Calatayud (i) deposita una flor en el monolito en honor a las víctimas
El 3 de marzo de 1938, quince aviones Saboya de la Aviación Legionaria Italiana bombardearon sin piedad la ciudad de Alcañiz en el marco de la guerra civil. Dejaron la ciudad arrasada y mataron de forma indiscriminada a más de 500 personas, tiñendo de sangre uno de los capítulos más cruentos de la contienda. Este viernes, 79 años después, el Ayuntamiento, junto a la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica de Aragón, recordaron el episodio.
Es el segundo año que el Ayuntamiento, concretamente su Área de Cultura, organiza esta jornada conmemorativa del bombardeo sufrido por la población alcañizana y que causó muchas más víctimas que otros más reconocidos, como el de Gernika.
A la recuperación de la memoria histórica de este hecho contribuyó el historiador local José María Maldonado con la publicación, en 2003, del libro El bombardeo olvidado, en el que se aclara que solo hubo una masacre más intensa en tan corto periodo de tiempo el 18 de marzo de 1938 en Barcelona.
A las seis de la tarde, minutos después del momento exacto en que se produjeron los bombardeos hace 79 años, comenzaron los actos en los que, como el año anterior, no faltó la música, la danza y la lectura de textos y poemas. También hubo una ofrenda de flores ante el monolito que recuerda a las víctimas en la Plaza 3 de Marzo -frente a Atrivm-.
Hasta allí se acercó Emilio Calatayud, superviviente del bombardeo que precisamente cumplió años ayer. El 3 de marzo de 1938 hacía cinco años y guarda recuerdos confusos, como el de “un carro que llevaba el cuerpo destrozado de una persona” y “casi todas las calles llenas de cascotes por la destrucción de las bombas de la aviación”.
A él le cogió el bombardeo en la plaza Mendizábal. “Estaba con mi abuela en ese momento. Nos cobijamos en el zaguán y ella me acogió en sus brazos”, detalló.
“En la plaza Mendizábal un edificio entero quedó destruido”, aseguró Calatayud, quien no perdió a ningún miembro de su familia en el suceso. “El resto estaban en casa y no les pasó nada, pero podía haber pasado porque las bombas no eran inteligentes, como dicen que son ahora”, dijo con sorna.
Él acudió ayer al homenaje a las víctimas porque considera que “se tiende a olvdar estas cosas” cuando lo que hay que hacer, según su punto de vista, es “recordar”. “No se trata de unos o de otros -dijo en referencia a los bandos políticos -sino de explicar que no es una solución que el hombre tenga que dilucidar sus diferencias a golpe de bomba”, concluyó.
Tras el acto en la Plaza 3 de Marzo, los asistentes se desplazaron al refugio antiaéreo de la calle Santo Domingo, donde visualizaron el documental en el que testigos del episodio bélico instigado por el ejército franquista lo recuedan. Hasta el 12 de marzo, la Oficina de Turismo brinda visitas guiadas gratuitas a este espacio.
Después, en el vestíbulo del Liceo se inauguró la exposición En resistencia. En lucha por la libertad 1939-1945 organizada por la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica de Aragón.
Minutos más tarde, el catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza Julián Casanova impartió una conferencia acerca de la guerra civil española.