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Pilar Espallargas, veterinaria: “Pedimos que se escuche nuestro criterio y que no se basen  solo en lo que dice el prospecto” Pilar Espallargas, veterinaria: “Pedimos que se escuche nuestro criterio y que no se basen  solo en lo que dice el prospecto”
Pilar Espallargas, ayer en la Clínica Veterinaria Elena Sáenz, en la que trabaja

Pilar Espallargas, veterinaria: “Pedimos que se escuche nuestro criterio y que no se basen solo en lo que dice el prospecto”

La veterinaria defiende el criterio del profesional a la hora de prescribir el tratamiento más adecuado
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José Luis Rubio

Pilar Espallargas trabaja como veterinaria en la clínica de Elena Sáenz, en Alcañiz, y este martes se sumó a la jornada de paro de las clínicas veterinarias de Teruel en protesta por el nuevo Real Decreto 666/23 sobre la dispensación y uso de medicamentos veterinarios que obliga al registro oficial de antibióticos.

-¿Cómo transcurrió la jornada del martes, cuando se movilizaron los centros veterinarios de la provincia, sumándose al llamamiento nacional?

-Se trataba de que la gente lo viera y lo que hicimos fue actuar como si la clínica estuviese cerrada. Así, cerramos la puerta, apagamos las luces y no cogimos el teléfono. No dimos ningún tipo de servicio. Nos mantuvimos dentro, sobre todo porque hacía muy mal día, y actuamos como si la clínica hubiese estado cerrada, sin atender al público.

-Protestan contra la normativa que afecta a los centros veterinarios, sobre todo en lo que se refiere a las fichas técnicas de los medicamentos ¿Por qué?

-Las fichas técnicas, que se conocen más como los prospectos, están hechos desde que se creó cada medicamento. Es cierto que algunas se van actualizando con el tiempo o con los años, pero normalmente no plasman toda la realidad del uso de ese producto, la dosificación o la especie de destino. Es un papel y no resulta práctico. Lo que pedimos es que se escuche nuestro criterio y que no se basen solo en lo que dice el prospecto.

-Una de sus reivindicaciones se refiere, precisamente, a la prescripción de estos medicamentos.

-Volvemos a lo mismo, que es una falta de libertad. Lo que nos están haciendo hacer es recetar medicamentos según lo dice una ley y no según nuestro criterio clínico. Han dividido los antibióticos en grupos, según la peligrosidad que tienen en cuanto a resistencias. Hay cuatro grupos, de la A la D, y siempre deberíamos empezar a tratar a los animales por los antibióticos del grupo D, independientemente de que nosotros sepamos que ese antibiótico no le va a funcionar al animal. Sí que es verdad que puede hacerse un cultivo, esperar de cuatro a cinco días para que esté el resultado de ese cultivo y entonces aplicar el tratamiento que sea más adecuado o el que diga que es más sensible. Pero claro, estás perdiendo cinco días en los que el animal podría estar recuperándose con un tratamiento adecuado que el veterinario sí sabe cuál es.

-Por eso reclaman una participación activa en la modificación del Real Decreto 666/23

-Consideramos que nuestro criterio vale más que un papel porque hemos estudiado, nos hemos formado e investigamos e incluso descubrimos nuevos usos para ese y otros tipos de medicamento que ni en el papel del prospecto ni en la nueva ley están plasmados. Entonces, si no se te permite usarlos te estás quedando un poco atrás.

La cuantía de las multas que nos ponen a los veterinarios, porque no se la ponen al propietario, va desde 3.000 a 1.200.000 euros por la infracción de una norma del nuevo Real Decreto como que no prescribas la dosis que la ley y que pone en el prospecto o que prescribas un antibiótico que no es de primera elección o que lo prescribas para una especie que, aunque sabes que funciona, no está registrada en ese prospecto.

-¿Cómo afecta esa limitación al trabajo diario?

-La novedad es que tenemos que realizar recetas de cada antibiótico que se prescribe de forma que cada vez que yo receto un antibiótico, tengo que hacer una receta y mandarla a lo que se llama Presvet, que es el sistema informático central de control de prescripción de antibióticos que está manejado por el Ministerio de Agricultura. Tenemos que perder mucho tiempo en hacer esas recetas y otros papeleos que nos piden. Y eso hace que el tiempo de la consulta aumente, lo que deriva en una subida de los precios de cada consulta porque tenemos que emplear más tiempo con cada paciente. Además, supone un excedente de medicamentos porque aunque yo ceda las dos primeras dosis, el dueño del animal tendrá que acudir a la farmacia a comprar el resto del tratamiento, y los medicamentos van en envases de 30, 60 o hasta 100 pastillas. Entonces, si el animal solo necesita ocho, el resto supone un excedente de medicamento que el propietario va a tener a su disposición para utilizarla cuando él quiera. Lo que se traduce en posibles malos usos de los medicamentos y un excedente brutal, además de agrandar el costo.

-Precisamente, a propósito de los costes, también han reclamado un IVA reducido al 4 por ciento.

-Nosotros trabajamos con un 21% de IVA, a pesar de que en teoría somos profesionales de la salud. Claro,al final eso incrementa mucho el coste de nuestros medicamentos para nuestros clientes y por eso mucha gente no se puede permitir el acceder a este tipo de medicamentos y dejan de venir porque no los pueden pagar. Si fuéramos de la rama sanitaria, tendríamos que tener el mismo IVA que tienen un odontólogo o una clínica privada. No podemos estar cambiando unas leyes de protección animal, por un lado para ampararlos, para considerarlos seres sintientes y para considerar que pueden ser uno más de nuestra familia y por otro lado hacer que su sanidad sea un lujo.