Ramón Celma, impulsor de la Feria de Antigüedades de La Fresneda: “Se buscan objetos que desaparecieron de las casas en la guerra y la posguerra”
Ramón Celma posa orgulloso con la placa de agradecimiento del AyuntamientoLa Feria de Antigüedades, Artes, Oficios, Monedas y Billetes de La Fresneda alcanzó la pasada Semana Santa su vigésima edición. Para celebrar la efeméride, el Ayuntamiento homenajeó al fundador del certamen, Ramón Celma, un veterano coleccionista que presume de haber conseguido, con mucho esfuerzo y tesón, que esta singular muestra siga siendo un éxito de expositores y público año tras año.
- ¿Cómo nació la feria?
- Fue idea mía compartida con el alcalde de entonces, Antonio Algueró. Yo vivía en Barcelona, tenía un negocio de antigüedades y estaba de presidente de la plaza Real. Pensé: Pues se puede intentar. Se invitó a un sevillano, a un madrileño, a tres catalanes, a uno de Fraga... Así empezamos y aquí estamos, veinte años de lucha y la feria ya veis, un éxito total.
- ¿Qué balance hace de estos veinte años?
- Esta feria se empezó como se empiezan los edificios, por abajo y no por arriba. Me costó muchas horas de lo mío, muchos sudores, muchos contactos, mucho bien hacer y, en fin, aquí estamos.
- ¿Mantiene su anticuario en Barcelona?
- No, yo ya me jubilé y, cuando lo hice, me vine para mi tierra. Vivo en la casa donde nací. He estado 51 años por esos mundos y en Barcelona con mi negocio.
- Pero usted no ha trabajado siempre en el mundo de las antigüedades...
- He estado trabajando en alta mar en las plataformas de petróleo durante muchos años. He sido montador, pero allí donde iba visitaba los mercados los domingos porque era coleccionista. En Bilbao, en Burgos, en Huelva, en Francia... en todas partes. “Mira el maño”, me decían. Me conocían en todos los sitios. Después monté un negocio de antigüedades y coleccionismo en Barcelona y hasta ahora.
- ¿Cuántos objetos ha llegado a recopilar?
- Uff, es impensable porque he sido un comprador nato.
- En todo caso, ¿qué tipo de objeto es el que más le ha gustado coleccionar?
- Uy, muchas cosas (piensa). Mecheros, postal antigua, fotografía, papel antiguo... Tengo alguna cosa interesante de la zona que no es fácil encontrar, pero me ha costado mis contactos y mi buen dinero.
- ¿A qué se refiere con papel antiguo?
- Se trata de documentos históricos, pergaminos que guardan constancia de hechos relevantes. Encontré alguna cosa con mi apellido, Aguilar. Yo soy Celma Aguilar. Cuando había alguna cosa así ya lo sabían y me buscaban. “Esto, para el aragonés este que le va el tema y paga”.
- ¿En qué situación se encuentra el coleccionismo en este momento?
- Pues está como todo, paralizado. Se siguen vendiendo, se siguen buscando cosas y, sobretodo, objetos que han desaparecido en las casas, para decoración. En la guerra se perdieron muchas cosas y, lo que no se perdió, se quemó. Y luego, en la posguerra, lo poco que había en las casas se vendió. Mi madre, que en paz descanse, recuerdo que decía que tenía relojes y plata, pero los vendió porque había que comer.
- ¿Qué perfil de personas sigue interesada en este mundillo?
- El perfil de un coleccionista es gente inteligente que busca una cosa muy concreta. Ante todo, la gente quiere objetos buenos y, si lo son, pagan.
- ¿Se abusa en los precios o suelen ser justos?
- Algunos sí abusan y dan gato por liebre, por lo que hay que estar al tanto. Pero el coleccionista que entiende sabe tanto o más que nosotros porque se especializa en un tema: postales, relojes, lo que sea.
- La Fresneda le hizo un homenaje con motivo de la XX edición de la feria. ¿Cómo lo vivió?
- Estoy muy agradecido al consistorio del pueblo y a la gente en general. Me han hecho un homenaje, me han dado una placa agradeciendo mis 20 años de colaboración con la feria y la verdad es que me he emocionado (solloza al recordarlo). Para mi es lo máximo.
- ¿Se imaginaba que la feria iba a llegar tan lejos?
- No lo pensaba, iba año a año cuando lo empecé. Cuando terminaba una feria empezaba a barrenar y a preparar para el año siguiente. Entonces hacía ferias por toda España y por el extranjero, y vendía La Fresneda y, por descontado, Aragón, el Bajo Aragón y el Matarraña.
- La elección de la fecha, en sábado santo, también habrá influido en su éxito.
- La fecha me la inventé yo. Algueró propuso en agosto, en verano, y yo le dije que no porque en verano la gente se va a la playa y a la montaña. Le dije sábado santo porque viene mucha gente catalana que el lunes hacen la fiesta de Pascua. El jueves, viernes y parte del sábado hay tambores. Que si Calanda, Híjar, La Puebla, Alcañiz, Valderrobres... Pero, ¿el sábado qué hacen esta gente? Tanto tambor llega un momento que cansa. Aquí está el tema. La fecha fue un acierto por mi parte y por todo el mundo, porque el pueblo me apoyó.
- Así han llegado hasta los 130 expositores de este año.
- Por ahí va la cifra, sí. Demasiados (sonríe), se nos ha ido un poco de madre para el pueblo que es en sí. No es porque yo sea el impulsor, pero no hay muchas ferias que funcionen como esta. Sigo haciendo ferias por ahí en plan hobby y esta es un éxito. Vienen de Morella, Reus, distintas partes de Cataluña... Son gente que repite todos los años.