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La capa de Lambán La capa de Lambán

La capa de Lambán

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Javier Silvestre

Ashley Barrett es una protagonista secundaria de la serie de antihéroes The Boys (Amazon Prime). Por el nombre seguro que muchos seguidores de esta distópica y escatológica obra audiovisual no tienen ni idea de quién hablo. Pero si les digo que es la jefa de prensa que representa a la compañía Vought y que, capítulo tras capítulo, va siendo humillada por Patriota hasta límites ciertamente insoportables seguro que ya saben de quién les hablo.

Para los que no tengan el placer (o el aguante estomacal) de ver una de las series más bestias con las que me he cruzado en los últimos años les haré un resumen. Estados Unidos en la actualidad. La sociedad convive con una serie de personas denominadas súpers que tienen algún poder o habilidad sobrehumana. Los más poderosos trabajan para una empresa armamentística llamada Vought que pretende quedarse con todos los contratos de defensa del Gobierno estadounidense. Para ello, cuenta con los superhéroes más capacitados, liderados por Patriota, un rubio teñido vestido con un traje de licra que emula la bandera de EE.UU.  Estos héroes son, en realidad, antihéroes en toda regla. Matan a inocentes, sólo se mueven por codicia, traicionan a todos sus compañeros y siembran el terror para lograr sus objetivos. Patriota es el peor de ellos, pero la sociedad no es consciente de cómo es en realidad porque están cegados por las campañas de propaganda de Vought. Da igual lo malo que sea, el público ama a Patriota porque no lo conoce realmente. Y los que están cerca de él le tienen tanto miedo que sucumben a todas sus exigencias.

Es lo que le ocurre a la pobre Ashley, que empieza la temporada con un traje de chaqueta creyéndose que se va a comer el mundo y acaba arrancándose el pelo a mechones mientras su Patriota le desprecia en público y en privado. Ella tiene dos opciones: decir “basta”, perder su aparente poder dentro de la empresa y ser ejecutada por Patriota… o tragar. Y eso hace: traga, traga y traga.

Se preguntarán por qué me ha dado por escribir sobre series de ficción. Pues bien, porque Ashley, o al menos su personaje, me recuerda a Pilar Alegría. Cuando la veo cada martes sentada en la rueda de prensa del Consejo de Ministros pienso en lo duro que tiene que ser para ella aferrarse a esa posición de poder; cuánto tiene que estar tragando para conservar su estatus dentro del Gobierno.

Y cuando creo que la humillación que le impone su Patriota de carne y hueso no puede ser mayor, llega ella y se supera comparando a Teruel con la nueva financiación para Cataluña. Lo de Pilar sólo puede tener un final apocalíptico. O así lo veo yo. Porque desde que fuese ungida por su todo-poderoso-líder, su carrera política ha sido meteórica en detrimento de su imagen pública. Pero por seguir ahí, respirando el embriagador aroma del Patriota, todo vale.

No están especialmente contentos en el PSOE de Aragón con Pilar. Más bien lo contrario. Los que la conocían de tiempos pasados aún se pellizcan viéndola al frente de un Ministerio y ejerciendo la portavocía del Gobierno. Luego, la oyen hablar y entienden por qué está ahí.

Porque no hay filtros, ni criterio, ni oposición al líder. Porque el argumentario se impone a la razón. Porque sin Patriota no sería nadie.

Es lo que consigue el líder de los antihéroes: le expone hasta tal punto que sabe que no hay vuelta atrás si le da la espalda. Son muchos los que se han quemado a lo bonzo pensando que Patriota les apagaría las llamas y ahora son cenizas. Sólo los que saben que todo está perdido ya se atreven a plantar cara al líder. Lambán es uno de ellos. Quizás porque sabe que los verdaderos héroes no llevan capa.