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Roberto Martínez, profesor de historia y escritor: “Una sociedad sin estructuras de poder es, a corto plazo, utópica e inviable” Roberto Martínez, profesor de historia y escritor: “Una sociedad sin estructuras de poder es, a corto plazo, utópica e inviable”
Roberto Martínez ha ejercido como profesor en el IES?Vega del Turia

Roberto Martínez, profesor de historia y escritor: “Una sociedad sin estructuras de poder es, a corto plazo, utópica e inviable”

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Roberto Martínez es un profesor oscense que este curso pasado ha trabajado en el IES Vega del Turia. Recientemente presentó en la Librería Senda de Teruel Rumbo a Zaragoza. Crónica de la Columna Durruti, un ensayo histórico sobre la columna que partió en Barcelona durante la guerra civil española con el objetivo de liberar Zaragoza y extender la revolución anarquista.

- ¿Novela sobre los hechos históricos?

- No, el libro es un ensayo histórico puro. He evitado novelar porque eso supone caer en la tentación de imaginar historias, y aunque eso es lícito, yo quería evitarlo. 

- ¿Se dirige a un público iniciado en la historia del anarquismo o no necesariamente?

- En ocasiones el libro puede hacerse duro para alguien que no haya leído nada sobre el tema, porque es denso. Cuando lo escribí traté de dirigirme a todo tipo de públicos para que la obra globalmente se entendiera bien, aunque algunos asuntos puntuales no se comprendieran a fondo.  Pero es inevitable mencionar muchos personajes históricos de manera solo fugaz, porque de lo contrario la obra sería muchísimo más voluminosa. 

- ¿De dónde parte su interés por el anarquismo?

- La obra fue el trabajo de mi tesina, a la que además de una salida profesional he querido darle otra editorial. El anarquismo me ha interesado siempre, porque además España es una gran excepción. Durante los años 30 la mayor parte de los movimientos anarquistas del mundo eran minoritarios excepto en nuestro país, donde CNT agrupaba cientos de miles de trabajadores con capacidad de organizar huelgas tremendas y desafiar seriamente al Estado. 

- Uno de los hitos fundamentales de la Columna Durruti fue la formación del Consejo de Aragón en octubre de 1936. ¿Lo recoge en su obra?

- No profundizo en su historia pero sí que lo menciono, porque está relacionado con el asunto del poder. Una de las debilidades del anarquismo es que al estallar la revolución siguen imaginando una sociedad sin poder, gobernada por asambleas como comunas federadas, sin policía, sin cárceles... Cuando llega el momento de la verdad el desafío revolucionario es más difícil de lo que esperaban y les estalla en la cara. De repente y sin planificación previa deben decidir si toman el poder, si lo destruyen, si colaboran con la república... Al no tener claras estas cosas, el anarquismo perdió mucho tiempo en tomar estas decisiones, tiempo que no tenían. En este sentido el Consejo fue una gran excepción en la historia del anarquismo, porque en Aragón vieron que era inevitable constituir una estructura de poder, a pesar de que eso es contradictorio al propio anarquismo, y decidieron tomar la iniciativa, al contrario que en resto de España, donde los anarquistas siempre fueron a rebufo de los demás. 

 - ¿Por qué se centra precisamente en la Columna Durruti?

- Porque la historia de la Columna es en realidad la historia de la revolución. Una revolución que termina en derrota, incluso antes de acabar la guerra civil. Hubo una confrontación de proyectos revolucionarios y el más genuinamente anarquista, el que pretendía entregar el poder a los trabajadores, fue derrotado por la propia República antes de terminar la guerra. Lo que quedó después fue establecer una república democrática reformada, pero sin escapar del capitalismo.

- ¿Durante la época del Consejo de Aragón existieron tres Estados, o al menos tres gobiernos en España?

- No exactamente, pero las instituciones de la República estaban tan debilitadas que el anarquismo ocupó los huecos. Frente a los Ayuntamientos surgieron Comités Revolucionarios y frente a los Cuerpos de Asalto surgen Patrullas de Control, pero allí donde se asentó, en la franja aragonesa que quedó libre de la sublevación, no se llegó a establecer un gobierno anarquista paralelo que tuviera competencias. Y al no tener competencias el Gobierno de la República fue engulliéndolo, hasta que se decreta que hay que terminar con él por la fuerza y Líster entró con los tanques. 

- ¿Si el anarquismo no hubiera sucumbido al marxismo-leninismo, se hubiera derrotado a Franco?

- Eso es historia ficción. Lo que está claro es que el rechazo al poder y a la disciplina debilitaba mucho a los anarquistas. Si hubieran partido desde otras concepciones quizá hubieran vencido en la lucha de poder ante la República, pero derrotar a Franco, apoyado por Alemania e Italia, era otra historia. El proyecto revolucionario requería rapidez, disciplina, mando único, y eso no existía porque el anarquismo tradicional seguía creyendo en la utopía. Ya hubo sectores críticos dentro del anarquismo que lo advirtieron, pero fueron tachados de marxistas y comunistas.

- ¿Qué conclusiones pueden extraerse del proceso revolucionario español a la luz de la actualidad?

- La gran virtud del anarquismo fue denunciar la naturaleza corruptora del poder, incluso del que se ejerce en nombre de los trabajadores. Pero la solución que planteó no fue real sino utópico. Creo que deberíamos tratar de llegar a un equilibrio entre las dos visiones; buscar mecanismos que impidan la concentración del poder pero sin pensar que podemos inhibirnos. Una sociedad sin estructuras de poder es, a corto plazo, completamente utópica.