Había muchas ganas de disfrutar de los toros en Alcañiz y ese gran ambiente que se ya respiraba en los aledaños de la plaza se tradujo después en trofeos generosos para los alternantes, y en una sensación general de fiesta que se disfrutó especialmente en la vuelta al ruedo de El Cordobés tras el quinto, en la que fue acompañado por una gran multitud de niños a los sones del Viva España que se cantó con gran intensidad en el tendido.
Pero la dicha no fue completa porque las reses de Guadalmena no quisieron tomar parte en ella. Muy flojo y descastado, con su lote apenas pudo El Cordobés tirar de repertorio festivalero y conectar con el tendido en desplantes, rodillazos y sonrisas al personal que llegaron a su culmen en el salto de la rana que le endosó a su segundo astado, algo que le sirvió para arrancar una oreja. No tuvo material con el que luchar porque el primero se derrumbó de inicio.
Y algo parecido le ocurrió a Ríos aunque pudo instrumentar una tanda intensa de naturales al inicio de faena a su primero que le valió la oreja. Nada más hubo porque nada más permitió el animal. Luego en su segundo destacó en su recibimiento por verónicas y en una media preciosa que fue muy ovacionada. Y se acabó lo que se daba porque el toro se rajó. Lo del rabo solo fue un detalle de generosidad de la buena gente de Alcañiz.
En cuanto al rejoneador Sergio Domínguez cabe decir que anduvo toda la tarde muy desacertado con el rejón de muerte pero en su honor hay que decir que intentó siempre un toreo puro que ofreciera el medio pecho de sus cabalgaduras. En el primero lo consiguió pero el rejón de muerte le arrebató el triunfo. En el segundo, un toro manso y sin fijeza, intentó todo aunque apenas consiguió nada pero la gente premió su esfuerzo.
Habrá que mejorar el tema ganadero en próximos festejos.
ANDORRA
Un tercio de entrada registró la plaza de Andorra en el primero de los festejos de su feria, una corrida de rejones que anunciaba un encierro de Hermanos Serrano que a la postre resultó descastado aunque con la movilidad justa para que sus adversarios y matadores triunfaran. Así lo hizo el aragonés Matrio Pérez Langa, que a su segundo lo desorejó por partida doble y obtuvo otro trofeo en el quinto toreando por colleras. Por su parte Paulo Jorge se distinguió en la faena a su segundo astado al que le cortó una oreja. Pérez Langa salió a hombros.
Autor:Pepe Lapuente Alcañiz