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De transportar material a Turquía a llevar turistas en Utrillas

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La locomotora, que estaba sobre un pedestal junto a la travesía fue trasladada con un camión hasta la vía del tren que hay en el pozo de Santa Bárbara para ser restaurada allí

La locomotora número 31 de Utrillas es una vieja conocida de todos los vecinos de Utrillas. Lleva un cuarto de siglo adornando, sobre un pedestal, la travesía de la localidad.

La locomotora número 31 de Utrillas es una vieja conocida de todos los vecinos de Utrillas. Lleva un cuarto de siglo adornando, sobre un pedestal, la travesía de la localidad. Ahora el Ayuntamiento quiere darle otro uso y la ha colocado a pie de vía para que sea restaurada. De momento se están desmontando las piezas para comprobar su grado de conservación, especialmente la caldera, de cuyo estado depende en buena medida el presupuesto de reparación.

El número 31 es el que le dieron los militares españoles a esta máquina que se construyó durante la primera guerra mundial para realizar el trayecto entre Alemania y Turquía. Finalizado el conflicto, algunos de esos trenes se vendieron al ejército de España, que en ese momento los usó para la campaña del norte de África. Una vez concluida, los pusieron a la venta y dos de las locomotoras, concretamente la número 31 y la número 32, fueron a parar a Minas y Ferrocarriles de Utrillas (MFU), que las utilizó para el transporte de carbón porque se trataba, como apunta Carlos Abadías, vicepresidente de la Asociación Zaragozana de Amigos del Ferrocarril y el Tren (Azaft) de potentes máquinas que resultaban muy apropiadas para el uso minero.

A la espera de coleccionistas

La 31 dejó de utilizarse en el año 1966, al igual que el resto de las máquinas de vapor y quedó aparcada, junto a las otras nueve, en el lavadero de carbón que MFU tenía en Utrillas. Allí descansaron hasta que a comienzos de los 80 los aficionados ingleses y alemanes comenzaron a interesarse por ellas y compraron todas, salvo la 31: "Los que habían trabajado en la mina sabían que había sido arreglada hacía poco y fue la que se quedaron", comenta Abadías, quien señala que entre las que vendieron había otras mucho más antiguas, como la propia Hulla –que fue restaurada por interés de un particular y luego adquirida de nuevo por el Ayuntamiento de Utrillas– u otra que se llamaba Utrillas y que ahora está circulando con uso turístico por Inglaterra.

Pese a que se trata de una máquina que ha estado 25 años a la intemperie, su estado de conservación no es aparentemente tan malo como se preveía, según indica Carlos Abadías, quien señala no obstante que están en una fase inicial de la restauración y aún no han llegado a desmontar la caldera, que es lo que más puede encarecer el proceso. "No está tan mal para los años que lleva de abandono", resalta.

Preparada para el desierto

Una de las particularidades que tiene esta máquina es que se construyó pensando en ser utilizada para el desierto. Así, como apunta Abadías, la caldera admite no solo carbón, sino también otros materiales como caña de azúcar. Otra de las peculiaridades que presenta es su cabina denominada tropical, que cuenta con un doble techo de madera y hierro para que circule el aire y el maquinista pase menos calor.

El alcalde de Utrillas, Joaquín Moreno, precisa que la intención del consistorio es recuperar esta máquina y ponerla en servicio con el fin de alternar su utilización con la Hulla para poder así tener en funcionamiento los trenes de vapor durante todos los sábados.

El máximo responsable municipal recuerda también que a medio plazo quieren recuperar todo el trazado de la vía del tren para unir el pozo Santa Bárbara y el centro de la localidad. De momento es posible recorrer 1,3 kilómetros por los alrededores del pozo de Santa Bárbara.

Autor:M. Cruz Aguilar Teruel