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Rubén Lombarte, batería de Los Draps: Rubén Lombarte, batería de Los Draps:
Rubén Lombarte es el primero por la izquierda, agachado, junto al resto de la banda en el CSA l'Argilaga cuando estaba en Valderrobres

Rubén Lombarte, batería de Los Draps: "Más allá de proyectos puntuales, la música en directo está muriéndose en el ámbito rural"

Los Draps actuaron la noche del sábado en Mazaleón, en un concierto para apoyar al centro social l'Argilaga
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Formada en el Matarraña en 1992 como un dúo, Los Draps son ahora una de las bandas de punk rock de referencia en la provincia de Teruel, integrada por diez músicos (Álex Romero, Valderrobres, voz; Sergio Espígol, Peñarroya, bajo; Rafel Campanals, Orta de Sant Joan, guitarra; Franchi del Desierto, Zaragoza, guitarra; Rubén Lombarte Kolores, Peñarroya, batería; Jorge Lombarte Kolores, Peñarroya, dulzaina; Germán Celma, La Codoñera, dulzaina; Mario Blanch, Peñarroya, dulzaina; Víctor Celma, Valderrobres, trombón; y Andrés Roda Soriaco, Valderrobres, trompeta. Tienen una maqueta (Terra de frontera, 2000), tres discos en el mercado, No mos fareu callar! (2005), Un crit al vent (2008) y La penúltima bala (2017); y un EP, Filagarxos (2020), que reúne sus últimos singles y grabaciones. La noche de este sábado tenían previsto actuar en l’Argilaga (22.30 h.) en un concierto a favor de este centro social autogestionado de Mazaleón. 

-Tras el parón en 2011, el retorno en 2017 y el nuevo parón pandémico del 2020... ¿Los Draps regresan definitivamente al ruedo?
-Sí, aunque nos lo tomamos de otro modo. Antes de dejarlo sobre el 2011 teníamos muchos conciertos, íbamos de un lado para otro y nos erosionábamos mucho, hasta el punto de no saber si merecía la pena ir tan liados. Así que a la hora de volver a retomar el proyecto, que habíamos dejado aparcado, firmamos un contrato no escrito que dice que somos un grupo de amigos que estamos en esto para divertirnos y para hacer un máximo de cinco o seis conciertos al año, algo que podamos concilian con nuestros trabajos y nuestra situación. Todo lo que pase de ahí tiene que ser algo muy, muy especial, a lo que no podamos negarnos.

-No es nada habitual una banda de punk con diez miembros...
-Es que  a los cinco de la banda más convencional de punk, batería, cantante, dos guitarras y bajo, añadimos tres dulzaineros, una trompeta y un trombón. Cuando regresamos nos salieron algunas cosas muy chulas, algún concierto muy interesante, y decidimos incorporar esos sonidos, aportar algo nuevo, nutriéndonos de bandas catalanas y valencianas.

Ensayos

-¿Y cómo lo llevan para ensayar juntos, teniendo en cuenta que además viven en varios pueblos del Matarraña, en Zaragoza, en Tarragona...?
-Pues difícil, aunque somos un nucleo importante del Matarraña, es verdad que otros viven lejos... pero tenemos nuestra asamblea anual, en la que nos juntamos en Peñarroya de Tastavins, comemos, hacemos unas risas y organizamos un par de ensayos.

-Mantienen mismo estilo y mismos principios, ¿no?
-Sí... nosotros lo llamamos punk-core, pero cada cual puede llamarlo como quiera. Nuestras madres lo llaman ruido. Quienes nos conocen saben que hacemos música directo, letras reivindicativas, desvergonzadas, algunas polémicas... pero es que llamar la atención siempre ha sido la esencia de punk. Aunque es verdad que en el último disco, La penúltima bala, hablábamos más de amigos y de nostalgias... será que empezamos a hacernos viejos.

-Uno de esos cinco o seis conciertos sería en l’Argilaga de Mazaleón. ¿Por qué?
-Porque es un proyecto autogestionado que hace un trabajo brutal, consiguiendo un circuito de conciertos que ya le gustaría a alguna capitales de provincia. Hace poco vinieron Willis Drummond, Zea Mays el 31 de marzo... su filosofía consigue darle vida a la música en directo en un pueblo de 500 habitantes y a todo su entorno. Es un proyecto estupendo y necesita financiación, y cuando nos propusieron colaborar nos pareció perfecto, porque nos sentimos muy identificados con su proyecto. Con el Franja Rock como único festival de referencia en la comarca, más allá de proyectos como l’Argilaga o La Barraca en Cretas la música en directo está muriéndose en el ámbito rural.

-¿Tienen perspectivas de volver  a grabar pronto?
-El sábado no sonará nada nuevo para quien conozca nuestro repertorio, pero tenemos cositas por ahí, tenemos bastante material, letras y melodías bastante potentes. Pero encontrar el momento oportuno y el tiempo para grabar no es sencillo.

-Y eso que cuentan con Franchi del Desierto entre sus filas...
-Sí, tenemos la suerte de que toca con nosotros la guitarra, es un pedazo de artista y además en el local donde ensaya con Los Gen graba discos. Lo tenemos muy a mano, pero grabar es una experiencia muy estresante y hay que encontrar tiempo. En la última ocasión, en 2017, lo grabamos casi sin haber ensayado. º