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Martín Pinos, experto en educación y autor de ‘Con corazón y cerebro’: “El estado emocional del docente condiciona el desarrollo de la clase” Martín Pinos, experto en educación y autor de ‘Con corazón y cerebro’: “El estado emocional del docente condiciona el desarrollo de la clase”
Martín Pinos en su presentación del libro en el Campus de Teruel

Martín Pinos, experto en educación y autor de ‘Con corazón y cerebro’: “El estado emocional del docente condiciona el desarrollo de la clase”

“El rendimiento académico depende mucho más de la inteligencia emocional del niño que de la cognitiva”
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El experto en educación y en gestión emocional Martín Pinos presentó la pasada semana en Teruel y en Martín del Río (el pueblo de su padre) su libro Con corazón y cerebro, en el que propone un modelo de aprendizaje basado en la neurociencia, la emoción y el pensamiento con metodologías activas y herramientas para ayudar al profesorado.

-¿Qué aporta la neurociencia en el aprendizaje?

-Lo que está buscando la neurociencia es una mirada distinta y fundamentada en la investigación científica, en concreto, en cómo aprende el niño, el adolescente y el adulto, pero atendiendo al funcionamiento de las estructuras cerebrales y la implicación que tiene eso en las aulas.

-¿Qué ha pretendido con este libro?

-Con corazón y cerebro lo que pretende es aportar recursos al profesorado para mejorar los procesos de enseñanza y, en consecuencia, los procesos de aprendizaje del alumnado. También, ofrecer estrategias para el bienestar docente. Lo que hace el libro es plantearlo desde un modelo que he denominado net learning (aprendizaje basado en la neurociencia, la emoción y el pensamiento).

-Es importante ese bienestar de los docentes, ¿verdad?

-Totalmente. El estado emocional del docente condiciona el desarrollo de la clase y los aprendizajes del alumnado. Cuando el profesorado está en emociones propicias para enseñar como la curiosidad, la admiración, la seguridad o la alegría, la clase se desarrolla muy bien y, es más, el propio alumnado, por la acción de las neuronas espejo, por la acción de referente que tiene el profesor, se contagia de esas mismas emociones y, viceversa, un profesor en rabia, que llegue al aula con tristeza, con miedo, es imposible dar clase. 

-¿Cómo se puede trabajar esto con los profesores?

-Es un tema de desarrollo de inteligencia emocional. Sí que es verdad que lo estamos planteando siempre enfocado al alumnado y hacemos propuestas de autoconocimiento, de toma de conciencia de las propias emociones, propuestas para desarrollar la propia autonomía emocional, damos herramientas de autogestión y, finalmente, trabajamos habilidades sociales con el alumnado. Sin embargo, nos olvidamos que la primera persona que tiene que ser muy inteligente emocionalmente es el propio profesor. Las estrategias son las mismas que emplearíamos con el alumnado: ser capaz de identificar las emociones, encontrar los signos corporales que nos llevan a cada una de las emociones, identificarlos en uno mismo,... Lo mismo que planteamos al alumnado.

-¿Qué propuestas plantea para trabajar con el alumnado?

-Destacaría, por una parte, las principales claves neuroeducativas que serían la importancia del movimiento en el aula y no solo en Educación Física; la importancia de la música; la relevancia que tiene el trabajar la atención y el ir activando la atención a lo largo de la clase con diferentes propuestas; la importancia que hay que dar al mundo de las emociones porque la emoción hace que el aprendizaje se consolide, si esa emoción es agradable. Son propuestas que vienen de la neurociencia y de la educación emocional. El rendimiento académico depende mucho más de la inteligencia emocional del niño que de su inteligencia cognitiva, hay muchos estudios que van en esa línea. La tercera pata de este modelo sería el desarrollo del pensamiento eficiente a través de rutinas. Ser capaz de pensar con eficiencia porque, al final, los procesos cognitivos son los que nos acercan a los aprendizajes. Es un modelo de tres patas. Luego lo que hacemos en el libro es desarrollarlo con metodologías: aprendizaje por proyectos, aprendizaje cooperativo, y lo rematamos con propuestas para la evaluación real formadora, para que el niño aprenda mejor.

-¿Esto es fácil de aplicar en el marco real en el que tienen que trabajar los docentes?

-La escuela está cada día más sobrecargada. Se van añadiendo nuevos elementos a trabajar pero nunca se quita nada. Lo que he intentado es ofrecer herramientas que puedan infusionarse con las tareas cotidianas del docente. Cuando hablamos de metodología cooperativa o por proyectos son dos metodologías activas muy, muy potentes que ya hay mucha gente que la están desarrollando. En el libro intento ver la conexión de esas dos metodologías y la justificación desde el punto de vista neurocientífico del aprendizaje. Trabajar las emociones es una inversión a medio plazo, el clima de aula y en consecuencia los aprendizajes del alumnado son totalmente diferentes si el clima emocional del aula es adecuado, si se siente seguro, en definitiva, feliz, en el aula.

-¿Se consigue llegar a todos los alumnos?

-Hay que llegar a todos. La educación inclusiva no es una opción es una obligación. La metodología más inclusiva que en este momento se conoce es el aprendizaje cooperativo y por proyectos.

-¿Los profesores están abiertos a hacer este cambio en el aula?

-Cada vez más. Hay muchísimo por hacer pero yo que llevo más de 30 años en el mundo de la educación he ido notando, estos últimos años, que cada vez hay más interés. Hay una demanda de saber qué nos está diciendo la investigación en cuanto a emociones, metodologías para mejorar el aprendizaje... Hay una masa crítica de profesores que quieren cambiar.