Raquel Gracia Macipe: “Hay que mantener vivo lo que sucedió para aprender de los errores y que no se repitan”
La guía turística de Belchite Viejo explica en su recorrido por el pueblo lo que ocurrió hasta que se marchó su último habitante en 1964Raquel Gracia Macipe es turolense y trabaja como guía turística de la Fundación Pueblo Viejo de Belchite, que depende del Ayuntamiento de la localidad zaragozana, y que tiene como objeto la promoción cultural y turística de la zona.
-Las visitas guiadas al pueblo viejo de Belchite se hacen bajo el lema 'Memoria y paz'. ¿Por qué se elige este lema?
-Es lo que se quiere transmitir desde aquí. Mostrar todo lo que sucedió para que no se vuelva a cometer otra vez. Hay que mantener vivo todo lo que sucedió para ver que se cometieron muchos errores y que el único que ha pagado siempre ha sido el pueblo. Es aprender de los errores.
-¿Todavía quedan personas vivas que vivieron en el Belchite viejo?
-Sí, aún nos quedan muchos supervivientes. Hasta el año 1964 hubo personas que siguieron viviendo allí, por tanto había nacimientos también en en el pueblo viejo.
-Hablar de lo que ocurrió en Belchite es un tema delicado. ¿Cómo lo abordan?
-Nosotros simplemente contamos lo que sucedió en Belchite, independientemente de la ideología que tengamos cada uno. Simplemente se desarrolla lo que sucedió en el pueblo durante ese periodo. Nada más.
-¿Hay riesgo hoy en día, con redes sociales de que se desvirtúe lo que hay ahí y lo que se cuenta?
-Sí. Así es. Hay que tener mucho cuidado porque sabes que hay gente que tiene la piel muy fina y dependiendo de lo que dices, se pueden sentir heridos. Intentamos ser lo más imparciales posible y creo que lo conseguimos.
-El recorrido por el pueblo viejo se completa con fotografías de aquel momento. ¿Se puede el visitante hacer una idea de cómo eran esas calles antes de la guerra?
-Son fotografías anteriores a la guerra para que se vea cómo era la población antes de la guerra, y luego sí que hay alguna de después de la guerra y durante la guerra, de 1937 y 1938.
-¿Desde cuando se hacen estas visitas?
-Visitas se hacen desde 2013, pero la fundación se crea en 2019. Anteriormente estaba un poco más desorganizado, pero desde 2019 ya se hacen las visitas como las tenemos ahora mismo más o menos. Siempre vamos mejorando, tanto para los turistas como laboralmente, pero desde 2019 es cuando se está organizando ya al 100% por fundación.
-En 2023 hubo 43.800 visitas el año. Desde 2019, que comenzó la Fundación, hasta ahora ¿ha habido una evolución en el número de visitas?
-Sí que hay cada vez más visitas, y además también tenemos visitas específicas para escolares desde tercero de Primaria aproximadamente a bachiller e incluso universitarios. Dependiendo de la edad de los niños, adaptamos la visita. Por ejemplo, a los pequeñitos les decimos que esto es como un videojuego que no pueden elegir personajes, no tienen vidas extras y se cuenta la historia en primera persona. Para que ellos sean los protagonistas. Y luego se hace resolución de conflictos con ellos. Se tienen que imaginar que están en su casa hoy por hoy, con su familia, comienza una guerra, tienen que salir de casa, sus padres y sus mascotas van con ellos y tienen que pensar qué es lo que cogerían de casa para sobrevivir. Entonces ellos te van diciendo cuál de todas las cosas que han elegido piensan que es la mejor. La verdad es que te asombran, sobre todo los pequeñitos. Y cuando finalizamos la visita les damos un papel para que nos hagan un dibujo, una frase, una redacción de lo que han sentido. Y bueno, a mí me han hecho llorar algunas de ellas. Porque se dan cuenta de lo que tenemos y que no sabemos apreciar todo lo que vivieron los niños de ese momento.
-Aparte de las visitas guiadas, ¿qué otras acciones desarrollan sobre la contienda?
-También se oferta visitas a las huellas de la guerra, que son diferentes emplazamientos donde estuvieron los ejércitos de los dos bandos: nidos de ametralladoras, búnkeres, un monte perforado. Y si los grupos grandes lo contratan, se hace con guía. Luego está el Museo Etnológico. Aparte del Belén con las construcciones del pueblo viejo -que está abierto normalmente desde el Puente de la Constitución hasta el Día de Reyes- también hay un audiovisual de supervivientes de la batalla que cuentan lo que ellos sufrieron o vivieron cuando eran pequeñitos, porque eran niños la mayoría de ellos. Luego, tenemos el Planerón, que es una reserva ornitológica y somos una de las estepas más grandes de Europa. También se puede visitar el santuario de Nuestra Señora del Pueyo, el santuario barroco rural más grande de Aragón que es tremendamente desconocido. Allí se fundó la primera orden militar que se forma en España, anterior al Temple.
-¿Hay que estar pendiente de que no se deteriore más de lo que está el patrimonio que queda en Belchite viejo?
-Es nuestra idea primordial, que tenemos que mantener lo poquito que nos queda.
-Como turolense, ¿cree que el museo que se está haciendo en Teruel podría ser un complemento a Belchite?
-Por supuesto, sería ideal poder tener una colaboración entre todas las poblaciones que sufrieron en la guerra, con la idea de memoria y paz.
-¿Cómo finalizan sus visitas?
-Recordando que el pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla y repitiendo lo que dicen los mayores, que nuestros ojos nunca tengan que ver lo que los de ellos vieron.