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“Caja Rural de Teruel es una marca consolidada, prestigiada y valorada en toda la provincia”

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Pérez Cebrián, durante la asamblea general del pasado 9 de marzo

El director general de Caja Rural de Teruel, José Antonio Pérez Cebrián, asegura que la entidad ha comenzado 2016 centrado en el recobro de la morosidad, la única nota negativa del último informe económico, que desvela que el año pasado terminó con un beneficio bruto de 5,3 millones de euros, tras invertir 25 en sanear activos dañados.

El director general de Caja Rural de Teruel, José Antonio Pérez Cebrián, asegura que la entidad ha comenzado 2016 centrado en el recobro de la morosidad, la única nota negativa del último informe económico, que desvela que el año pasado terminó con un beneficio bruto de 5,3 millones de euros, tras invertir 25 en sanear activos dañados.

Detrás de los impagos se esconde el hecho de que la cooperativa de crédito ha mantenido abierto el crédito en la provincia, incluso en los años más duros de la crisis. "Hemos estado siempre al lado de los clientes", afirma Pérez Cebrián.

- Después de sortear un año tan complejo como 2015 con unas buenas cifras, ¿cómo ha comenzado este?

- El 2016 ha empezado bastante bien. El margen de explotación previsto para todo el año es de 20 millones de euros, y vamos a cerrar el primer trimestre con 7,5. Además, la cuota de mercado de créditos se mantuvo de septiembre a diciembre de 2015 y aumentó un 1,68% en el conjunto del año, mientras que la de depósitos creció un 0,55% y un 1%, respectivamente. El ahorro se ha trasladado hacia fondos de inversión, pero no encontramos ninguna estadística del Banco de España que lo recoja. En esencia, mantenemos una línea de continuidad. En lo que llevamos de año, nos estamos centrando en el recobro de la morosidad, que es lo fundamental, porque los demás ratios que tenemos son bastante buenos.

- El incremento de la morosidad, ¿ es la consecuencia de haber mantenido abierto el grifo del crédito?

- La provincia perdió el año pasado 30 millones de euros en créditos, y nosotros incrementamos 24 millones; por eso crecemos en cuota de mercado. En depósitos, la provincia ha bajado en 130 millones de euros, de los que tan solo 11 corresponden a Caja Rural de Teruel.

A 31 de diciembre de 2008, la provincia tenía 3.000 millones de euros en créditos, y ahora hay 2.121, con lo que los turolenses han amortizado 900 millones de euros más o menos. Desde 2008, nosotros hemos incrementado 100. La diferencia es bestial. Entonces, nuestra cuota de mercado era del 24% y ahora estamos en el 38%, 14 puntos más. Las ganancias de cuota durante la crisis han sido espectaculares y fruto de la actividad que hemos mantenido. Esto demuestra quién ha estado en la crisis y por qué estamos en esas cuotas. No hemos cerrado el crédito; hemos estado atendiendo a los clientes exactamente igual, tanto en nuevos proyectos como en renovaciones de operaciones. Hemos estado al lado de los clientes.

- ¿Dónde se han notado más los impagos?

- La morosidad de hipotecas de particulares es prácticamente inexistente, en torno al 1%. Donde está la morosidad es en las empresas y, sobre todo, en las promociones inmobiliarias, a las que corresponde prácticamente el 60%.

- En la asamblea general celebrada el pasado 9 de marzo, se advirtió del peligro que supondría una sentencia desfavorable sobre las cláusulas suelo, que podría dejar a la caja sin beneficios en 2016…

- Por el momento, de 23 sentencias, hemos ganado 21. Me parece que las cláusulas suelo son necesarias porque sino las entidades estarían vendiendo por debajo de los costes, y me parece increíble que se defienda vender a pérdida. La cláusula suelo iba acompañada de un diferencial de tipos, y lo que no se puede pretender es eliminar la cláusula y mantener el diferencial.

El Gobierno podría haber legislado un tipo de interés para todas las hipotecas con cláusulas suelo, o haber obligado a negociar condiciones nuevas entre cliente y entidad, pero no dejar solo el diferencial.

Ahora, estamos aplicando diferenciales del 1,25 al 2%, cuando antes se aplicaba del 0,40 o el 0,50% porque había suelo. Me parece muy fuerte que pretendan eliminar solo una parte de la cláusula, cuando además lo ponemos en negrita en las escrituras y nadie puede decir que haya falta de transparencia.

- ¿Cómo afecta a la banca los tipos de interés al 0% del Banco Central Europeo (BCE)?

- Si depositamos en Bruselas nuestros sobrantes, pagamos un 0,40%. Una política de bajos tipos es mala para la banca; con tipos al cero la banca sufre. Con tipos del 2 o 3%, la banca saca adelante sus cuentas de resultados. Los tipos de interés a cero pueden generar una nueva crisis en la banca.

