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Raquel Melero, licenciada en Derecho y escritora: “Una de las facultades del escritor es hacer que las ruinas regresen del pasado” Raquel Melero, licenciada en Derecho y escritora: “Una de las facultades del escritor es hacer que las ruinas regresen del pasado”
Raquel Melero con su primera novela, ‘Miraremos las estrellas’

Raquel Melero, licenciada en Derecho y escritora: “Una de las facultades del escritor es hacer que las ruinas regresen del pasado”

La autora debuta con ‘Miraremos las estrellas’, novela ambientada en Ojos Negros, de donde desciende
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Raquel Melero nació en Zaragoza y desde hace dos décadas está afincada en Badalona, aunque mantiene un gran nexo con Teruel a través de su familia materna, procedente de Ojos Negros. Por eso esta localidad es uno de los centros en torno a los que gira Miraremos las estrellas, su primera novela. Para Melero, la vocación de escribir ha existido siempre, pero es ahora cuando está reuniendo tiempo y fuerzas suficientes para obtener los primeros frutos.

-¿Qué historia cuenta su primera novela?

-Miraremos las estrellas cuenta la vida de Fermín, el personaje protagonista, desde que es un niño y durante toda su vida. Fermín pierde a sus padres en un accidente muy extraño, y a raíz de eso se ve envuelto en una complicada trama de intereses  entre los dos bandos de la Guerra Civil Española. Eso le aparta de su hermano y le empuja a vivir una vida de continua escapada, que le lleva de un lugar a otro hasta que recala en Ojos Negros, en el año 1940. Allí echará raíces y conocerá a su compañera de vida, conocerá la etapa en la que la minería en la localidad está en pleno apogeo. Pero la vida no le da tregua, todo se complica y tiene que volver a salir de allí...

-¿Podemos decir que tiene elementos de thriller, de novela policíaca?

-No, no... es verdad que hay cosas que no están claras y que el lector irá desvelando a medida que la novela avanza, pero no es el elemento importante de la narración, no tanto como la encrucijada en la que transcurre su vida, aunque no estén claras las razones de esa encrucijada.

-¿La Guerra Civil es elemento central, o simplemente una ambientación?

-No es una novela sobre la Guerra Civil, aunque parte de la historia tiene que ver con ella, y como tal es un elemento de fondo, del mismo modo que la Segunda Guerra Mundial. Yo diría que es una novela de amor enclavada en un momento histórico muy particular y muy intenso, que aporta muchos elementos capaces de modificar y determinar la trama y la historia de los personajes que aparecen. Además no hay que olvidar que la ficción de la novela abarca un tiempo muy amplio, prácticamente durante toda la vida de Fermín, así que hay diferentes ambientaciones. Pero no estamos ante un thriller ni ante un novela sobre la guerra Civil, sino una historia de amor con diferentes elementos.

-¿De dónde surge esta historia?

-Nació de una conversación que tuve con mi padre, que me contó la complicada vida que tuvieron dos gallegos  que se trasladaron a vivir a Beasaín, que es donde comienza la novela. Fue una historia que tuvo lugar durante la posguerra, y aunque no conocí a estas personas, su historia me inspiró. Yo enlacé en la novela los Altos Hornos de Vizcaya con las explotaciones de hierro de Ojos Negros, porque además me apetecía hablar de una época en la que el pueblo estaba lleno de vida. Hoy el barrio minero de Ojos Negros son ruinas, y una de las facultades mágicas que tiene el escritor es hacer regresar del pasado las ruinas, hacer que recuperen su esplendor, y de alguna forma dar el valor que los pueblos tuvieron hace algunos años.

-Ojos Negros es una de las localizaciones de la novela, a principios de los 40 con la minería funcionando, y en 2005, años después de los cierres...

-Una de las cosas que quería reflejar es el contraste que existe entre los dos períodos, y he intentado que las descripciones en cada momento te lleve a ver lo que es el pueblo y lo que fue.

-Eso le llevaría a un arduo trabajo de documentación...

-Un trabajo muy largo y concienzudo. Mi abuela me ayudó mucho a ambientar la rutina diaria de un pueblo durante la posguerra; cómo era la gente, los comercios, qué hacían para divertirse en su día a día... introduje algunos personajes inspirados en mi propia familia, como mi bisabuelo que fue herrero, o las tabernas, ya que entre mis abuelos había tradición de taberneros en los pueblos. Lo que más tiempo me llevó fue documentar la historia de la explotación minera. En la novela tampoco hablo tanto de ello, pero quería que estuviera muy bien documentado, y de hecho el pueblo que aparece en la novela era tal cual era, con las casas que existieron y en el lugar donde existieron. Hoy en día muchas están abandonadas y es una lástima porque algunas de ellas tienen mucha historia detrás. Pero al mismo tiempo que un largo trabajo, también ha sido una labor muy enriquecedora, que me ha llevado a aprender mucho sobre mis raíces.

-¿En qué otros lugares se ambienta la narración?

-En el Puerto de Sagunto, cuya historia está tan íntimamente ligada a la de Ojos Negros, Beasaín, Biarritz, Bilbao, Zaragoza... Me he permitido la licencia de utilizar los lugares que mejor conozco, aunque la mayor parte de la historia se desarrolla en Ojos Negros.

-¿Por qué el título ‘Miraremos las estrellas?

-Para mí mirar las estrellas en el pueblo es un acto muy simbólico, cargado de significado porque una de las cosas que sigue representando el pueblo cuando regreso es poder mirar al cielo claro, lleno de estrellas. En Barcelona no puedes ver ninguna.

-¿Trabaja ahora en algún otro proyecto literario?

-Sí, estoy en proceso de corrección de una nueva novela. Es muy diferente, entra dentro del género del thriller, a diferencia de Miraremos las estrellas, que tenía que ver más con las emociones, y que de hecho escribí más para mí que otra cosa. Era un proyecto muy humilde y personal, que escribí en un momento que personalmente era complicado para mí, y que de hecho me ayudó mucho. Esta es diferente aunque tiene en común que también tiene que ver con el mundo rural, porque me inspira muchísimo.

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