Autonomía, matemáticas, responsabilidad, rutinas laborales, relaciones públicas, comunicación... y por supuesto, gastronomía. Todo eso subyace detrás de Cocinar con alegría. Cuando alguien especial prepara la comida, un libro de cocina con más de 140 recetas elaborado por el Colegio Público de Educación Especial Gloria Fuertes, de Andorra, publicado por Mira Editores y prologado por Karlos Arguiñano.
La obra, que está teniendo una excepcional acogida, está realizada por alumnos del centro andorrano de educación especial participantes en el taller de Habilidades Domésticas, pero está dirigido a un público muy amplio; Desde niños que quieren iniciarse en la cocina hasta mayores, pasando por personas con algún tipo de discapacidad relacionada con el lenguaje o, sencillamente, cocinillas de cualquier nivel que quieren obtener ideas frescas y sencillas y colaborar con un estupendo proyecto educativo.
Después de haber sido presentado en lugares como Zaragoza y en Montalbán, el pasado jueves Lola Oriol y Ana Lagranja ,visitaron el salón de actos del IES?Vega del Turia de Teruel en un acto que también contaba con la presencia prevista del director provincial de Educación, Urbano Martínez, del director del instituto turolense Rubén Benedicto y de Alfonso Lázaro, miembro del equipo directivo del centro andorrano.
La guinda a un proyecto amplio
Lola Oriol es, además de coautora, directora del CPEE Gloria Fuertes, y define el libro como “la guinda de un proyecto, el bar de los almuerzos de los jueves, que lleva más de ocho funcionando”.
Dicho proyecto, en el que a lo largo del tiempo han participado un centenar de alumnos del centro, se puso en marcha en el Área de Autonomía Personal y Social con alumnado de 9º nivel y del grupo de Transición a la Vida Adulta. Dentro del espacio de Habilidades Domésticas se puso en marcha una especie de sencillo restaurante, en el que cada jueves los alumnos realizaban dos recetas de cocina, una dulce y otra salada. “En el recreo de las doce montamos un mostrador en el vestíbulo donde alumnos, trabajadores y profesores del centro almorzamos lo que ellos han cocinado. Los propios alumnos son los que se encargan de apuntar las comandas, servir y cobrar el almuerzo”.
Dichas recetas están realizadas de forma sintética y sencilla, y expresadas por medio de pictogramas, un lenguaje estandarizado por el Portal Aragonés de la Comunicación Aumentativa y Alternativa (Arasaac) basado en gráficos que cualquier persona, tenga la discapacidad que tenga, puede comprender. “Los utiliza cualquier persona que trabaja en un centro de educación especial”, explica Oriol, “porque ayuda a las personas que están empezando el proceso de lectura y compensa las dificultades de comprensión que puedan existir”.
A lo largo de los años Oriol y Lagranja llegaron a tener más de 1.000 recetas escritas con pictogramas, así que decidieron recopilar casi 150 de ellas, distribuidas en nueve bloques diferentes, y publicar un recetario.
Los costes de publicación han corrido a cargo del propio CPEE?Gloria Fuertes y Mira Editores, y los beneficios de las autoras van directamente al colegio. Y no es una edición barata, ya que el libro está concebido para ser utilizado en medio de la cocina;?en papel lavable, una encuadernación que permite colocarlo a modo de atril sobre el banco de trabajo y un delantal de regalo. “Eso fue una apuesta personal”, asegura Oriol, “porque queríamos el tipo de libro que nos hubiera gustado tener a nosotras para trabajar. Salía más caro, pero teníamos claro que tenía que ser así”.
Las recetas que contiene el libro, las más de 1.000 que todavía guardan Lola Oriol y Ana Lagranja escritas con pictogramas y las que se hacen cada jueves no están elegidas al azar, sino que se basan en dietas saludables, productos del terreno y la alternancia de grupos alimenticios, en parte gracias al programa Erasmus Hacia una vida saludable y responsable, junto a centros de Rumanía y Turquía, en el que han participado tanto Lola Oriol como Ana Lagranja.
El resultado es un libro que puede ayudar a muchas personas a aprender cocina, a recordar, fijar y sistematizar recetas, o simplemente a cocinar tapas, bocadillos, postres, recetas típicas de Teruel, de países extranjeros e incluso indicadas para personas con alergias e intolerancias. Pero lo mejor es que, en el momento de la publicación del libro, ya han ayudado al centenar de alumnos que han participado en el proyecto:?“Con este proyecto hemos trabajado muchos aspectos, no solo el de la cocina. Se trabaja la lógica y la matemática, porque conceptos como que un kilo tiene cuatro cuartos de kilo son difíciles de comprender si solo lo tocas teóricamente”, explica Lola Oriol. “También hemos trabajado asuntos como la atención plena, manejar el euro y cobrar, apuntar las comandas, hacer las cuentas, atender al público, conocimiento del medio en cuanto a los ingredientes utilizados... no solo se trabaja la autonomía de los alumnos, sino muchísimas cosas más”.
Por otra parte la profesora apuntó que tanto ver la obra editada en papel como las presentaciones que se han realizado en Zaragoza o Montalbán ha supuesto una inyección de autoconfianza y orgullo muy importante para los alumnos.
Repetir la experiencia
Tanto éxito está teniendo el libro, desde el punto de vista de las ventas como de su labor de formación, que sus responsables ya están pensando en editar un nuevo volumen algo más adelante. “No se trata de ganar dinero ni mucho menos, pero tenemos más de mil recetas escritas en pictogramas, y se nos quedó en el tintero hacer un grupo de recetas típicas aragonesas, así que si es posible volveremos a repetir la experiencia”.
Como en el Gloria Fuertes les gusta hacer las cosas a lo grande, el centro pidió nada menos que a Karlos Arguiñano que prologara el libro. El guipuzcoano, que en dicho prólogo asegura haber aprendido gracias a esta obra qué es eso de los pictogramas, dice entre otras cosas:?“Yo creo que todos los niños pueden aprender, solo hace falta saber cómo enseñarles. Y creo que los que han tenido esta idea de eso, precisamente, saber bastante”.