El Ayuntamiento de Teruel acumula desde 2010 doce peticiones de denominación de calles presentadas por particulares o asociaciones, la mayoría de ellas presentadas con el objetivo de homenajear a personas o entidades con una trayectoria destacada vinculada a la ciudad.
La Comisión de Régimen Interior del consistorio ha iniciado el debate de estas solicitudes para dar respuesta a aquellas que se consideren adecuadas siguiendo las pautas que establece la ordenanza municipal sobre Denominación y Rotulación de Vías Públicas aprobada en 2010. Las principales premisas son que las calles se dedicarán a personas ya fallecidas, que debe mantenerse una homogeneidad en la nomenclatura por zonas eligiendo nombres vinculados entre sí para los diferentes viales que las integren y, sobre todo, que los cambios de denominación de calles existentes deben ser excepcionales por los problemas que generan a los residentes.
Como anunció en el último pleno la alcaldesa de Teruel, Emma Buj (PP), el equipo de gobierno trasladó al resto de los grupos municipales la relación de solicitudes de denominación de calles registradas en el Ayuntamiento. El listado incluye desde nombres históricos como Fernando El Católico, Cortes de Aragón o Los Almogávares hasta personalidades vinculadas a la ciudad que merecen reconocimiento, como el pintor Pascual Berniz, el arquitecto Francisco Azorín Izquierdo o el ginecólogo Claudio Carreres Pubill, pasando por otros como Max Gorosch, un hispanista sueco estudioso del Fuero de Teruel o Donantes de Órganos.
Pequeños tramos
Jesús Fuertes (PP), primer teniente de alcalde y delegado de Régimen Interior, también entregó en la última comisión informativa la relación de viales pendientes de denominación. El problema es que no son muchos y en la mayoría de los casos se corresponden con pequeños tramos o callejones que se consideran “poco dignos” si se trata de dar reconocimiento a una persona o entidad.
Pero también hay excepciones, como por ejemplo la Vía Perimetral de barrios, sin un nombre concreto, el Viaducto Nuevo o incluso la conocida popularmente como cuesta de los Gitanos una vez que se lleve a cabo su ampliación y urbanización como acceso a la ciudad desde la carretera de Villaspesa a la plaza Constitución.
Los grupos políticos cotejarán ambos listados y en la próxima reunión de la comisión, prevista para el próximo 20 de febrero, podrán realizar sus propuestas.
El Labrador y Esperanto
A la espera de este debate, Jesús Fuertes anunció que ya están avanzados dos expedientes de nomenclatura de viales que se aprobarán próximamente. El primero de ellos responde a una petición realizada en 2012 por la Asociación de Vecinos del Arrabal, por la cual se denominará Parque El Labrador a la plaza situada al final de la calle Mayor en cuyo subsuelo se encuentra el aparcamiento subterráneo de este barrio. “Lo más probable es que se denomine parque y no plaza, porque este último supuesto obligaría a cambiar la numeración de algunos edificios”, comentó el concejal.
El segundo es la plaza del ascensor de San Julián en la calle Rosario, que se denominará Glorieta del Esperanto con motivo del Congreso Español de Esperanto que se celebrará en Teruel el próximo mes de junio. En este caso, la petición surgió de la asociación Liberanimo, creada en la capital turolense para la difusión de esta lengua internacional.
Una situación especial que se estudia cómo resolver es la de la calle Luis Buñuel, en La Fuenfresca. Su ampliación por la construcción de nuevos edificios de viviendas y locales en el tramo comprendido entre la iglesia de Nuestra Señora de la Esperanza y la calle Los Sauces ha generado un problema en la numeración de edificios. “Se les están asignando números como 1 A o 1 B, etcétera, y eso genera confusión. Para solucionarlo habría que renumerar todo el vial hasta la calle Los Enebros, lo que afectaría a muchos vecinos, o bien segregar ese tramo y darle una nueva denominación ya como calle independiente”, comentó Fuertes.