Síguenos
Gazpacho de tambores Gazpacho de tambores

Gazpacho de tambores

banner click 236 banner 236
Javier Silvestre

Iba yo este viernes 2 de enero al mediodia hacía el centro cuando, mientras cruzaba el viaducto, comencé a escuchar un sonido muy familiar. A medida que me acercaba a la plaza de San Juan las sospechas se convirtieron en incredulidad. Efectivamente, estaban sonando tambores y bombos. Pensé que, como sólo quedan cuatro meses para Semana Santa, habría alguna cofradía ensayando en la zona de San Julián y que los caprichos del viento dirigían su rítmico sonido hacia mí. Pero no.

Cuál fue mi sorpresa al entrar en la plaza y ver a un grupo de unos 30 chavales tocando una retreta con tambores y bombos. Justo al llegar a su altura se pusieron en marcha y anduvieron, rodeados de gente, hasta la plaza del Torico. Yo no entendía nada. ¿Qué festividad se celebra un 3 de enero para sacar estos instrumentos tan característicos de Semana Santa el tercer día del año?

No fue hasta llegar a casa que supe lo que ocurría gracias a Aragón TV: una demostración para “despertar vocaciones en Navidad” en la que se permitía a los más pequeños, al llegar a la plaza del Torico, probar su habilidad con la maza o los palillos. Es más, resulta que no es el primer año que lo hacen. Pese a sacarme de mis dudas, la perplejidad siguió instalada en mí.

No tardó en llegar a ese bendito grupo de WhatsApp de mis amigos un mensaje en el que uno de ellos se preguntaba qué narices pintan tambores y bombos tocando en Navidad. Se preguntaba, con ironía, si también habría ensogado en la Cabalgata de esta tarde.

Mi amigo no es el único que piensa que se nos está yendo de las manos esto de sacar a pasear los tambores y bombos a la mínima ocasión. Es más, uno puede hacer una recopilación de cuántas veces al año un ciudadano o un turista se encuentra con los sonidos propios de la Semana Santa fuera de su contexto… y ciertamente sólo nos falta sacarlos durante la puesta del pañuelico.

Los que me leen ya saben que yo soy bajo aragonés en lo relacionado a la Semana Santa (más bien alcañizano). Y no concibo ver a la hermandad del Silencio haciendo una demostración en Motorland para despertar vocaciones. Aquí en Teruel tenemos la costumbre de exprimir hasta la saciedad aquello que nos hace brillar, pero corremos el riesgo de generar hartazgo entre propios y extraños. Eso, por no hablar del sinsentido que tiene hacer sonar elementos de percusión que emulan al gran terremoto que se produjo tras la muerte de Jesucristo a una semana de haber celebrado su nacimiento. Pero parece que la razón de ser que tienen ciertas cosas importan poco cuando lo que prima es el folclore. A este gazpacho de tambores y bombos le sobra pepino y corre el riesgo de que se nos repita.

El BMW de la discordia

Permítanme que aporte información extra sobre el flamante BMW que luce desde hace unas semanas la Policía Local de Teruel. Tras mi columna de hace siete días, oh sorpresa, alguien se ha dado prisa en responder todas las preguntas que nos hacíamos muchos ciudadanos.

Resulta que el deportivo -de casi 300 CV y tres puertas- procede de un decomiso policial. El Ayuntamiento hacía pública una nota de prensa en la que aclaraba que el vehículo procede del  “Centro Autorizado de Tratamiento y Vehículos y cuyo destino era su destrucción y  descontaminación” y “estaba inmovilizado en el depósito municipal por infracción administrativa o penal, y no fue retirado por su titular o persona autorizada en el plazo indicado”.

El consultorio recuerda que “según prevé el artículo 106 de la Ley de Seguridad Vial, la administración competente puede acordar la sustitución del tratamiento residual del vehículo por su adjudicación a los servicios de vigilancia del tráfico”. Y lo más importante: “ha costado 6.000 euros una vez rotulado y equipado con los  accesorios necesarios para prestar los servicios propios de la Policía Local de Teruel”.

¿Ven como no era tan difícil? No entiendo por qué en la presentación de la nueva flota no se dijo nada, dando pie a que todos los ciudadanos especulásemos. Me alegro de que el Ayuntamiento haya aclarado todas las dudas aunque haya hecho falta una columna de opinión para que diesen explicaciones. Empiecen a tratarnos como adultos, que quizás se llevan una sorpresa.