Rafael Balagué: "Cuando conoces a alguien que juega a la morra por el mundo, es como si fuera un hermano"
En Tarragona hace ya ocho años que el juego de dedos tiene protección cultural y se fomenta en las escuelasRafael Balagué es vicepresidente de la Asociación de Morra de La Ràpita (Morràpita). Participó el pasado domingo en Monroyo en el primer encuentro Jamorrero, con jugadores de Aragón, Tarragona y Cataluña. Asegura que el juego es cautivador para quien lo practica, y que se juega en lugares concretos de todo el Mediterráneo europeo. Este año el encuentro anual será en Cerdeña.
-El domingo habló sobre dos libros que ha editado su asociación sobre la morra.
-En 2018 publicamos Quina Morra!, un libro que descubre este juego de tradición milenaria recuperado con fuerza en las Tierras del Ebro de la mano de nuestra asociación, que con entusiasmo se dedica a difundirlo con actividades que van desde campeonatos a talleres en escuelas. El segundo libro es La Morra, que incluye una poesía de principios de siglo XX de Àngel Guimerà y un estudio de una historiadora local, Noèlia Borràs.
-¿En qué consiste su labor de divulgación sobre el juego?
-Hará unos 16 años que somos entidad como Morràpita y nuestra función es mantener el juego y enseñarlo. Lo explicamos en los colegios, a partir de los 10 años, estamos dos o tres días jugando en el patio y después hacemos el campeonato. La idea básica es que la juventud sepa que es un juego tradicional, la historia que hay a nivel mediterráneo y que La Ràpita es el único punto que se juega en toda Cataluña. Eso tiene un valor.
-Se trata de transmitirlo a generaciones futuras.
-Solemos hacer al año cinco o seis campeonatos de adultos, por así decirlo, pero ponemos intención en que a los jóvenes les llegue la información para que por sí mismos quieran continuar. En 2023 hemos celebrado 40 años de un campeonato de fiestas mayores. Nosotros cogimos la responsabilidad de mantener el juego en el 25 aniversario y damos por hecho que, de aquí a 15 años, alguno lo seguirá fomentando.
La Ràpita
-¿Por qué sólo se juega en La Ràpita en Cataluña?
-Nos ha llamado la atención que pueblos muy cercanos no conozcan el juego y en cambio nosotros lo tengamos tan arraigado. Fue una de las excusas para comenzar a investigar. Como pueblo marinero, el juego nos llega por el mar, y tenemos bastante claro que hubo unos hermanos de Milán que se abrieron una taberna en el siglo XIX y lo enseñaron. A partir de ahí, los abuelos han jugado siempre y los marineros, mientras esperaban la carga.
-¿Es importante el encuentro con jugadores de otros sitios?
-Para mí es la base de todo. Con el tiempo hemos ido descubriendo que tenemos vecinos que juegan y lo mantienen. Juntar en un mismo punto a la gente aragonesa, de la Comunidad Valenciana y de Cataluña, que todos hablamos el mismo idioma, nos da a entender que está arraigado y se mantendrá porque el mismo juego lo lleva. No hablamos de parchís, que te puedes aburrir a la cuarta partida. La morra te pide una intuición, una compenetración con la pareja y que cada día puede ser diferente. Si estos encuentros pueden ser al menos anuales, alimentaremos el juego para mejorarlo. Nos cautiva, nos mantiene y es como una familia. Cuando descubres que gente de Córcega, Eslovenia y de cualquier parte del Mediterráneo lo juega, es como si encontraras algún hermano.
-Este año el Morramundo se celebra en Urzulei (Cerdeña, Italia). ¿Qué significa para ustedes participar allí?
-Es el punto de encuentro anual de la morra mundial. Es la excusa para que cada vez más comunidades se encuentren y hagan que el juego, que se creía singular y minoritario en cada región, se internacionalice. El juego lo hemos mantenido siempre pensando que éramos singulares y poco a poco hemos descubierto que era un juego de muchos pueblos. Este año se celebra el XX Morramundo y cada año conocemos a alguien nuevo. Vendrá gente de Argentina, Uruguay, y de Ohio (EEUU), porque los italianos lo exportaron y allí se llama italian finger games. Participaremos 80 parejas, 160 personas de todo el Mediterráneo y más allá. Al final nos acabaremos conociendo todos.
-El Gobierno de Aragón acaba de declarar la morra como Bien de Interés Cultural Inmaterial. ¿Qué supone para los jugadores este reconocimiento?
-Creo que esta es la misma faena que cada asociación hace en su Comunidad Autónoma. En La Ràpita, en 2015 nos hicimos Patrimonio Inmaterial de las Tierras del Ebro. Aragón ha conseguido ahora su reconocimiento y ahora queremos dar el salto. Toda la gente con la que hablamos del Mediterráneo nos dice que no sería descabellado ser Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Lo lucharemos. Tenemos todos los números porque somos un juego ancestral, milenario, compartido por el Mediterráneo.