La DGA va a cerrar el CEEI Aragón (Centro de Empresas e Innovación) en Teruel y Huesca. Una decisión que ha cogido por sorpresa a los emprendedores turolenses que habían decidido apostar por ubicar sus negocios en este vivero de empresas. Se enteraban, como suele ocurrir en estos casos, por la prensa. Era el Diario del Alto Aragón el que destapaba las intenciones del Gobierno Aragonés, que en su nuevo plan estratégico 2024-2027 ha decidido clausurar las actuales sedes del CEEI en Huesca y Teruel.
En la capital altoaragonesa se les ha ofrecido a las siete empresas radicadas allí que se trasladen al Parque Tecnológico Walqa, a 8 kilómetros de la ciudad. En el caso de Teruel, la opción que se les ofrece es que se trasladen, atención, al Parque Tecnológico del Motor de Aragón (Technopark Motorland) en Alcañiz. A tan sólo 150 kilómetros de distancia.
Pocas explicaciones se han dado por el momento sobre los motivos para tomar esta decisión pero está claro que, como siempre, las cosas se hacen mal y sin pararse a pensar ni un minuto. Les explico por qué. Imaginen el susto de los empresarios y los trabajadores del CEEI en Teruel cuando les llega la noticia. Pero resulta, que nadie se ha puesto en contacto con las ocho empresas afectadas. Ni una llamada, ni un correo electrónico, ni un triste cartelito en la puerta de la sede del CEEI Aragón de nuestra ciudad. A la falta de formalidad, se le suma el asombro al conocerse que mudarse a Alcañiz se trata sólo “de un ofrecimiento y no de una obligación”, según fuentes del departamento de Presidencia, Economía y Justicia. Desde la DGA entienden las “dificultades” de irse a más de 150 kilómetros de distancia para los trabajadores de estas ocho empresas, así que no van a dejar a nadie “tirado”.
¿Entonces qué pasa con este vivero de empresas de nuestra ciudad? ¿Cierra o no cierra? Pues, por lo que se ve, en el caso de que los actuales inquilinos quieran continuar haciendo uso de las instalaciones “se respetarán los plazos establecidos en cada uno de los contratos”, publicaba este mismo diario ayer sábado. Con lo que el cierre se retrasará hasta dentro de “dos o tres años o hasta que se vacíe, lo que va para largo, porque algunas tienen contratos prorrogables”. Muy coherente todo, sí señor. Menos mal que el director del CEEI Aragón, Javier Martínez, se va a desplazar hasta Teruel para hablar con las empresas afectadas. Supongo que les explicará por qué se pegó todo el mes de agosto dando una ronda de entrevistas en medios de comunicación diciendo frases como que “Aragón es una potencia tecnológica de primer orden” sin avisarles de que se desmantelaba la sede de la capital turolense. Quizás, ni el propio Javier conocía este plan estratégico. Este antiguo diputado de Ciudadanos se convirtió en presidente del Centro de Empresas e Innovación hace menos de un año y su contratación pública también es para llevarse las manos a la cabeza.
Octubre de 2023. El entonces Gobierno de PP-Vox tuvo que rebajar las exigencias para ocupar este puesto y poder colocar a Javier Martínez. Se eliminó la exigencia de tener una titulación universitaria, hablar inglés de forma fluida y tener experiencia en funciones directivas un mínimo de 15 años. Tras adaptar las necesidades al candidato, entrevista personal y, ¡oh sorpresa!, ya tenemos nuevo presidente del CEEI, según publicaba el Heraldo de Aragón. Es todo tan disparatado y rocambolesco que no sé cómo no se les cae la cara de vergüenza. Porque no se trata sólo de deslocalizar a las personas que quieran emprender en Teruel y llevárselas a 150 kilómetros de distancia. Es que ni tan siquiera han sabido desmantelar bien la sede y se la van a tener que envainar hasta que los inquilinos quieran. Eso por no hablar de las formas. Es un despropósito enterarse por la prensa que o te mudas a Alcañiz o tu proyecto empresarial (y vital) no tiene ya cabida. Y peor aún que nadie dé un sólo motivo claro y lo enmascaren de “flexibilidad tecnológica” y otros eufemismos que no cuelan. No nos traten como a idiotas porque no lo somos. Si no hay dinero, díganlo. Si se quiere maquillar el páramo tecnológico en el que se ha convertido Motorland (con su consiguiente sumidero de dinero publico), explíquenlo. Si es un momento de clarividencia política que responde a saber qué intereses inalcanzables para nuestro razonamiento como ciudadanos, inventen alguna excusa creíble. Pero dejen de hacer el ridículo con decisiones inexplicables, mal ejecutadas y que dicen mucho de cómo no deben hacerse las cosas.
