Pablo Galve Navarro, presidente de la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Ovino de Rasa Aragonesa: “La rasa aragonesa produce un cordero muy bueno y tenemos que aprovecharlo”

El turolense Pablo Galve Navarro, ganadero de Villafranca del Campo, es el nuevo presidente de la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Ovino de la raza Rasa Aragonesa (Angra), cargo que asume en sustitución de Juan Carlos Fortuño y tras ocupar la vicepresidencia desde 2017. Tras su elección, destacó su intención de visibilizar como el trabajo de la asociación influye en la rentabilidad de las explotaciones, impulsar la mejora genética y promover la participación de los asociados.

-¿Con qué objetivos asume la presidencia de Angra?

-Con la de dar continuidad al trabajo que se está realizando. Tampoco podemos hacer grandes milagros porque la situación económica de la asociación no es boyante. Antes había más ayudas para las razas puras y el mantenimiento de los libros genealógicos. Aunque continuamos dependiendo de las subvenciones, han bajado mucho. Contamos también con las cuotas de los socios, pero no les podemos ahogar porque sino se van. Una de las cosas que he dicho que quiero hacer, pero no sé si podré cumplir, es que cada socio logre un valor añadido, que pueda ganar algo de la subvención. Y seguiremos con el trabajo para conservar y mejorar genéticamente la rasa aragonesa.

-¿Se han logrado avances en la mejora genética?

-Se habilitaron ayudas para conservarlas porque tendían a desaparecer dado que entraban razas más prolíficas de Europa. Había cruces industriales con los que salían más corderos, pero se perdía la rusticidad y la calidad de la rasa aragonesa. Había que darle un valor añadido y mejorarla genéticamente todo lo posible. Hace unos años se encontró un gen de la rasa que supone una mejora genética porque los animales son más prolíficos Se denomina gen prior o gen Santa Eulalia porque se encontró en un ganado de esta localidad.

-¿Qué aporta a los ganaderos formar parte de la asociación?

-Al estar en la asociación, hay una serie de machos que son mejorantes. La asociación promueve que, a través de tratamientos hormonales e inseminación artificial, puedas mejorar tu ganado. Es laborioso y los resultados dentro de la genética van despacio, pero se notan, y ahora es más prolífica de lo que era. Además, la asociación controla el libro genealógico. Todos los ganaderos aportan información y, gracias a un programa informático, saben que hembras producen más, las que tienen problemas o a las que se les mueren los corderos por falta de leche… La asociación procesa los datos y manda los resultados a todos los ganaderos, que así se pueden quitar los animales que comen pero no producen. De esta forma, pueden contar con animales más prolíficos. El problema de la rasa aragonesa es que no es muy lechera. El principal objetivo es que la gente obtenga algún valor añadido, que mejore su rentabilidad, por su participación en el libro.

-¿Cuántas explotaciones y cabezas hay?

-Angra engloba a 150 explotaciones, que suman unas 50.000 cabezas repartidas por todo la Comunidad Autónoma, en las tres provincias aragonesas.

-¿Qué características tiene este animal?

-La principal es su rusticidad. Es un animal muy adaptado al terreno, que aguanta el calor y el frío y las amplias oscilaciones térmicas. Además, la carne es muy gustosa y sabrosa, y también muy apreciada.

-Es una de las razas contempladas en la Indicación Geográfica Protegida Ternasco de Aragón. ¿Qué valor le aporta?

-Es la raza principal de la IGP Ternasco de Aragón dado que aporta aproximadamente un 75% de los animales. De Ojinegra de Teruel, Roya Bilbilitana, Maellana y Ansotana, que también forman parte de la IGP, hay menos cabezas.

-¿Que importancia tiene mantener las razas autóctonas?

-Toda. Tenemos un cordero muy bueno y hay que aprovecharlo. Cuando uno va a un restaurante, si la comida es buena repite aunque sea más cara, mientras que si es mala, no vuelve. El Ternasco de Aragón se paga un poco más caro, no al precio que tendría que pagarse, pero tal y como está la economía… 

Por otro lado, el ovino es un sector muy estabilizador para el medio ambiente porque previene los incendios. Los bomberos forestales pueden podar las ramas, pero los incendios se originan en las hierbas bajeras, que cuando se secan es un material muy combustible. En Villafranca del Campo hay 15.000 cabezas de ganado ovino y nunca se han producido incendios alrededor del monte.

-¿Qué situación atraviesa el sector y en qué medida se ha visto afectado por la pandemia?

-Al inicio de la pandemia, hubo una bajada de más del 50% del precio de los corderos, que pasó de 80 a 40 euros, y aún así no se los llevaban. Los que peor lo pasaron fueron los ganaderos que no formaban parte de ninguna cooperativa. Dentro de lo malo, hubo suerte porque se incrementó la exportación a los países musulmanes coincidiendo con el Ramadán y la Fiesta del Cordero. Se exportó mucho y fue un alivio para el sector. Después, se puso en marcha una campaña agresiva para incentivar el consumo de cordero en casa, que se tradujo en un incremento de las ventas y ahora el precio se ha estabilizado, aunque también es cierto que el número de cabezas ha caído mucho en los últimos años.

-¿Continúan las dificultades para el relevo generacional en el sector?

-Si tuviera mayor rentabilidad... Pero es un trabajo muy esclavo. Los jóvenes optan por granjas de cerdo, en la que todo está más automatizado y se trabaja bajo techo. Pero en este sector hay que trabajar a la intemperie y guardar poca fiesta, por lo que no es atractivo para la gente joven. Se está probando con otro tipo de pastoreo y praderas artificiales para hacerlo más llevadero.