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Cualquier "trasto viejo" tiene un valor en el Rastrillo de Manos Unidas de Alcañiz

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Una pareja mira unos complementos en venta en el Rastrillo

La enciclopedia sobre la vida sexual, unos Conceptos para decorar la casa, Mil ideas de punto de cruz, una Guía práctica de conversación Español-Árabe -Magrebí, el Libro de oro del arte aragonés o El viaje a la felicidad de Eduardo Punset son algunas de las reliquias editoriales que pueden encontrarse todos los domingos y festivos en el Rastrillo de Manos Unidas de Alcañiz.

La enciclopedia sobre la vida sexual, unos Conceptos para decorar la casa, Mil ideas de punto de cruz, una Guía práctica de conversación Español-Árabe -Magrebí, el Libro de oro del arte aragonés o El viaje a la felicidad de Eduardo Punset son algunas de las reliquias editoriales que pueden encontrarse todos los domingos y festivos en el Rastrillo de Manos Unidas de Alcañiz.

Tesoros o antiguallas -depende de con qué ojos se mire- como los arriba mencionados se amontonan en un rincón de la antigua estación de autobuses a la espera de que alguien les eche un ojo y se los lleve a casa. Y los hay. La cochera que antes albergó autobuses y viajeros está llena estos días de otoño de objetos desfasados que sus dueños han donado con un doble fin: sacarse un estorbo de encima y conseguir que un objeto arrinconado en el trastero de una casa acabe siendo valorado por una tercera persona que, además, paga por él.

Desde que el último domingo de octubre arrancó el Rastrillo de Manos Unidas, de las antiguas cocheras de Abasa no dejan de entrar y salir furgonetas y personas cargadas con bolsas. Todas las semanas entran nuevos objetos para vender y también los hay que salen con un nuevo dueño. Cualquier cosa vale, y lo que antes podía servir para un fin hay quien lo adquiere para darle otro. Por pequeño que sea, todo tiene un valor, el que las voluntarias le han puesto y el que el comprador le ha dado al adquirirlo.?

Ayer mismo, una mujer salía del Rastrillo con unas figuras de angelitos de cerámica que iban a adornar el cabezal de su cama. Otra le echaba el ojo a una lámpara antigua y se llevaba consigo lo que parecía el soporte de un macetero y que iba a reconvertir en un objeto de decoración. Y había quien se miraba los libros (la variedad en esta sección es enorme), la ropa de baturra que cosen las voluntarias del Rastrillo a partir de retales donados o la de vestir (abrigos, americanas, chaquetas, pantalones, etc) que se entrega en perfecto estado. Otros se acercaban a los muebles. Hay comedores, habitaciones con camas y colchón incluido, sillas, mesas. Y como no, cada semana se evaporan las piezas de jabón casero que el grupo de voluntarias del Rastrillo prepara entre semana a partir de sosa cáustica y aceite usado que les donan los establecimientos hoteleros.

Asunción Tomeo, una de las 15 voluntarias del grupo de mujeres que hace 25 años inició el Rastrillo de Manos Unidas, explicaba que los objetos antiguos son "los primeros" que se venden. Otras piezas con reclamo son los juegos de café, los cuadros o "la ropa de baturra". También las máquinas de coser, de las que solo quedan tres cuando el primer domingo de apertura había "siete u ocho".

Curiosamente hay quien dona retratos antiguos de sus antepasados, lo que no pasa desapercibido a muchos de los curiosos que se acercan a visitar cada domingo el Rastrillo en busca de algo que les llame la atención. Según Alicia Justes, otra de las voluntarias, "hay mucha gente que está interesada en esas fotografías con retratos de personas que no conocen, porque son una prueba de cómo se vestía y peinaba la gente antiguamente".

Alicia y sus compañeras han celebrado este año el 25 aniversario del Rastrillo, con el que han llegado a recaudar 12.000 euros en alguna edición. Este año ya van bien encaminadas, y calculan que en las tres semanas que llevan vendiendo todos esos trastos viejos podrían superar ya los 5.000 euros. El dinero se destina al proyecto de ayuda a países en vías de desarrollo que cada año financia Manos Unidas y con el que colaboran todos los años los Arciprestazgos de Alcañiz, Caspe y Valderrobres. Las parroquias de la zona todavía no conocen el proyecto definitivo.

Las antiguas cocheras de Abasa estarán abiertas con este peculiar mercado de segunda mano que se repite cada otoño hasta el puente de la Constitución. Como muy tarde se cerrará el 11 de diciembre.

Autor:Maribel Sancho Timoneda