¿Y ustedes con quién van? ¿Con Shakira? ¿Con Piqué? ¿Con ninguno? Tengo que admitir que yo no lo tengo nada claro aún, pero el tema me tiene atrapado. Es un auténtico culebrón latino que nos ha estallado en la cara y que hay que disfrutar como simples espectadores, dejándonos de mantras ideológicos que todo lo apelmazan.
La historia es bien sencilla y quien más, quien menos, conoce (o ha vivido) cosas similares: Pareja se conoce, pareja deja a sus anteriores parejas para estar junta, pareja se casa y tiene hijos, pareja se separa… y pareja se tira los trastos a la cabeza (en sentido figurado, obviamente) en un acto de despecho mutuo. Sin embargo el error aquí es considerar que ella, Shakira, es la víctima, porque si bien es la que fue dejada por otra mujer, no sabemos hasta qué punto la relación era “sana” de puertas para adentro y qué papel jugaba ella.
Está claro que para hacer la canción que acaba de presentar tiene que ir sobrada de carácter la colombiana. Es una venganza en toda regla, un tema que deja retratado de por vida a su ex y que (aquí es donde tengo más dudas) también expone a la nueva pareja de Piqué, Clara Chía.
La canción es un bombazo que vamos a bailar hasta bien pasado el verano. Pero la intrahistoria que la rodea consigue que cada vez que suena, nosotros también recordemos a los que nos hicieron daño alguna vez… y nos alegremos de haberlo superado. Por eso este tema es terapéutico en cierta forma: porque todos hemos sido Shakira en algún momento y saboreamos la venganza ajena como si fuera propia. Aunque, ¿quién no ha sido Clara alguna vez? Eso nos da igual ahora mismo porque ya saben que cuando escuchamos e interiorizamos una canción siempre nos situamos en el lado “bueno” de la historia. No somos el “mamón” al que le iban a quemar el coche los Hombres G, ni somos “el que se enamoró de ti” y no sabemos a “qué dedica el tiempo libre” de Perales. Siempre somos “aquel, el que te sueña” o el chico que iba “caminando ausente” frente a la parada del 28. Nos proyectamos en la parte buena de la canción.
Nos identificamos con “María mojando las ganas en el café”, pero jamás nos creemos Mario Postigo atacado por “drogadictos en plena ansiedad” sobre el que pesan “tres cruces” de Mecano. Si me apuran, somos capaces de somatizar “que tu cuerpo huele a leña de otro hogar” y, a renglón sentido, maullar como la “gata sobre el tejado” siendo la querida en este caso.
Eso sí, cuando cogemos una canción de Álex Ubago o Nena Daconte es imposible encontrar el lado bueno a nada, así que toca apechugar con lo elegido.
Shakira ha hecho caja con la venganza y Piqué, que es mejor negociante que futbolista, va a rentabilizar esto por todas partes. Y claramente, su actual pareja, ha pasado a tener una de las entrevistas más cotizadas de los últimos años por ser parte de la protagonista de la canción. Todos ganan. Bueno, ¿todos?
Ahí es donde podemos preguntarnos qué pasa con los hijos de la pareja. Cómo verán toda esta situación. Desgraciadamente, se demuestra una vez más, que los famosos también son humanos y que en las guerras de los adultos siempre salen malheridos los pequeños. Ahora no entenderán nada: ni que su madre hablé de Ferraris y Twingos, ni que su padre vaya regalando relojes Casio a todo quisqui. Pero con el tiempo serán ellos los que tendrán que valorar quién hizo qué y cómo lo hizo. Entenderán que sus padres, aunque muy ricos y muy famosos, son de carne y hueso, y que la toda esta historia ha ayudado a mucha gente que estaba claramente despechada.