Síguenos

Antonio Bardavío: “El día de Pueyos encuentras en Alcañiz a gente que llevas 50 años sin ver”

banner click 236 banner 236

Antonio Bardavío, ayer en el Santuario de la Virgen de Pueyos.

Es tradición en Alcañiz que cada año una quinta se haga cargo del mantenimiento del Santuario dedicado a la Virgen de Pueyos y su entorno.

Es tradición en Alcañiz que cada año una quinta se haga cargo del mantenimiento del Santuario dedicado a la Virgen de Pueyos y su entorno. En 2016 es la del 72. Los miembros de este grupo tuvieron ayer un duro trabajo con motivo de la celebración del Día Grande de las Fiestas. Desde las ocho y media de la mañana, el Santuario y sus alrededores estuvieron llenos de alcañizanos que participaron en la romería a la patrona.

-¿Qué hace la quinta del 72 en Pueyos?

-Hacemos mantenimiento del edificio durante todo el año. Ahora mismo, por ejemplo, estamos terminando de acondicionar el salón de la primera planta. Se cuida jardinería y todo lo que haga falta; limpiamos y pasamos un par de días de la semana aquí haciendo convivencia entre nosotros.

-¿Cuándo tomaron el relevo a la quinta anterior?

-El Día del Voto, que fue el 10 de abril, aunque el año que viene coincide en mayo, así que estaremos un mes más que la quinta anterior.

-¿Cuántos son?

-Este año 66, entre hombres y mujeres. Muy pocos, porque cuando los martes venimos aquí a almorzar nos juntamos 16, a veces 22, pero otras quintas han llegado a estar 35 o 40, o sea, que somos pocos.

-¿La gente no se anima?

-Digo que somos pocos porque realmente aquel año (1951) hubo doscientos setenta y tantos bautizados.

-¿Y el resto, entonces?

-Algunos no quieren venir, otros han fallecido y hay quienes viven fuera de Alcañiz. Hay un poco de todo.

-Entiendo que por lo que usted dice antes había más colaboración.

-Cuando no estaba la ley de protección de datos, el Ayuntamiento o el Registro Civil nos daba nombre y apellido y direcciones para saber donde vivía cada uno, y ahora no nos pueden aportar ninguna información personal. Sólo sabemos el número de quintos que viven en Alcañiz, es decir, los que están censados, así que nos regimos por el libro de bautismo y contactamos con la gente bien porque siempre nos conocemos unos a otros o los localizamos con el boca a boca. A la quinta anterior ya le pasó, y a partir de ahora será así para siempre.

-¿En la junta de la quinta tienen repartidos los cargos y responsabilidades de cada uno para que las tareas salgan?

-Sí, aquí a parte del prior hay un tesorero, un viceprior y vocales; hay un encargado de tocar la campana, hay jardineros, cocineros... cada uno tiene su tarea.?En el el momento que subes aquí en el Día del voto se van repartiendo las tareas y todo va sobre la marcha.

-Dicen que el Día de Pueyos se encuentra gente en el Santuario que lleva años, quizá décadas, sin verse, ¿es así?

-Sí, yo, por ejemplo, acabo de encontrarme con un quinto al que llevaba 53 años sin ver, y ya me pasó con otro que vive en Zaragoza. Este vive en Barcelona, pero cuando él venía yo no estaba, y así hasta hoy, que nos hemos visto.

-¿Y que ha pensado al verle?

-Ha sido una alegría.

-¿Y se han reconocido?

-Al principio me ha costado, pero al final sí.

-Ustedes toman el relevo de una quinta anterior, pero ¿quién les encomienda las tareas que hay que hacer en todo este complejo?

-La quinta saliente, el párroco y la Junta Suprema de Pueyos, a la que pertenece el prior saliente, yo como prior de la del 72 y otras personas que forman parte de quintas anteriores. Entre todos se van aprobando cosas, aunque el que lleva la máxima responsabilidad es el prior y la junta actual.

-El día 9 de septiembre es el día que más trabajo tienen ustedes. ¿Cómo se organizan?

-Primero se ha de traer a la Virgen de la ermita vieja, la vestimos, la subimos al altar, colocamos los bancos y preparamos el almuerzo que nos entrega el Ayuntamiento. Después de la ofrenda hay que recogerlo todo. Llevamos a la Virgen de vuelta a la ermita, entramos los bancos a la iglesia y ya por la tarde hacemos una merienda cena para terminar el día. Hemos llegado a las seis de la mañana.

-¿Qué representa para usted el día de la Virgen?

-El día de Pueyos es lo más. Yo subía aquí desde que era pequeñito con los amiguetes a merendar, y lo seguí haciendo durante años. Ahora te encuentras con gente a la que hace 50 años que no ves, y encima soy el prior. Es emocionante. Hay trabajo, pero también hay mucha ilusión.

-¿Y qué tal lleva las fiestas?

-Me di un rascañazo en los toros de fuego, pero aparte de eso todo bien. En la verbena salgo menos, soy poco bailador, incluso de joven no lo era. En los años sesenta, durante los tiempos del yeyé, aún, porque era joven y tenía poco conocimiento, pero después he salido poco a bailar.

Autor:Maribel Sancho Timoneda