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Agentes lejanos

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Javier Silvestre

Recuerdo antaño cuando siempre había un policía municipal en la plaza del Torico. Es más, de bien joven una vez presencié un desagradable incidente y mi cabeza no se planteó nada que no fuese ir a informar al agente que siempre estaba allí. Desde hace años, las cosas han cambiado… pero no sé si para bien.

Me decía un amigo esta semana, no sin falta de razón, que “nunca ves a los policías a pie por el centro patrullando, sólo saben dar vueltas en el coche, con las luces encendidas y dando una sensación de lejanía con el ciudadano”.

Empecé a repasar mentalmente hace cuánto tiempo no veía a los policías locales dándose un paseo, un día cualquiera, por el centro de la ciudad (del resto de barrios ni hablamos). Y no fui capaz de recordarlo. Siempre, siempre, siempre van metidos en el coche patrulla. Y si pasa algo, sólo si pasa algo, ponen pie a tierra.

Otro amigo añadía que “van en el coche patrulla incluso a tomarse el café a las ocho de la mañana… y eso que acuden a un establecimiento de la calle de San Juan teniendo la base en la plaza del Ayuntamiento”. Yo ahí saqué la cara por los policías diciendo, que si hay alguna urgencia, es lógico que tengan el coche en la puerta de la cafetería. Aunque noté que esta explicación no parecía convencer a mis interlocutores.

Yo no sé si los protocolos de seguridad señalan que los agentes deben de estar siempre patrullando en coche (o en moto), pero sí que creo que se está perdiendo un valor propio de la policía local: la proximidad con el ciudadano. Entiendo que se está mejor guarecido del clima dentro de un vehículo, pero no estaría de más recuperar esa figura de la patrulla a pie en el centro de la ciudad. Aunque sus funciones acaben siendo una mezcla de oficina de turismo, páginas amarillas y relaciones públicas.

Sin embargo, lejos de sacar a la calle a los agentes, el Ayuntamiento ha adquirido dos nuevos vehículos a su flota. Un Toyota Land Cruiser valorado en 53.000 euros y un BMW 335 E92 de casi 300 caballos de potencia. Sobre el primero, un 4x4, nada que decir ya que viene a sustituir al anterior todoterreno que estaba ya para el desguace. Pero lo del BMW…

No se ha hecho público cuánto ha costado a las arcas municipales, aunque en algún medio se apunta a que procedería de una subasta de coches embargados por el Estado. Es un deportivo que dejó de fabricarse en 2010 y que ahora podemos ver dando vueltas por la ciudad con algún flamante agente a bordo, ávido de sacarle toda la potencia a su motor. Normal, entiendo que lo habremos adquirido por si hay que perseguir a algún delincuente que consiga ponerse a 200 km/h por alguna calle de la ciudad, ¿no creen?

Lo más llamativo es que el coche es tan deportivo que sólo cuenta con tres puertas (las dos delanteras y el maletero). Ahí sí que me estalla la cabeza. ¿Qué harán si detienen a alguien? ¿Reclinarán los asientos para que pase el esposado o lo llevarán de copiloto mientras saca un codo por la ventanilla?

Seguro que el concejal de Policía Local puede darnos explicaciones de por qué, con qué finalidad, a quién se le ocurrió y cuánto costó adquirir este BMW deportivo para la flota de nuestra policía local. Sea como sea, ojalá ver menos este coche dando vueltas sin parar por las calles peatonales del centro y más ver a los agentes a pie haciendo rondas. Porque ya les digo yo que hay calles en el centro donde ni los vecinos se atreven a entrar a ciertas horas y donde hay una serie de maleantes que se han adueñado de las mismas que ven a distancia cómo los coches patrulla, cuyas luces parecen una discomóvil, se aproximan desde el Tozal.

Me extraña que yo sepa todo esto y nuestros responsables de seguridad ciudadana no. Pero hay veces que es más cómodo parapetarse detrás de un cristal tintado que poner pie en adoquín y enfrentarse a la realidad sin filtros. No es culpa de los agentes si no de los que les ordenan patrullar así, eso que quede claro. Ojalá esté 2025 ganemos en cercanía y nos ahorremos unos euros en combustible.