¿Qué hacen un chino, un lituano, un senegalés y un brasileño en Teruel? Suena a chiste pero para nada lo es. 151 personas de 20 países diferentes, incluido España, asistieron ayer a la inauguración del Congreso Nacional de Esperanto que se celebra durante este fin de semana en la capital mudéjar.
Había congresistas de Togo, de Congo, de México, de Brasil y de casi todos los países europeos. Y excepto por algún rasgo físico, característico de África o el norte de Europa, era imposible distinguir la nacionalidad de cada cual, porque entre todos se comunicaban en esperanto, un idioma que el oftalmólogo polaco Ludwik Zamenhof creó hace algo más de un siglo, precisamente con ese objetivo, el de que la cultura y la comunicación abandonara los localismos y alcanzara la universalidad.
Para alguien que jamás lo ha hablado, el esperanto suena como una peculiar mezcla entre italiano, brasileño y alguna lengua eslava. Curiosamente se entiende más de lo que uno pueda creer, porque muchas de las raíces proceden del latin y, por tanto, son comunes a palabras castellanas.
Y?aunque pueda parecer raro que el Congreso Nacional se celebre en una pequeña ciudad como Teruel, máxime cuando este año se cumplen 100 años de la muerte de Zamenhof, no lo es tanto. De hecho Teruel era la quinta ciudad española con más esperantistas de España a principios del siglo XX. Lo explicó ayer Lorenzo Noguero, presidente de Frateco, que es la agrupación que reúne a todos los esperantistas de Aragón, y que fue fundada en 1908 por Emilio Gastón Sanz, abuelo del que fuera primer Justicia de Aragón tras la Transición. “En Teruel hubo muchos esperantistas, más que en Zaragoza, seguramente por influencia de Valencia”, explicó Noguero.
Pero el esperanto siempre tuvo enemigos políticos porque desde el principio se vinculó a posiciones internacionalistas y antinacionalistas, y de hecho fue prohibido en muchos países, entre ellos España durante la dictadura de Franco. Curiosamente Zaragoza fue una excepción, gracias a un alto cargo militar que se las apañó para que el Centro de Esperantistas de la capital del Ebro no fuera prohibido. Como otras tantas cosas, cuarenta años de persecución esquilmó el esperanto en nuestro país pero no lo mató.
Tras resurgir en los 80, en España lo hablan actualmente de forma fluida unas 2.000 personas y en Aragón unas 200. “Y?el hecho de que en tres años Alberto Granados haya sido capaz de organizar cursos en Teruel, formar Liberanimo (la asociación de esperantistas turolenses que organiza la cita de este fin de semana) y traer el Congreso Nacional de Esperanto es algo digno de respeto y admiración”, afirmó Noguero.
Liberanimo está formada por una quincena de turolense que, dirigidos por Alberto Granados, entraron en contacto con el esperanto en la Asociación de Vecinos de San Julián, donde tuvieron lugar los primeros cursos. Precisamente a pocos metros de un espacio, en la zona baja del ascensor de ese barrio, que a partir de las 13 horas de hoy recibirá oficialmente el nombre de Glorieta del Esperanto.
Para Granados ese va a ser uno de los actos “más importantes y emocionantes del Congreso”, ya que la comunidad esperantista siempre recibe con júbilo la creación de un nuevo ZEO, un espacio público dedicado a esta lengua, en cualquier ciudad.
Pero no va a ser el único, ni muchísimo menos, en un programa cargado de conferencias, de asambleas y de actividades. “También será muy importante la presentación de tres libros, editados expresamente para este Congreso y que los asistentes podrán adquirir a un precio especial”, explica Granados. Se trata de La calle Zamenhof, de Roman Dobrzynsky, Dias y ruinas, traducción de Miguel Fernández sobre un texto de Marie-Helene Melendez, o El desafío de vivir y crear, traducción también de Fernández sobre una dramaturgia de Fernando J. López titulada Tour de force en la que los protagonistas son Luis?Buñuel, Dalí y Lorca.
Además hoy, a partir de los 16.00 en la plaza de Los Amantes, el propio Miguel Fernández y Ana Manero declamarán en bilingüe Poema a los Amantes de Teruel, escrito por el poeta y traductor granadino a propósito para este congreso.
Música en esperanto
También destaca la actuación musical inédita que tendrá lugar en La Fonda del Tozal, a partir de las 23.00 horas, con la actuación del sueco Martin Wiese y de la banda holandesa Kajto Kvarope, que tienen la particularidad de hacer música exclusivamente compuesta en esperanto.
Granados también enfatizó una presencia muy destacada en la 76ª edición del Congreso Nacional. “La de Ernesto Azorín, nieto de Francisco Azorín Izquierdo, que fue un destacado esperantista y arquitecto nacido en Monforte de Moyuela que ha venido desde Luxemburgo para estar con nosotros”.
Francisco Azorín, autor de un diccionario de Esperanto, es además objeto de una exposición que puede verse en el salón de actos de la Facultad de Ciencias Sociales del campus universitario de Teruel, donde además hoy será homenajeado en un acto a partir de las 18.45 horas.
Por supuesto no faltarán actividades de ocio y turísticas, ya que los congresistas participarán en numerosas visitas turísticas y culturales por Teruel y Albarracín. En ese sentido Juan Carlos Cruzado, concejal del Ayuntamiento de Teruel que asistió a la inauguración ayer en nombre del consistorio, aseguró que “todos los actos que atraen gentes de otras ciudades y de otros países suman para Teruel, en un año tan importante como este. Estamos hablando de un congreso a nivel nacional que atrae además a personas de muchísimos países. Espero que entre todos consigamos que se marchen contentos de la ciudad”.
El Congreso Nacional de Esperanto de Teruel ha contado además con un precongreso durante los días previos, en los que han tenido lugar charlas y actos para divulgar esta lengua entre los no hablantes, y también tendrá un postcongreso que se prolongará hasta el martes, con varios seminarios y actividades en las que estarán presentes las juventudes de la Federación Española y de la Federación Internacional de Esperanto.
Todavía queda una pregunta en el aire. ¿Qué hacen un chino, un lituano, un senegalés y un brasileño en Teruel? Pues es obvio. Darse un fuerte abrazo y saludarse con efusión. ¡Saluton!