se detecta que en cada planta predomina un sexo sobre otro y también en campo se han hecho estudios y "se ha visto que en cada árbol aparece uno". Por eso, lo que están investigando es "donde está el otro sexo y cómo se puede favorecer" su presencia de cara a aumentar la productividad. Lo que tienen claro los investigadores es que si no se dan los dos sexos el árbol no fructifica y no se produce trufa y se preguntan si ésta será la causa de que algunas de las plantaciones nunca hayan dado frutos.
Una de las opciones que barajan es alternar un árbol de cada sexo para comprobar si así se aumenta la productividad, aunque como dejó claro la experta, el tema está aún en proceso de estudio.
Los encargados de cerrar la jornada de ayer fueron Araceli Ortiz y Pedro Zuriaga, técnicos del laboratorio de Sanidad Forestal del Gobierno de Aragón, que hicieron un repaso por las consultas más habituales relacionadas con encinas. Los expertos hablaron a los asistentes de todas las plagas que pueden encontrar en sus plantaciones y les mostraron las diferencias entre aquellas que pueden causar problemas y las que no.
Una de las principales plagas que afectan al desarrollo de la Tuber melanosporum es el quermes o cochinilla de la trufa, que perjudica a la carrasca. No es habitual el uso de pesticidas en las plantaciones truferas debido a que cualquier aporte químico puede dañar la simbiosis entre encina y hongo. Sin embargo, para paliar esta plaga en sus primeras fases sí existen insecticidas, según manifestó Araceli Ortiz. Más difícil de tratar es el Leiodes cinnamomeus una larva que se alimenta de trufa perforando su interior. La investigadora matizó que afecta a las truferas que están en plena producción y apuntó que en la actualidad están desarrollando estudios en varias fincas de Gúdar-Javalambre para saber cómo le influyen diversos parámetros, como la temperatura. Ortiz matizó que la sanidad forestal es "preventiva" y por ello abogó por "estar alerta ante cualquier cambio que se observe en la planta".
Autor:M. Cruz Aguilar Mora de Rubielos