"El concurso del cartel de la Vaquilla". Artículo de opinión del el diseñador Juan Benavente Valero
Por Juan Benavente Valero, ganador del concurso anunciador de las Fiestas del Ángel de 2000
Hace diecisiete años gané el concurso del cartel de La Vaquilla, y ya que yo mismo me presenté a este concurso, quiero ayudar a mejorarlo. Voy a intentar explicar lo que he aprendido desde entonces.
En los concursos especulativos se pide a muchos que trabajen gratis y se paga solo uno. Es un sistema simple y barato para el convocante, pero también falto de rigor y seriedad. El Ayuntamiento pide públicamente el diseño del cartel de las fiestas, recibe propuestas gratis y se queda (paga) la que más le gusta. ¿Y el resto de trabajos?
Durante varios años he ido viendo los carteles de las Fiestas del Ángel. No entraré en valoraciones de calidad o técnica, pero opino que los resultados podrían haber sido mejorables.
Cuidado, no quiero culpar a los participantes. Analizando mi propio diseño ahora, también lo veo muy mejorable desde el punto de vista profesional. Esa no es la cuestión. Bastante hacen los participantes que lo único que tienen es la ilusión de hacer el cartel de las fiestas de la ciudad. Lo que quiero transmitir con esto es que el resultado cuestionable es la consecuencia de un mal proceso de encargo, no de los diseños presentados. Mejorar el sistema es responsabilidad del convocante, es decir del Ayuntamiento de Teruel.
Hay varias razones por las que los diseñadores profesionales no se presentan a este tipo de concursos, y si lo hacen, es invirtiendo el mínimo potencial al no encontrar las condiciones básicas para poder hacer bien su trabajo, por lo que la calidad disminuye. El concurso se desprofesionaliza.
Los concursos especulativos son terreno fértil para “concursicidas" profesionales, gente que se presenta a todos los concursos del territorio español, sin perder tiempo es su realización, copiando cualquier cosa que se pueda acoplar a la temática, o directamente plagiando otros carteles.
Esto no solo puede afectar al resultado si no que, además, perjudica gravemente la imagen de la ciudad y su fiesta, como ha ocurrido en muchos concursos.
La Vaquilla, como Las Bodas de Isabel de Segura, la Semana Santa o las Fiestas del Jamón, son celebraciones que forman parte de nuestro patrimonio cultural y que conforman la imagen que proyectamos de nuestro municipio.
Planteemos también el tema de una manera más pragmática: Por la repercusión económica de este tipo de festejos, unida a los valores sociales y a la riqueza cultural que representan, ¿no se debería prestar más de atención a la forma en que se comunican? ¿No se debería transmitir, a través del buen diseño, todo su valor? La manera actual de contratar el cartel de La Vaquilla mediante el sistema de concurso especulativo no profesional y a bajo precio ¿es la mejor fórmula?
En el libro Tesoros ocultos del patrimonio artístico de la ciudad de Teruel, aparece un apartado dedicado a la cartelería de las Fiestas de Teruel. El cartelismo es tratado como una parte importante de nuestra cultura y de nuestro patrimonio. Los autores de libro Ana Ágreda Pino y Vicente David Almazán, autores también del libro Los Carteles de las Fiestas de Teruel, 1940-2000, resumen con cuatro ejemplos la colección de carteles que posee el Ayuntamiento de Teruel. Debemos sentirnos orgullosos de aquellos maestros en los cuales los gobernantes depositaron su confianza y que tanto aportaron a la riqueza cultural de nuestra ciudad.
Actualmente para obtener un buen resultado de diseño es imprescindible tener un buen sistema de encargo. Un proceso donde diseñador y cliente trabajan en estrecha relación para alcanzar un mismo fin: lo mejor. Esto es imposible con la vieja fórmula de los concursos especulativos.
El diseñador debe participar, incluso configurar la estrategia de comunicación asesorando al Ayuntamiento desde los inicios del proceso, aportando su visión social, creativa y profesional.
Por otro lado, el cartel, que sigue siendo un soporte importante de comunicación, en la actualidad solo es el principio de multitud de aplicaciones y formatos que forman parte de una misma identidad que deberá ser desarrollada por el creador de la imagen.
Por todo ello, el concurso debe cambiar y profesionalizarse para seguir mejorando. Pero lo más importante es que existen sistemas de selección y encargo igual de abiertos y democráticos donde no se especula con el trabajo de los participantes y donde se garantiza la obtención de unos resultados óptimos.
Las instituciones públicas no siempre están obligadas a contratar servicios a proveedores externos mediante concursos públicos. Pero en el caso de que se quiera o se deba hacer mediante concurso público, lo cual siempre es un ejercicio sano y aconsejable, recomiendo este ejemplo de contratación de servicios de diseño:
- Convocatoria pública de candidaturas. Donde cualquier diseñador o estudio puede presentar su candidatura.
- Selección de candidato en base a méritos por un jurado cualificado de expertos en la materia. Es decir teniendo en cuenta trabajos realizados y currículum.
- Una vez se tiene al candidato se hace el encargo con contrato.
La selección puede ser de un solo diseñador, estudio de diseño, pero si lo que se quiere es elegir entre varias propuestas, se puede realizar el encargo a varios candidatos, siempre teniendo en cuenta que todos ellos cobrarán una cantidad justa por su trabajo, independientemente de ser la propuesta ganadora, la cual obtendría una remuneración extra.
Para poder hacer una convocatoria de estas características es necesario dotarla de un presupuesto acorde a la importancia del encargo.
Los diseñadores estamos intentando cambiar el panorama actual en la contratación de servicios de diseño, tanto a nivel individual como de manera colectiva a través de las asociaciones profesionales. A nivel internacional, la organización International Council of Design (ICO-D), denuncia las prácticas especulativas. Desde la Red Española de Asociaciones de Diseño (READ) también se está trabajando en este mismo sentido. En algunas comunidades como la Valenciana, donde resido y trabajo, la Asociación de Diseñadores de la Comunidad Valenciana (ADCV) ya ha cambiado el modelo con el que las instituciones públicas contratan a diseñadores profesionales mediante el sistema de “Llamada a proyecto” y obteniendo excelentes resultados.
Teruel podría unirse a este cambio y ser un ejemplo no solo local, sino regional y estatal. Todo tipo de comunicación gráfica como el cartel de las Fiestas del Ángel o de La Vaquilla, como nos gusta llamarla a los turolenses, se merece un trato más profesional.
Seamos un ejemplo de cómo se debería tratar el diseño desde las instituciones públicas, respetando y confiando en el sector profesional y sobre todo en el gremio de diseñadores locales, que los hay y buenos.