Antonio García
La alcaldesa, Emma Buj, ha solicitado al Ministerio de Transportes que tome alguna “medida disuasoria” para evitar nuevos suicidios en el viaducto nuevo de nuestra ciudad. Y es que en estas últimas semanas han sido cuatro las personas que han saltado quitándose la vida desde alguno de los viaductos que tenemos en Teruel.
La cifra es llamativa y preocupante, porque si bien es cierto que es tristemente habitual que alguien decida quitarse la vida arrojándose al vacío desde cualquiera de estos dos puntos, los casos se han disparado de forma dramática en los últimos meses.
Es complicado evitar que alguien que quiera suicidarse lo haga. Pero tiene razón la alcaldesa cuando dice que hay que intentar que quitarse de enmedio no sea tan sumamente sencillo.
Según Emma Buj, Transportes le ha pedido que se lo solicite formalmente por carta para estudiar qué medida disuasoria se puede tomar. Es una medida que tenía que haberse tomado antes y no se puede demorar más.
Sin ánimo de entrar en las motivaciones personales de aquellos que deciden terminar de esta forma con su vida, no podemos engañarnos ya que ninguna solución será totalmente efectiva.
Y, pecando de una frivolidad que me estremece, serán muchos los que se opongan a colocar unas grandes mamparas de cristal que afeen la estética de cualquiera de los dos viaductos. Pero es difícil poner otra solución rápida y medianamente eficaz.
Sabrán los que hayan viajado a Madrid que en la capital de España hay un viaducto arquitectónicamente gemelo al nuestro. Un punto tristemente conocido también por la cantidad de personas que decían saltar desde allí para suicidarse.
El consistorio madrileño instaló hace ya años unos grandes paneles de cristal que dificultan mucho que alguien pueda llegar y quitarse la vida con relativa facilidad.
La medida ha impedido que siga siendo el lugar elegido para quitarse la vida para muchos aunque desgraciadamente optan por otras alternativas con un resultado igual de triste. Más allá del drama para la persona que se quita la vida y sus familiares, no podemos olvidar a los vecinos que viven a los pies de ambos viaductos. Estas últimas semanas se han encontrado en las puertas de sus casas con un espectáculo macabro que hay que tratar de evitar que se repita.
Teniendo en cuenta además que hay un parque infantil justo en la vertical del viaducto nuevo, cuanto antes se tomen medidas, mejor para evitar que los niños puedan ver algo tan horrible.
La alcaldesa sólo se refería en sus declaraciones de esta semana al viaducto que depende del Ministerio de Transportes, pero no podemos olvidar el viaducto de Fernando Hué (que depende del Ayuntamiento) donde la instalación de medidas disuasorias sí que afectarán a la estética del mismo. Quizás no sea necesario recurrir a las mamparas de cristal que existen en el viaducto de Segovia de Madrid y se pueda optar por elevar y hacer más complicado encaramarse a las barandillas existentes en la actualidad.
La medida será cara, pero si permite salvar vidas valdrá la pena hacerlo.
No se olvidaba la alcaldesa, ni debemos de hacerlo nadie, en poner el foco en la salud mental.
Porque el suicidio es una pandemia silenciosa que se lleva a más de 4.000 personas al año en nuestro país (lo que supone 11 al día).
Nada ni nadie podrá impedir que quien esté decidido a quitarse la vida lo haga, pero nuestro deber como sociedad es ofrecerles todos los recursos necesarios para evitar que lo hagan y esto incluye dificultar, en este caso, que saltar al vacío sea tan tristemente fácil.
La cifra es llamativa y preocupante, porque si bien es cierto que es tristemente habitual que alguien decida quitarse la vida arrojándose al vacío desde cualquiera de estos dos puntos, los casos se han disparado de forma dramática en los últimos meses.
Es complicado evitar que alguien que quiera suicidarse lo haga. Pero tiene razón la alcaldesa cuando dice que hay que intentar que quitarse de enmedio no sea tan sumamente sencillo.
Según Emma Buj, Transportes le ha pedido que se lo solicite formalmente por carta para estudiar qué medida disuasoria se puede tomar. Es una medida que tenía que haberse tomado antes y no se puede demorar más.
Sin ánimo de entrar en las motivaciones personales de aquellos que deciden terminar de esta forma con su vida, no podemos engañarnos ya que ninguna solución será totalmente efectiva.
Y, pecando de una frivolidad que me estremece, serán muchos los que se opongan a colocar unas grandes mamparas de cristal que afeen la estética de cualquiera de los dos viaductos. Pero es difícil poner otra solución rápida y medianamente eficaz.
Sabrán los que hayan viajado a Madrid que en la capital de España hay un viaducto arquitectónicamente gemelo al nuestro. Un punto tristemente conocido también por la cantidad de personas que decían saltar desde allí para suicidarse.
El consistorio madrileño instaló hace ya años unos grandes paneles de cristal que dificultan mucho que alguien pueda llegar y quitarse la vida con relativa facilidad.
La medida ha impedido que siga siendo el lugar elegido para quitarse la vida para muchos aunque desgraciadamente optan por otras alternativas con un resultado igual de triste. Más allá del drama para la persona que se quita la vida y sus familiares, no podemos olvidar a los vecinos que viven a los pies de ambos viaductos. Estas últimas semanas se han encontrado en las puertas de sus casas con un espectáculo macabro que hay que tratar de evitar que se repita.
Teniendo en cuenta además que hay un parque infantil justo en la vertical del viaducto nuevo, cuanto antes se tomen medidas, mejor para evitar que los niños puedan ver algo tan horrible.
La alcaldesa sólo se refería en sus declaraciones de esta semana al viaducto que depende del Ministerio de Transportes, pero no podemos olvidar el viaducto de Fernando Hué (que depende del Ayuntamiento) donde la instalación de medidas disuasorias sí que afectarán a la estética del mismo. Quizás no sea necesario recurrir a las mamparas de cristal que existen en el viaducto de Segovia de Madrid y se pueda optar por elevar y hacer más complicado encaramarse a las barandillas existentes en la actualidad.
La medida será cara, pero si permite salvar vidas valdrá la pena hacerlo.
No se olvidaba la alcaldesa, ni debemos de hacerlo nadie, en poner el foco en la salud mental.
Porque el suicidio es una pandemia silenciosa que se lleva a más de 4.000 personas al año en nuestro país (lo que supone 11 al día).
Nada ni nadie podrá impedir que quien esté decidido a quitarse la vida lo haga, pero nuestro deber como sociedad es ofrecerles todos los recursos necesarios para evitar que lo hagan y esto incluye dificultar, en este caso, que saltar al vacío sea tan tristemente fácil.