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Subirse al tren Subirse al tren

Subirse al tren

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Javier Silvestre
Lo de nuestra ciudad con el tren parece no tener remedio. ¡Hasta el trenecito turístico que recorre las zonas más emblemáticas de la ciudad se ha quedado sin conductor! Ha dicho la alcaldesa que este mismo fin de semana ya se ha podido retomar el servicio y que el problema ha sido que “hacía falta un profesional que tenga el permiso para conducir autobuses”. Y que no lo encontraban porque “Teruel es una ciudad que roza el pleno empleo”.

No sé si no encontrar un conductor para el tren turístico se debe, como apunta Emma Buj, a que nuestra ciudad registra una tasa de paro del 7,03% en estos momentos (cuatro puntos por debajo de la media nacional), o si aquí ocurre como en otros sectores -como la hostelería- donde muchos no quieren trabajar por las condiciones laborales. Vayamos a los datos para saber de qué estamos hablando.

Reza la oferta de trabajo publicada por la Institución Ferial "Ciudad de Teruel" (que es la que gestiona el trenecito en cuestión) que se ofrece un contrato por “sustitución” con incorporación inmediata. Sueldo: 18.799,88 mínimo brutos anuales con dos pagas extraordinarias incluidas en ese importe. Es decir, unos 1.300 euros anuales brutos más las dos extras. Tras impuestos, unos mil eurillos al mes.

Vamos a lo más importante: el horario. La oferta de trabajo indica que se trata de “1.920 horas anuales a repartir según calendario de salidas del tren”. Si bien es cierto que durante los meses de frío el servicio sólo se ofrece viernes, sábados y domingos de forma parcial, con la llegada del verano cualquier turista puede comprar el ticket para viajes de una hora entre las 11 de la mañana y las 20 horas (con un parón entre las dos y las cuatro de la tarde) todos los días de la semana. Hagan cálculos de horas al volante…

Entre las responsabilidades del conductor del tren turístico están “las tareas de conducción, limpieza y desinfección del tren entre viajes y al inicio o final de cada jornada, contacto directo con Policía Local para posibles alteraciones de recorrido, traslado del tren para revisiones y reparaciones al taller mecánico, montaje y desmontaje de ventanas y puerta del tren según climatología”. Y se olvidan de indicar la enorme responsabilidad que supone transportar a 68 personas por hora (554 al día), por muy lento que vaya el trenecito.

Para elegir al conductor se abrió un proceso de selección, que se dividió en dos partes. Por un lado, la valoración de méritos (donde se puede alcanzar un máximo de 6 puntos) que se conseguían así: 1 punto por poseer el Grado medio mecánico o certificado de profesionalidad equivalente; 4 puntos por tener experiencia en conducción de bus de línea o regular, tren turístico o camión (a razón de 0,25 por cada año trabajo) y hasta 1 punto más por haber realizado cursos de formación relacionados con las funciones del puesto. La segunda parte consistía en una entrevista personal que otorgaba 2 puntos por disponibilidad y los otros 2 puntos por la capacidad de adaptación al puesto. En este último apartado (totalmente subjetivo) se ha valorado “la experiencia y la competencia respecto al trato con usuarios y autoridades de tráfico y ser capaz de resolver problemas y mostrar iniciativa”.

Vamos, que para conseguir un conductor del tren turístico que sustituya al que está de baja casi es necesario opositar.

Es normal que en la Administración haya que hacer procesos de selección transparentes, pero no es menos cierto que a cualquier candidato le sale más a cuenta echar el currículum en cualquier otra parte antes que aquí. Entre el sueldo pírrico, el horario poco atractivo, la cantidad de funciones a realizar y que se trata de un contrato temporal casi me parece milagroso que haya habido alguien que se haya aventurado a subirse a este tren.