En la capital altoaragonesa se les ha ofrecido a las siete empresas radicadas allí que se trasladen al Parque Tecnológico Walqa, a 8 kilómetros de la ciudad. En el caso de Teruel, la opción que se les ofrece es que se trasladen, atención, al Parque Tecnológico del Motor de Aragón (Technopark Motorland) en Alcañiz. A tan sólo 150 kilómetros de distancia.
Pocas explicaciones se han dado por el momento sobre los motivos para tomar esta decisión pero está claro que, como siempre, las cosas se hacen mal y sin pararse a pensar ni un minuto. Les explico por qué. Imaginen el susto de los empresarios y los trabajadores del CEEI en Teruel cuando les llega la noticia. Pero resulta, que nadie se ha puesto en contacto con las ocho empresas afectadas. Ni una llamada, ni un correo electrónico, ni un triste cartelito en la puerta de la sede del CEEI Aragón de nuestra ciudad. A la falta de formalidad, se le suma el asombro al conocerse que mudarse a Alcañiz se trata sólo “de un ofrecimiento y no de una obligación”, según fuentes del departamento de Presidencia, Economía y Justicia. Desde la DGA entienden las “dificultades” de irse a más de 150 kilómetros de distancia para los trabajadores de estas ocho empresas, así que no van a dejar a nadie “tirado”.
¿Entonces qué pasa con este vivero de empresas de nuestra ciudad? ¿Cierra o no cierra? Pues, por lo que se ve, en el caso de que los actuales inquilinos quieran continuar haciendo uso de las instalaciones “se respetarán los plazos establecidos en cada uno de los contratos”, publicaba este mismo diario ayer sábado. Con lo que el cierre se retrasará hasta dentro de “dos o tres años o hasta que se vacíe, lo que va para largo, porque algunas tienen contratos prorrogables”. Muy coherente todo, sí señor. Menos mal que el director del CEEI Aragón, Javier Martínez, se va a desplazar hasta Teruel para hablar con las empresas afectadas. Supongo que les explicará por qué se pegó todo el mes de agosto dando una ronda de entrevistas en medios de comunicación diciendo frases como que “Aragón es una potencia tecnológica de primer orden” sin avisarles de que se desmantelaba la sede de la capital turolense. Quizás, ni el propio Javier conocía este plan estratégico. Este antiguo diputado de Ciudadanos se convirtió en presidente del Centro de Empresas e Innovación hace menos de un año y su contratación pública también es para llevarse las manos a la cabeza.
Octubre de 2023. El entonces Gobierno de PP-Vox tuvo que rebajar las exigencias para ocupar este puesto y poder colocar a Javier Martínez. Se eliminó la exigencia de tener una titulación universitaria, hablar inglés de forma fluida y tener experiencia en funciones directivas un mínimo de 15 años. Tras adaptar las necesidades al candidato, entrevista personal y, ¡oh sorpresa!, ya tenemos nuevo presidente del CEEI, según publicaba el Heraldo de Aragón. Es todo tan disparatado y rocambolesco que no sé cómo no se les cae la cara de vergüenza. Porque no se trata sólo de deslocalizar a las personas que quieran emprender en Teruel y llevárselas a 150 kilómetros de distancia. Es que ni tan siquiera han sabido desmantelar bien la sede y se la van a tener que envainar hasta que los inquilinos quieran. Eso por no hablar de las formas. Es un despropósito enterarse por la prensa que o te mudas a Alcañiz o tu proyecto empresarial (y vital) no tiene ya cabida. Y peor aún que nadie dé un sólo motivo claro y lo enmascaren de “flexibilidad tecnológica” y otros eufemismos que no cuelan. No nos traten como a idiotas porque no lo somos. Si no hay dinero, díganlo. Si se quiere maquillar el páramo tecnológico en el que se ha convertido Motorland (con su consiguiente sumidero de dinero publico), explíquenlo. Si es un momento de clarividencia política que responde a saber qué intereses inalcanzables para nuestro razonamiento como ciudadanos, inventen alguna excusa creíble. Pero dejen de hacer el ridículo con decisiones inexplicables, mal ejecutadas y que dicen mucho de cómo no deben hacerse las cosas.