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Miguel Pascual, abanderado de la Banda Municipal de Música de Alcorisa: “El pasacalles es lo que más gozo; que me vea la gente y me tiren fotos me vuelve loco” Miguel Pascual, abanderado de la Banda Municipal de Música de Alcorisa: “El pasacalles es lo que más gozo; que me vea la gente y me tiren fotos me vuelve loco”
Miguel Pascual, con el estandarte en un acto celebrado en Alcorisa. Banda de Música de Alcorisa

Miguel Pascual, abanderado de la Banda Municipal de Música de Alcorisa: “El pasacalles es lo que más gozo; que me vea la gente y me tiren fotos me vuelve loco”

Ayuntamiento y músicos homenajean al ‘Valencia’ por Santa Cecilia tras 26 años de fidelidad al estandarte
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El carismático Miguel Pascual ‘el Valencia’, conocido en media provincia por vender pipas y golosinas en las fiestas, recibió el pasado sábado por Santa Cecilia un sentido homenaje de la Banda de Música de Alcorisa y del Ayuntamiento de la localidad por una larga trayectoria de más de 25 años como portador del estandarte, una labor de abanderado que le apasiona y que le ha permitido viajar y hacer amigos.

-¿Cómo vivió el homenaje?

-Emocionadísimos y loquicos de contentos estamos mi madre y yo (llora). El Ayuntamiento se portó muy bien y la banda también, y nosotros les invitamos a todos a almorzar.

-¿Cómo entró en la banda?

-Llevo 26 años y va para muchísimos más, porque a mí nadie me quita el estandarte (ríe). Ya les he dicho a todos que aquí me he de morir. Estoy muy contento e ilusionado. Manolo Félez, que era alguacil del pueblo, me dijo que me iban a buscar un cargo ideal para mí, y que lo iba a estrenar en las Noches de Verano de Alcorisa. Me lo dijeron un viernes y el sábado ya fuimos a por el traje. Desde entonces no he fallado ni 10 minutos.

-¿Recuerda el primer concierto que hizo?

-Perfectamente. Fue con el director anterior, Fernando Albero. Y la primera actuación fue la Noche de Verano. Se quedaron parados. La gente no sabía que yo iba de abanderado y, cuando me presenté allí, se pusieron todos a aplaudirme y a chiflar. Esa noche no hicimos un espectáculo, sino tres. De verdad que la gente lloraba emocionada, y yo también. No se me olvidará en la vida.

-¿Qué actuaciones guarda en la memoria con más cariño?

-Hemos ido a muchas concentraciones de bandas y hemos recorrido muchos pueblos: Cella, Mas de las Matas, Calanda, uno chiquitico que se llama Ejulve y Teruel, aunque ese día tuvimos mala suerte que se echó a llover y no pudimos actuar en la plaza del Torico. Después nos fuimos a cenar al Milagro.

-¿También ha salido fuera de Aragón?

-Fuimos a Bilbao y Guernica y aquello fue la leche. En el pasacalles me pusieron dos ertzaintzas, uno a cada lado, escoltándome, y la banda detrás. Me lo pasé en grande y me hice una foto con los dos. La misma noche en la cena del hotel ya me hice amigo de las cocineras, las camareras y de todos. También hemos estado en Andorra la Vieja.

-¿Qué obsequios le entregaron el sábado?

-Perdone que me emocione (llora), pero es que hemos pasado un fin de semana muy emocionados. He estado un año y dos semanas sin ver a mi madre, y a los de la banda, y a todos porque estaba en la residencia de Atadi y con esto del Covid pues mi madre en la calle y yo en la terraza. Eso para mí no vale. Cuando ya bajé me vinieron a ver. Ahora estoy muy contento y los fines de semana normal, otra vez a casa gracias al director, José Vicente Peralta. Ya puedo ir a la banda y el día de la Cabalgata de Reyes tenemos otra actuación. Y este fin de semana el alcalde, don Miguel Iranzo, al que le mando un abrazo para todo el Ayuntamiento y su familia, me entregó un plato firmado. Y la banda me dio una foto con todos. Gracias al director, Víctor Monzón, y a todos. Lo he puesto en el comedor, que se vea bien.

-¿Disfruta más en un pasacalles o en un concierto?

-El pasacalles es lo que más gozo. Eso de que me vea toda la gente en la calle y me tiren fotos a mí me vuelve loco. Y lo que también me gusta mucho son las procesiones de Semana Santa, que hay muchísima gente.

-También pertenece a la peña taurina de Alcorisa. ¿En qué colabora con ellos?

-También me hicieron un homenaje como camarero. En la plaza de toros voy como los de los hoteles, con pajarita y chaleco. Reparto refrescos, patatas fritas, cortezas, pipas, bocadillos de jamón, chorizo y salchichón... LLevo con esto desde los tiempos de don José Ángel Azuara, que pensó en mí y lo estará viendo desde el Cielo.

-¿Y le compran mucho?

-¡Hombre, no doy abasto! Así como salgo con los calderos, el caldero vacío. Yo no me canso de nada, y voy de una punta a otra de la plaza. No ves que voy con los zapatos betunados y tengo tantísimos trajes de camarero... Cada día llevo uno: rojo, marrón, verde clarico, lila, color café...

-Hay que dar espectáculo.

-La presentación es importante y saber tratar a la gente, y la educación. Los fines de semana, si no estoy con la banda o con la plaza de toros llevo un carrico y voy por los pueblos a vender caramelos, cocos, almendras, abanicos... En las fiestas de la Vaquilla me conocen mucho. Y en Cella, Villarquemado, Caudé, Aliaga, Cedrillas, Ababuj, Camarillas, El Pobo, Villalba Alta y Baja, Fuentes Calientes, Orrios... Y para la Semana Santa me pego un estirón fuerte.

-¿Y qué tal en la residencia de Atadi con sus compañeros?

-Pues estoy mejor con mi madre, que se ha tirado diez años subiéndome a Alcorisa desde Foz Calanda, donde vivíamos antes, con nieblas, fríos y de todo. Y eso que solo estoy cuatro días, pero el viernes yo con mi madre. También me gusta mucho ir a pescar al pantano de Alcorisa y al del Arquillo, en Teruel. Y al Ebro, donde cojo lucioperca.

-¿Y por qué es ‘el Valencia’?

-Mi madre tiene toda la familia en Valencia y soy muy aficionado al Valencia.

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