Por Chonín Sebastián*
(Asesoría de Gestión de la Convivencia, CIFE Ángel Briz, Teruel)
El pasado mes de octubre, empezó la andadura del Grupo de Trabajo Experimental de la provincia de Teruel sobre Gestión de la Convivencia y desarrollo de la Acción Tutorial.
Este grupo de trabajo lo forman personas ilusionadas pertenecientes a diferentes estamentos del mundo educativo y entre ellas se encuentra personal de la Unidad de Programas Educativos y del Departamento de Inspección del Servicio Provincial de Teruel, representantes de los Equipos de Orientación Educativa y de los Departamentos de Orientación, docentes tutores de centros educativos y asesores de los CIFEs de nuestra provincia.
Todos compartimos el objetivo común de intentar enriquecer el desarrollo integral del alumnado facilitando a los centros educativos de nuestra provincia recursos para crear un espacio educativo y de comunicación donde surjan experiencias de encuentro entre el corazón de un maestro y el corazón de un niño, y entre los corazones de los niños contribuyendo al desarrollo de su Inteligencia Emocional y un clima de convivencia positiva.
Este grupo parte de la realidad de nuestros centros y de la convicción de que la emoción y el aprendizaje van íntimamente ligados porque la emoción está en el centro mismo del aprendizaje. Cuando la emoción está presente, nos implicamos, nos involucramos y esto incide positivamente sobre la memoria y el recuerdo. La emoción es el pegamento que une la atención al contenido.
Partimos también de la nueva distribución horaria establecida para la etapa de Educación Primaria en la Orden EDC/850 2016 de 29 de junio por la que se otorga un período de tiempo para la tutoría con los alumnos. En esta orden se establece que los tutores dedicarán una sesión semanal con su grupo de alumnos al desarrollo de la orientación y la acción tutorial.
Dentro de este período es conveniente que se trabajen actividades que ayuden a nuestros alumnos a desarrollar la conciencia emocional, y para ello es imprescindible hacerles conscientes de su cuerpo y de sus emociones y dotarlas de un significado.
Una carencia de esta habilidad nos impide tomar conciencia de nuestras emociones y, por consiguiente, controlarlas en nuestros comportamientos, aspectos observables en cualquier niño. De esto se deriva la importancia de potenciar el desarrollo de una competencia emocional desde el sistema educativo.
¡Enseñemos a nuestros alumnos a leer y escribir las emociones de forma activa en nuestras aulas!
La educación en emociones surgió en nuestras aulas a raíz de los estudios de Goleman en 1995, cuando empezó a hablar del analfabetismo emocional como tarea pendiente en nuestra sociedad.
Y si observamos con detenimiento, sigue habiendo ciertos matices de este analfabetismo en nuestras aulas del 2016.
¡Qué motivador sería que se empezara a hablar de coeficiente emocional como competencia en nuestro alumnado!
¡Qué emocionante sería que los sentimientos tuvieran un significado fundamental en sus vivencias personales en nuestras aulas y fuera el motor de aprendizaje en nuestros alumnos!
Este grupo sigue trabajando en esta larga andadura que acaba de comenzar, porque creemos que cada maestro hace posible y determina cada minuto que late el corazón en su aula y queremos que en nuestra provincia latan todos los corazones.