Dudo mucho que la pretensión del BCE de inyectar dinero al 0% creyendo que eso va a ir a la economía real funcione, porque el problema que tenemos hoy en las entidades financieras es que no tenemos demanda de crédito y toda la que hay no es solvente. Si no hay demanda solvente, no vas a prestar por mucho que tengas el interés al cero.

El crédito al consumo está bastante parado, no el consumo, que ha crecido, pero creo que la gente en España ha aprendido de la crisis y endeudarse para consumir se nos ha quedado en el subconsciente colectivo.

Antes, te venían con un proyecto de pisos y financiabas el 100% pero eso se ha acabado. Un señor que venga y que no aporte del 20 al 30% de fondos propios, difícilmente va a tener crédito. Esto no sé cómo afectará a provincias como Teruel, donde no hay grandes capitales para fortalecer las fondos propios de las empresas.

- De la misma manera, en la asamblea avisaron de las dificultades que conlleva la adaptación a los constantes cambios normativos.

- Lógicamente, después de lo que ha pasado con el sistema financiero, la normativa viene de Bruselas y se traspone a España. A las entidades pequeñas nos aplican exáctamente la misma normativa que a las grandes. Pero para las entidades pequeñas, ponerse al día en la nueva normativa supone un suplicio. Es tremendo. son muchísimos los cambios que están intentando implantar. Es un cambio total en cuanto al sistema de supervisión del Banco de España y, para las entidades pequeñas que no tenemos estructuras para realizarlo supone muchas dificultades. El mercado ya está complicado, para que encima el tema normativo sea de tal calado. Están cambiando todo.

- Estos cambios, ¿podrían dificultar el mantenimiento de Caja Rural de Teruel como cooperativa de crédito?

- No, porque estamos dentro de un grupo y gran cantidad de estas nuevas normativas las hacemos en común. Aún así, supone mucho esfuerzo.

- Este carácter le ha permitido seguir ligada al territorio y a sus habitantes...

- En la última asamblea estuvo presente el 40% del capital. Estamos muy satisfechos de esa pertenencia a la entidad de los socios. Y de una de las cosas que estamos más satisfechos también es de la marca, que consideramos consolidadada, prestigiada y valorada. Son pocos los turolenses que pueden estar de espaldas a la Caja Rural. La mayoría sabe lo que hemos hecho, lo que estamos haciendo y lo que somos capaces de hacer. De ahí la confianza y el compromiso.

- También el apoyo a las actividades de carácter social, cultural, deportivo, formativo y promocional ha sido constante...

- Mantenemos el Fondo de Educación, Promoción y Obras Sociales (FEP), que conlleva 800 actuaciones anuales. Dedicamos a este fondo el 15% de los beneficios, que es una cantidad importante. Del resto, el 25% aproximadamente se dedica a dividendos a los turolenses, el 10% a impuestos y el 50% a reservas, que la entidad necesita para elevar su coeficiente de solvencia. Además, no hemos bajado los gastos generales con los proveedores locales y generamos 200 empleos directos.

- ¿Y cuál es la situación del grupo Caja Rural?

- Todas las cajas que lo componen dan beneficios y tenemos mecanismos de autoayuda de los que casi nunca ha habido que echar mano, además del propio fondo de garantía de depósitos y de los servicios comunes. El grupo cuenta con más de 1.000 empleados en Madrid repartidos entre el Banco Cooperativo Español, la sociedad Rural Servicios Informáticos y la compañía de Seguros RGA, que prestan servicios a todas las cajas. Mantener la individualidad de las cajas en sus territorios con una prestación de servicios en común es un buen sistema. El grupo está bastante capitalizado, con unos fondos propios importantes y una composición muy buena, con un 80% de reservas y un 20% de capital.

- ¿Ha desaparecido el fantasma de la bancarización que planeaba sobre este tipo de entidades?

- Ya nadie dice nada. Es un tema que lleva un año y pico muy parado. Ahora están muy preocupados por sus pactos electorales y nos dejan en paz. Sí les interesa la concentración, pero ha habido un cambio electoral desde un bipartidismo a cuatro partidos y no sabemos cómo afectará a la banca. Dependerá de qué tipo de gobierno salga. Teóricamente, al menos en el documento que han hecho PSOE y Ciudadanos, se fortalece el cooperativismo, o manifiestan que están dispuestos a fortalecerlo. En pura teoría, deberían apoyarlo. El cooperativismo no es de izquierdas, pero sí que es un instrumento que les suena bien. Estamos en un momento de tanto cambio e incertidumbre…

- ¿Y cómo afecta al sistema bancario y a la economía en general la tardanza en la formación de Gobierno?

