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Víctor Sanz Herrero, autor del libro 'Abuelos, contadnos cosas' : “Es una pena que no se recuperen más historias, con cada anciano que se va, muere una biblioteca” Víctor Sanz Herrero, autor del libro 'Abuelos, contadnos cosas' : “Es una pena que no se recuperen más historias, con cada anciano que se va, muere una biblioteca”
Víctor Sanz Herrero, con el libro que acaba de publicar

Víctor Sanz Herrero, autor del libro 'Abuelos, contadnos cosas' : “Es una pena que no se recuperen más historias, con cada anciano que se va, muere una biblioteca”

“Esta obra es una provocación, busca animar a la conversación entre los abuelos y sus propios nietos”
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Cruz Aguilar

Víctor Sanz Herrero, maestro de profesión y alcalde de Valbona durante 20 años, acaba de publicar con la Editorial Autografía un libro que tiene mucho de autobiográfico y grandes dosis de provocación. Busca que nietos y abuelos entablen conversaciones que les enriquezcan a ambos y lo hace escribiendo una obra en primera persona, dirigida a sus propios nietos. Abuelos, contadnos cosas, se presentará este jueves día 27 a partir de las 19:00 horas en el Casino de Teruel y junto al autor estará el escritor Juan Villalba.

-¿Qué vamos a encontrar en 'Abuelos, contadnos cosas'?

-El libro es un contacto directo entre abuelos y nietos, establecer una relación entre los nietos y los abuelos. Hay cierta demanda por parte de los nietos de que les cuenten cosas porque tienen una riqueza incalculable. Provocador y animador de la conversación entre ambos. En cuanto a lo que no es, no es ni una enciclopedia ni una antología del juego de canciones.

-¿Porqué hace esta aclaración?

-Porque a veces uno piensa encontrar en un libro algo que el autor no ha tenido intención de dar. Hay muchos escritos sobre el juego, lo que busco es la interacción entre abuelos y nietos a través del juego.

-¿Cómo surge este libro?

-Empecé hace más de 30 años porque el Instituto de Estudios Turolenses me pidió que escribiera un libro sobre juegos, pero me puse a recopilar material y me di cuenta de que era un trabajo muy laborioso que dadas mis circunstancias laborales y personales no podía asumir. Al cabo de los años, cuando hice pedagogía terapéutica me di cuenta de las posibilidades que tenía el juego, las competencias que adquirían los críos con esos juegos. Hice un estudio juego a juego, pormenorizado, para ver qué capacidades despierta en cada caso, pero también lo dejé por su amplitud. Hace unos años retomé la idea que derivó en el libro que ahora se edita.

-¿Cómo se articula?

-Tiene cuatro cuerpos distribuidos en 50 capítulos. En él cuento la historia a mis propios nietos, lo que yo viví y también lo que vivieron sus bisabuelos y tatarabuelos. Tras cada capítulo, para reforzar y que se sientan animados les explicó un juego o dos y cantamos una canción. Hay 150 juegos y 50 canciones. La estructura son tres cuerpos y hay un cuarto que incluye las entrevistas que yo hice en la revista La Carroncha, a personas que están todas fallecidas, pero su testimonio es importante y las he incluido resumidas. Concretamente hay un testimonio de una persona de Villar del Cobo que nació en el siglo XIX, vivió en el XX y murió en el XXI.

-¿Tiene mucho de personal este libro?

-Totalmente, es una vivencia personal mía porque son juegos a los que he jugado, las canciones que incluso son las he cantado… Estamos en el minuto 90, en la prórroga de que esto no lo cuente nadie porque esas personas que tienen esas vivencias van a desaparecer. Es una pena que no se hayan recuperado más historias vivas de las personas. Cada vez que muere un anciano, muere una biblioteca.

-¿A quién va dirigida esta publicación?

-A todos los sectores porque lo puede leer cualquiera, pero tiene una intencionalidad clara de que se produzca interacción entre los abuelos y sus propios nietos, que les inspire confianza. Ese diálogo es necesario porque en este mundo complejo en el que vivimos, sin norte, creo que los abuelos pueden ser el norte de los nietos. También va dirigido a los docentes, es una herramienta de trabajo para ellos, bien aprovechado ellos pueden ser los interlocutores para conseguir información a través de sus alumnos.

-¿Podría usarse como una guía didáctica?

-No, no es una guía didáctica y los docentes no se tienen que basar en lo que yo he escrito, sino que tiene que usarse para provocar conversaciones y que esos alumnos recojan la información contada a partir de las experiencias de sus abuelos, que les pregunten cómo vivió una determinada situación, cómo jugó. Esto es una transmisión oral, yo cuento lo que había en Valbona, pero en Mora es otra cosa.

-¿Se ciñe a unas décadas concretas?

-Sí, hablo de las personas que vivieron en los años 20, 30 y 40. Tengo varias fechas que son fundamentales ara el desarrollo de los pueblos, que es cuando llega la luz, cuando se pone el agua potable y también es importante el funcionamiento del hospital Padre Polanco en la capital, porque en algunos capítulos hablo de las enfermedades.

-¿Cree que falta ese diálogo entre abuelos y nietos?

-Sí porque no hay tiempo para hablar y alguien tiene que provocar esa conversación. Los niños tienen la tablet, la tele, el móvil, la bicicleta… Es muy difícil entablar una conversación, por eso es importante la interacción del colegio, porque si al niño se le propone que pregunte al abuelo sobre canciones y juegos se incentiva a hacerlo.

-¿Cómo se ha recibido en los colegios?

-Les ha parecido una maravilla, aunque justamente ha salido ahora que no tienen niños.

-¿Cómo se va a difundir?

-Dependerá de la plataforma que utilice la editorial, aunque yo voy a hacer una difusión personalizada, haré presentaciones en prácticamente todos los pueblos de Gúdar-Javalambre.