Cada vez que Alcañiz escarba en su suelo encuentra alguna vestigio de su pasado. Ocurrió el último verano durante las obras de acondicionamiento de la Ronda de Belchite -salieron estructuras de la muralla del siglo XIV- y ha vuelto a suceder ahora durante las obras de consolidación del muro del Cuartelillo que separa la calle Palomar de la Glorieta de Valencia. Entre las toneladas de tierra y escombros extraídos han aparecido algunos fustes de columnas, fragmentos de capitel - uno de ellos completo- y una ménsula. Todo apunta a que son restos de un edificio religioso, y se cree que podrían tratarse de piezas de la antigua iglesia románica de Santiago.
La empresa encargada de las obras de desescombro del muro retiró ayer por la mañana las piedras, que fueron localizadas el martes. La mayor parte son fragmentos de columnas y capiteles que fueron reaprovechados entre los siglos XVIII al XX para el rellenado de lo que hoy es el el parque y el aparcamiento de la Glorieta de Valencia. Con ese relleno fue con el que se amplió el cerro de Pui Pinos, parte del cual se vino abajo el pasado mes de abril.
Las piezas son medievales, de estilo románico, “muy sencillas, sin apenas decoración”, explicó el arqueólogo Antonio Hernández, de la empresa Acrótera, a la que el Ayuntamiento de Alcañiz ha encargado el seguimiento arqueológico de los trabajos de desescombro. Son “piedras simples, lisas y sin decoración alguna, con la excepción de una ménsula que creemos formaría parte de un alero de un edificio” y que presenta un ornamento “de tipo vegetal”, detalló.
Hernández no ha finalizado el seguimiento arqueológico, así que el informe técnico tendrá que esperar a que concluyan los trabajos de excavación.
Ya hace tiempo que se sospechaba que la iglesia medieval de Santiago se encontraba en algún lugar bajo el parque del Cuartelillo. La aparición ahora de estas piezas viene a reforzar esa hipótesis, que sólo se confirmará definitivamente si la excavación para hacer el nuevo muro de contención da con lo que fueron sus cimientos o con nuevas piezas románicas.
El arqueólogo está convencido de la fecha de los restos. “Son fácilmente identificables, porque en el caso de los capiteles son prácticamente idénticos a los que hay en la antigua iglesia del Castillo de Alcañiz, que data de los siglos XII y XIII”, añadió.
Que pertenecen a la antigua iglesia de Santiago es una hipótesis solvente, aunque no confirmada. Hacerlo será difícil mientras no se encuentren los cimientos de aquel templo bajomedieval. Con todo, dijo Hernández, “podemos presuponer que son fustes de columnas y capiteles de algún edificio religioso que desapareció, y sabemos que en el entorno estuvo la iglesia parroquial de Santiago, que se demolió y que probablemente se encontraba en la Glorieta, por lo que es factible que estas piedras procedieran de ese edificio”, resaltó.
Desde el siglo XII hasta hoy, la zona del Cuartelillo ha sufrido muchos cambios. Su aspecto actual no tiene nada que ver con el que tuvo. El relleno se fue colocando durante los siglos XVIII, XIX y XX. “El relleno del parque podría tener unos ocho metros de profundidad”, explicó Antonio Hernández, lo que significa que si sus restos están allí, se encontrarían “en niveles bastante profundos”.
“Interesantes”
En cuanto al valor de las piezas, el experto las calificó como “interesantes”. De su vigilancia se ha hecho cargo de manera temporal la empresa que acomete la consolidación de la zona. Pero a los restos se les tendrá que encontrar una ubicación más digna y mejor protegida. “Deberían trasladarse al Museo de Teruel para conservarlas, aunque mi propuesta irá dirigida a que se entreguen al Taller de Arqueología de Alcañiz”.
El Taller de Arqueología guarda en las instalaciones del Molino harinero una amplia colección de piezas de diferentes épocas que han ido apareciendo en diferentes yacimientos.
En relación a esta colección, José Antonio Benavente, arqueólogo y miembro del Taller de Arqueología, explicó que la asociación “se hace cargo de guardar los restos que aparecen no sólo en Alcañiz, sino en todo el Bajo Aragón histórico”, trabajo que se realiza de manera altruista y sin percibir ninguna ayuda.
En 1.180
En cuanto a la iglesia de Santiago, Benavente hizo hincapié en que “fue una parroquia románica que se construyó durante la época de la fundación de la ciudad”. El inicio de su construcción figura en distinta documentación en el año 1.180. “Formaba parte del antiguo barrio de Santiago, que quedaba dentro de las murallas, que en aquella época englobarían lo que hoy es el Cuartelillo”, comentó.
En el libro Mesa Revuelta, de Eduardo Jesús Taboada, el autor ya menciona que la iglesia parroquial de Santiago se encontraba al lado del Palacio del Marqués de Santa Coloma, que se conoció en el siglo XX como Casa de las Villalba, en la calle Palomar. El muro que ahora se está retirando “podría formar parte de la pared de fondo de aquella casa”, añadió Benavente, para quien “la antigua iglesia de Santiago podría encontrarse en un radio de unos 20 o 30 metros de la zona en la que está trabajando ahora”, si bien “eso no significa que vaya a aparecer”, puntualizó. Si lo hace, “será evidente para quienes realicen la excavación, porque probablemente sería una iglesia de planta rectangular, con ábside y con muros que tendrían un espesor de un metro y medio o dos metros”. Es decir, “tendría una estructura sólida”, precisó el experto.
En opinión del arqueólogo alcañizano, “si los cimientos de la iglesia aparecen será cuando se excave el suelo para realizar la cimentación del nuevo muro de contención”, por que se penetrará a mayor profundidad.