- A la banca, nada. La banca depende sobre todo del Banco de España, que tiene sus estructuras de técnicos y nos debemos a ellos. Y en cuanto a la economía, los datos de exportaciones y de creación de empleo siguen siendo buenos, al margen de que haya gobierno. Creo que por eso no deben de tener prisa, porque la economía funciona. Pero sí que hay nerviosismo, y hay proyectos nuevos que se aparcan y decisiones de inversión que se toman con más laxitud. Hay bastante miedo en el empresariado porque preocupan los cambios fiscales que pueda haber.

- La reforma fiscal sigue pendiente...

- El gran debate fiscal está inacabado. Nunca se ha acometido en serio y creo que necesitamos un sistema fiscal para 20 o 30 años, que no se toque demasiado, y que también afecta al sistema de financiación de las Comunidades Autónomas, que no se ha modificado desde hace 30 años, aunque ha cambiado la población y la riqueza de las distintas regiones. Sin embargo hay temas que son de solidaridad, como el territorio y como el envejecimiento de las poblaciones, y Aragón y ambas castillas son tres comunidades muy afectadas. Es uno de los temas que habrá que acometer. Será difícil ponerse de acuerdo porque estamos en un parlamento dividido prácticamente al 50% entre derecha e izquierda, y el tema fiscal al final es la madre del cordero de las ansias soberanistas y de los nacimientos de las mareas en las Comunidades Autónomas. Al final, todo depende del dinero. Cuando los catalanes están hablando de independencia, lo que están diciendo es que no quieren ser solidarios con Andalucía o con Extremadura, pero lo disfrazan con otras cosas.

- La mejora de las cifras macroeconómicas, ¿se percibe ya en Teruel o sigue a remolque?

- La crisis siempre llega más tarde y siempre se va más tarde, porque el tejido productivo de Teruel es un tejido de pequeñas empresas y de alguna mediana de gente de fuera que ha venido a invertir. Con un tejido tan débil y empresas tan débiles, estamos en un mercado local, que ha perdido 8.000 habitantes en los últimos 4 años. No hay grandes fortunas para poder capitalizar las empresas.

El negocio de las empresas en Teruel es local y depende mucho de los 140.000 habitantes. Es muy voluntarista y depende más del esfuerzo del empresario y de sus trabajadores que del mercado o de la capitalización de las empresas. Vamos hacia un mundo que va a exigir empresas más grandes y más capitalizadas, y nosotros estamos en el otro extremo.

- Entonces, ¿el cambio de la situación depende únicamente de la inversión pública?

- Los países del sur con respecto a Europa y territorios como Teruel con respecto a Madrid son los que más dependen de la inversión pública. Pero cuando la política monetaria europea no va acompañada de inversión, y cuando la inversión pública tiende a cero, como ha ocurrido en los últimos 4 o 5 años, España sufre como país y Teruel sufre como provincia. Eso está claro. Teruel es la única provincia del interior que no fue incluida en el Objetivo 1 desde el año 1992, y esa secuela está ahí.

Si a esto añades retrasos en construir los dos hospitales, en la toma de decisiones por parte de Endesa sobre la central térmica de Andorra, en las inversiones de los 60 millones del Fite, o un tema como la PAC, donde se pierden 20 o 30 millones al año desde 1992 con respecto a otras provincias, la provincia está como está. La matan. Es importantísimo el apoyo de la inversión pública en Teruel.

- En este sentido, ¿es suficiente con los 60 millones de euros anuales del Fondo de Inversiones de Teruel (Fite)?

Habrá detractores, sobre todo en Zaragoza, que digan que siempre nos estamos quejando y que ya tenemos algo distinto como el Fite. Pero si no se utiliza bien y para lo que se ideó en su momento, lo que se está haciendo es que una parte importante del fondo, entre el 40 y el 50%, está yendo a partidas e inversiones que debería acometer el propio Gobierno de Aragón o el Gobierno central, con lo que está sustituyendo inversiones. Por lo tanto, si Teruel tiene que tener una inversión pública de 30 millones de euros, que debería hacer la Comunidad Autónoma o el Estado, y lo hacen con cargo al Fite, en realidad es una parte del presupuesto autonómico la que se está liberando para Zaragoza y Huesca, con lo que el Fite es de las tres provincias.

- ¿Habría que reorientar el Fite?

- El Fite debería ser al 100% para grandes proyectos como Dinópolis, la nieve o Motorland, para empresas que monte la Administración pública y para apoyar a los empresarios que creen empleo. Todavía no sé en qué hemos gastado el Fite de los últimos 15 o 20 años. Me gustaría que hiciéramos un análisis, pero no sé si hay mucho interés en abrir los libros y que sepamos. No pasa nada; seguramente lo hemos gastado mal, en frontones o en pabellones de fiestas. Pero el Fite no está para hacer un camino rural que tendría que hacer el departamento de Obras Públicas del Gobierno de Aragón.

Autor:Alicia Royo / Teruel