trufa tasmania
La producción de trufa en el mundo va en aumento. Los países con tradición trufera, como Francia, España o Italia, cuentan cada vez con más hectáreas plantadas –en conjunto crecen a un ritmo de más de 2.000 hectáreas al año– y a ellos se suman otros lugares que están viendo en la Tuber melanosporum una posibilidad de cultivo rentable.
Cuando todas las hectáreas que hay sembradas en el mundo comiencen a producir, la ley de la oferta y la demanda en lo que respecta a la trufa cambiará sustancialmente, según matizan los expertos. “El mercado es global, cualquier seta viaja ya en avión y además la trufa se puede pagar el pasaje”, especifica Marcos Morcillo, de Micología Forestal y Aplicada, Micofora.
El experto indica que el cultivo trufero es una realidad en lugares como Australia o Chile, donde además la producción por hectárea es muy superior a la europea. Allí los suelos son muy ricos y cuentan con más precipitación –además de riego en algunos casos– algo que propicia que la producción llegue a las 400 toneladas por hectárea, un sueño para los truficultores españoles que, solo con regadío y una óptima gestión de la plantación, pueden llegar al medio centenar.
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Además, alerta que los terrenos en los que se pueden cultivar trufa en lugares como Sudáfrica o Nueva Zelanda son muy abundantes. “En Sudáfrica hay tanto terreno óptimo como la superficie de España”, señala el experto, quien añade que en este país el suelo es muy barato, al igual que la mano de obra, y no hace falta encalar para regular el ph, algo que sí es necesario en otros lugares con suelos más ácidos como Australia o Israel. De hecho, la incorporación de otras latitudes al cultivo ha demostrado que en truficultura no está todo dicho y que hay muchas fórmulas para producir el diamante negro.
Más tecnificación
Otro de los aspectos que hay que destacar en los países que se suben al carro de la truficultura es la tecnificación y análisis de las plantaciones. Se trata de un cultivo que tarda varios años en producir –en España a partir de los 7, pero en otros países se inicia la recolección en la mitad de tiempo o antes–, por lo que es importante saber con antelación si debajo del suelo hay vida.
Fuera de España las plantaciones “son proyectos de inversión muy tecnificados”, matiza Morcillo, quien reconoce que España poco a poco se está subiendo al carro de la investigación en torno a las plantaciones. En otros países, como Australia, ya existe un certificado para las plantas de vivero y también es habitual realizar análisis de ADN a los terrenos para conocer si hay micelio o no. “Hacen incluso análisis foliares para saber qué nutrientes le faltan al árbol”, relata el responsable de Micofora.
Un aspecto que sorprende es el talante emprendedor y casi aventurero de los que se animan fuera de Europa a iniciar un cultivo en muchos casos sin precedentes.
Drenaje
Marcos Morcillo relata al respecto que hay lugares donde han tenido que colocar canales de drenaje en las plantaciones, como en la zona norte de San Francisco. “Piensan que no hay nada imposible y no dudan en invertir lo que sea necesario para lograrlo”, dice el experto.
Las plantaciones de trufa tienen diversas dificultades añadidas con respecto a un cultivo convencional. Por un lado, al ser inéditas en muchos países no existen árboles que produzcan el hongo y hay que habilitar viveros para la micorrización puesto que las leyes prohíben la entrada de plantones de fuera.
En algunos lugares no es factible cultivar Tuber melanosporum, que es la más codiciada por su elevado precio en el mercado, pero están plantando otras. Es el caso de Inglaterra, donde la trufa de verano debido a la climatología se recolecta en otoño, cuando está en óptimo estado de maduración, huele mejor y alcanza un precio más alto en el mercado. También en Suecia y Finlandia han iniciado ya la plantación de trufa de verano, un mercado que va creciendo, aunque de momento aún lo hace de forma tímida.
Otro productor importante es China, que es el mayor exportador de trufa –eso sí, indicum– del mundo. Aunque está considerado un hongo de calidad ínfima, Marcos Morcillo advierte que principalmente se debe a que no se recolecta en su óptimo estado de maduración puesto que no usan perro, una herramienta con la que ya están empezando a trabajar y que puede cambiar la valoración que se hace a nivel aromático de la trufa asiática.