Mateo Patón, egresado en Bellas Artes: “La pandemia tiene su espacio en el arte, pero como uno más de los temas sobre los que habla”
La instalación ‘La Casa Común’ del riojano logró un accésit en el I Certamen Campus ARS de TeruelMateo Patón es un artista logroñés que, tras acabar Bellas Artes en Teruel, en febrero emprenderá un máster en Barcelona. Además es autor de La Casa Común, una de las piezas que obtuvo un accésit en el I Concurso de Arte Campus ARS para estudiantes de últimos cursos o egresados recientes. La obra puede verse hasta el 16 de diciembre, junto a resto, en los jardines del Campus Universitario de Teruel.
-¿En qué consiste su propuesta, La casa común?
-Es un espacio que no existe, y que es necesario que exista. La concibo como una construcción imaginaria que hace referencia a las casas colectivas abiertas a la población que ha habido en algunas ocasiones, normalmente en los pueblos. Los espacios institucionalizados suelen estar abiertos a colectivos muy concretos, las personas que pertenecen a esos colectivos tienen ocasión de reunirse y coincidir, pero no existe esa unión entre grupos diferentes. Por eso quería proponer cuatro paredes entre las que pueda existir esa comunidad más general, un espacio concebido para juntar a gente de diferente índole y que propicie el diálogo.
-Lo ideal sería entonces que la instalación transcendiera del campus universitario, ¿no?
-Claro, me hubiera gustado que fuera más amplio. Lo perfecto sería que en cada barrio hubiera una casa común para la gente, donde fuera escuchado todo el mundo... En realidad lo ideal sería que no fueran necesarias este tipo de intervenciones.
-Gran parte del trabajo que desarrolló como estudiante de Bellas Artes en Teruel giraba en torno conceptos sobre el cuerpo y la casa como espacios.
-Empecé como hace dos años a descubrir que me preocupaba especialmente el concepto del propio cuerpo como una casa habitada por ti, y como cada uno de nosotros vive alrededor de otras casas, de otros cuerpos. Es como una serpiente que se muerde la cola, y crea un paisaje lleno de posibilidades. Si yo soy una casa habitada y vivo en torno a otras casas, reproduzco una estructura que se expanden hacia afuera, donde hay otros pueblos formados por otras casas. Es como los fractales, cuyas estructuras internas se repiten a medida que se amplian.
-En ‘La Casa Común’ además es importante la impronta que deja el visitante en forma de grafitti en sus paredes...
-Yo trabajo con el imaginario de una casa, entendida como un cuerpo, y con la escritura como medio de expresión, que al ser plasmada deja una impronta al fijarse en un lugar. Cuando una persona hace grafitti marca ese lugar y comunica algo a quien pasa por ahí. De ahí que la instalación invite a todo el mundo a que escriba en las paredes, a que comunique y exprese lo que quiera contar, además de que lea lo que antes han escrito otras personas.
-¿Es una obra permanentemente inacabada?
-De alguna manera así es, al menos hasta el 16 de diciembre cuando termina la exposición de Campus ARS. El punto principal de la obra es más performático, digamos que el objetivo es en realidad una excusa para ese acto performático. Y la obra en sí misma tiene sentido cuando alguien ha escrito o ha leído algo.
-¿Se definiría como un artista performático o instalativo?
-No puedo decidirme por una disciplina. En Teruel he podido trabajar con un abanico muy amplio, y me gustan demasiadas cosas. Creo que la disciplina depende de la forma óptima de materializar cada idea.
-¿Contempla la idea de trabajar sobre los grafitti que recoja una vez termine la muestra?
-Me gustaría, pero no puedo controlar que la gente quiera decir y escribir cosas. Solo como archivo ya lo veo útil, pero ojalá exista sinceridad y al final de la muestra haya cosas interesantes sobre las que trabajar en algún sentido.
-¿Qué significa interesante?
-Pues quizá las necesidades que existen dentro de la universidad, no solo como institución, sino como colectivo formado por personas que lo habitan. Y no solo reclamaciones, sino fenómenos comunes que estén sucediendo y sobre los que sea necesario intervenir. O algo que haya sucedido en el entorno, que permita empatizar con otras personas que lo hayan experimentado.
-¿Cree que el arte que ahora mismo está determinado, estética o conceptualmente, por la reciente pandemia?
-No lo había pensado, pero supongo que será inevitable. Lo que yo hago tiene que ver con la separación, con la falta de contacto, pero personalmente no estaba pensando en la pandemia como elemento desencadenante, sino más bien como la que existe producto de que los edificios del campus de Teruel están separados, especialmente el de Bellas Artes.
-¿Pero cree que la covid dejará su poso en ese sentido? ¿Hablaremos en el futuro de un arte de pandemia, igual que se habla de un arte de entreguerras, por ejemplo?
-No sé... tendrá su importancia, claro, pero supongo que como un tema más de los que se trataron en esta época concreta. Por suerte o por desgracia, la globalización provoca que cualquier tema que nos ocupa de repente se convierta de todos. En ese contexto la pandemia ha sido uno de los grandes temas, es obvio, así que tendrá su espacio, pero como uno más de los millones de temas que se convierten en globales. No creo que en el futuro le reconozcamos una estética propia.