labordeta
Amigo Labordeta, la obra que a través del testimonio escrito de 85 personas retrata la dimensión personal del poeta, cantautor y acaso político aragonés por antonomasia, no es nueva. Fue publicada en mayo de 2015 y desde entonces ha sido presentada en numerosos lugares, pero tenía una deuda pendiente con Teruel.
Y es que por diversas circunstancias aún no había sido traida a la pequeña capital de provincia donde dejó un sello imborrable como profesor durante seis años en el, a la sazón, Ibáñez Martín; donde conoció al andorrano Eloy Fernández Clemente juntó a quien fundó dos años después de regresar a Zaragoza la mítica revista aragonesista Andalán, y donde cientos de personas le despidieron cantando sus canciones en la Escalinata tras su muerte, el 19 de septiembre de 2010.
[caption id="attachment_68886" align="alignnone" width="202"] Caricatura de José Antonio Labordeta que puede encontrarse en el libro[/caption]
El impulsor y coordinador de Amigo Labordeta, el oscense Lorenzo Lascorz, saldará esa deuda presentando la obra en el Ayuntamiento de Teruel, en un acto que tendrá lugar a partir de las 19.30 horas del jueves 9 de marzo.
La verdad es que no es un día cualquiera; es víspera del que hubiera sido el 82º cumpleaños del abuelo, un número alto pero no tanto como la cantidad de amigos suyos que dibujan la personalidad de José Antonio en este volumen de 325 páginas, que se acerca a 90. Y es el día después, ese 9 de marzo, del Día Internacional de la Mujer. Serán precisamente cinco mujeres las que conducirán el acto de presentación y de recuerdo hacia el cantautor; la alcaldesa de Teruel Emma Buj, la periodista de SER-Teruel Concha Hernández, la poeta Teresa Agustín, que coincidió con Labordeta en Andalán, Carmen Magallón, directora de la Fundación Seminario de Investigación para la Paz y alumna suya en Teruel, y Juana de Grandes, presidenta de la Fundación José Antonio Labordeta y viuda del poeta.
Homenaje a Labordeta
Amigo Labordeta es una de las obras que desde 2010 han aparecido para homenajear a un aragonés de enorme talla cultural y política. Pero esta tiene algo especial:?“Tras su muerte empezaron a publicarse muchos libros sobre él”, explica Lorenzo Lascorz, “pero la mayor parte de ellos estaban muy centrados en Zaragoza y en los zaragozanos”, explica el escritor y editor nacido en 1952 en Suelves, una pedanía de Bárcabo, en el Prepirineo, actualmente deshabitada. “Así que me planteé buscar amigos fuera del ámbito de Zaragoza. Quería que fueran 30 o 40 amigos poco conocidos, pero al final me fue saliendo mucha gente y muy conocida, que no podía dejar fuera del libro”. Así que de un pequeño volumen de cartas de personas casi anónimas se pasó a un libro con más de 80 testimonios de personas escritos desde Baleares, Andalucía, Madrid, Castilla, La Rioja, Euskadi, Navarra y, por supuesto, Aragón.
Esos artículos breves, que describen a través de pequeñas anécdotas personales el perfil humano de Labordeta, están escritos por personas tan conocidas como Pérez Rubalcaba, Luisa Fernanda Rudi, Zapatero, Miguel Ríos, Pepa Bueno, Kepa Junquera, Pilar Bardem o José Luis Cano, que ilustra su portada, y por otros muchos desconocidos o casi desconocidos por el gran público que, sin embargo, cruzaron sus vidas con las de Labordeta.
También aparecen los testimonios de algunos turolenses como el arquitecto Antonio Pérez, primer concejal de CHA?que tuvo Teruel, Manuel Pizarro o Carmen Magallón, alumnos suyos en Teruel, la senadora Carmen Pobo, a la sazón compañera suya en el Congreso, el pintor Gonzalo Tena, el historiador Eloy Fernández Clemente, que prologa la obra, el periodista Luis Alegre o Marie-Claire Decay, la viuda de Salvador Victoria, artista de Rubielos y uno de sus grandes amigos, que cuenta como se enamoró del talante de José Antonio cuando le escuchó por primera vez en directo a los pies del castillo de Linares de Mora.
Quedaron tantos en el tintero que darían para otro libro igual, porque “nadie a quien se lo ofreciera se ha negado a escribir sobre él”, asegura el autor. “Pilar Bardem estaba muy agotada y Carmen Peire, la que fuera mánager de Labordeta durante sus últimos 20 años, le ofreció escribírselo, pero ella respondió:?‘¡No, no, no! ¡Lo hago yo!’”, explica el autor.
A Peire, por cierto, asegura Lascorz que pertenece uno de los textos “que más me gustan, porque desvelan el carácter llano y amable que tenía Labordeta”. En él cuenta su hermánager, como la llegaron a definir, cómo un revisor de tren llegó a detener el Talgo, en pleno apogeo del programa Un país en la mochila, para que contemplara el paisaje leonés de Babia, o como un cura gallego les paró a ambos en la madrileña calle Carretas para bendecir al poeta y lanzarles una interminable loa a sus discos y su programa de televisión bajo un chaparrón de lluvia, “que aguantamos hasta que el hombre terminó de hablar, porque José Antonio nunca interrumpía a alguien”, afirma Carmen Peire en el libro.
Rubalcaba, que compartió muchas horas con él como portavoz socialista y Ministro de Interior durante aquella VIII?Legislatura en Madrid, ha dicho de este libro que “permite hacerse una idea tremendamente fiel de quién era Labordeta como persona”. A este respecto, Rubalcaba destacaba de José Antonio que, al contrario que la mayor parte de los parlamentarios, no era necesario traducirle, porque “él pedía exactamente lo que quería”.
Huérfanos de Labordeta
Lascorz conoció a Labordeta en un recital en Barbastro en 1972, y desde entonces se fraguó una estrecha relación a partir sobre todo de que ambos coincidieran en la revista Andalán. De él destaca su “autenticidad” y su “generosidad”, y le considera, sin tapujos, una de las grandes personalidades del Aragón del siglo XX: “Siempre he dicho que hubo tres factores que despertaron el sentimiento aragonesista;?la revista Andalán, la movida contra el trasvase del Ebro y José Antonio Labordeta. Con sus canciones, sus poesías y sus conferencias fue creando en la gente más joven ese sentimiento de amor por la tierra, de defender causas como la despoblación en el Pirineo o en Teruel”.
En su opinión, Aragón vive el drama de no contar con un digno heredero de Labordeta. “Cuando murió sentí que una parte de la historia de Aragón se paralizaba, y nos hemos quedado muy huérfanos desde que él no está”. “En el siglo pasado murieron Joaquín Costa y Ramón y Cajal, y este siglo ha fallecido Labordeta. Son talantes irrepetibles de los que nacen muy pocos cada cien años”, afirma.
En la actualidad, según Lorenzo Lascorz, el aragonesismo está falto de una figura carismática que lo represente. “Ahora todo es más global, la gente compra cosas fabricadas en todo el planeta y ni siquiera sabe de dónde vienen. Ha decaído ese sentimiento de apego y de lucha por el territorio, de defenderlo no por confrontación contra alguien, sino como patrimonio cultural, social y económico propio”.