Cuando Josep Fargas preguntó en Belmonte del Mezquín qué podía cultivarse en una finca de su mujer y le contestaron que trufas no tenía prácticamente ni idea de lo que eran. Comenzó a investigar, a estudiar y terminó siendo un experto en el mundo de la truficultura hasta el punto que, defraudado por el escaso conocimiento del público de la trufa de verano, decidió organizar una feria dedicada a la trufa blanca. Con la que se celebró ayer en este pequeño pueblo bajoaragonés ya van cuatro ediciones.
Fargas es un embajador de la trufa de verano (tuber aestivum), de la que no se cansa de repetir sus peculiaridades organolépticas y todas aquellas ventajas que, a su juicio, la equiparan con la reina de las trufas, la negra (tuber melanosporum). "Es una trufa mucho más barata y mucho más abundante que la negra, con un olor más avellanado y no tan intenso, lo que permite su uso con gran variedad de platos", señala el organizador del evento.
Le ayuda a detallar las ventajas de este hongo Luz Cocina, responsable de la empresa MicoLab, que se dedica a controlar las calidades de las plantas de vivero, a evaluar las aptitudes truferas de las parcelas o que, entre otras cosas, también ofrece servicios de control de la micorrización de las plantaciones. Cocina es otra enamorada de la trufa de verano, a pesar de que reconoce que "es poco conocida por la gente de a pie".?En la charla que dirigió a los interesados, Cocina explicó lo que hay que tener en cuenta para realizar una plantación de trufas y manejarla.
En su conferencia, la responsable de MicoLab enumeró las virtudes de la trufa blanca, también conocida como trufa de San Juan (se recoge en mayo, junio y julio). Para ciertos terrenos "es una opción muy interesante". No en vano, se desarrolla en lugares donde para la trufa negra sería imposible. "La negra no aguanta terrenos con más del 35 por ciento de arcilla, mientras que la trufa de verano puede crecer en terrenos arcillosos hasta en un porcentaje del 85%". Además, "es capaz de producir en ausencia de lluvias y en altitudes más bajas". En este sentido, subrayó que mientras la trufa negra ha de plantarse en terrenos situados a altitudes superiores a los 800 metros, la trufa blanca puede hacerlo hasta en fincas ubicadas a 600 metros sobre el nivel del mar.
Otra de las excelencias de la tuber aestivum es su productividad, "muy superior" a la que tiene la tuber melanosporum, para la que en ausencia de riego se le calculan producciones de 10 kilos y de 15 en tierras de regadío, mientras que la trufa blanca puede producir de 50 a 100 kilos por hectárea, según se encuentre en tierras sin o con sistema de riego, según explicó la experta. Además, sus posibilidades de cultivo "abarcan no sólo la zona este de la península, sino que incluso puede desarrollarse en el norte y más al oeste, siempre que el terreno cuente con un PH a partir de 7".
[caption id="attachment_85051" align="aligncenter" width="660"] Preparando las tapas con trufa[/caption]Las conferencias celebradas ayer en Belmonte como la que protagonizó la responsable de MicoLab complementaron otros momentos destinados a conocer más a fondo la trufa de verano, pero esta vez a través del paladar. A las doce y media de la mañana, dos restaurantes de Alcañiz, La Lola y Micelos, realizaron una degustación de trufas en los porches del Ayuntamiento. Por la hora y la afluencia de público se notó que era el momento propicio para probar la trufa de San Juan, que, pese a ser una gran desconocida entre el gran público, "los profesionales de la cocina la usan mucho", según el coordinador del evento.
Además de degustar platos con trufa, de aprender a cocinar con ella (hubo una exhibición de cocina en directo por la tarde a cargo de los restaurantes La Lola y Micelos), quienes se pasearon por Belmonte a lo largo del día también pudieron encontrarse con los habituales stands en los que se vendían trufas blancas, trufas negras en su jugo, plantas de vivero, aceite y quesos trufados, entre otros productos.
Belmonte quiere ser uno de los pueblos más bonitos
El Ayuntamiento de Belmonte anunció ayer que ha presentado su candidatura a la Asociación de Los pueblos más bonitos de España, a la que ya pertenecen cinco municipios de la provincia de Teruel: Albarracín, Calaceite, Cantavieja, Puertomingalvo y Valderrobres. La iniciativa surgió el año pasado. La propuesta partió de Francisco Velázquez, un empresario del sector del turismo ya jubilado relacionado con el pueblo. Velázquez ha sido el coordinador de la candidatura de Belmonte, en la que han colaborado expertos en patrimonio e historia a título particular y la Asociación Turismo Bajo Aragón. Con la presentación de la candidatura, “ahora se inicia un largo proceso”, explicó el autor intelectual de la idea, al que seguirá “una visita de una serie de expertos de la asociación, que tendrán que evaluar la candidatura” y comprobar si el municipio cumple con los requisitos exigidos en los estatutos de la organización para aceptar a nuevos miembros.