Marta Enguix, especialista en perspectiva de género y guionista: “La violencia de género se gesta desde la educación que recibimos en la infancia”
Proyecto Caravana girará por el Matarraña con ‘De puertas para adentro’, escrito por la valencianaMarta Enguix, valenciana afincada en Olba, es maestra y Máster en Autoconocimiento, sexualidad y relaciones humanas y en Educación sexual para la salud comunitaria. Además es la guionista de De puertas para adentro, un peculiar proyecto escénico realizado en colaboración con Proyecto Caravana que se preestrenó el miércoles en Olba, y que a partir del día 10 girará por doce localidades del Matarraña.
-¿En qué consiste ‘De puertas para adentro’?
-Es un proyecto escénico para sensibilizar sobre lo que está ocurriendo en cuanto a la violencia de género, para crear conciencia social. Hablar de cómo sucede esa violencia en el interior del rellano de una casa, con cinco viviendas, también nos sirve para contar cómo sucede la violencia dentro de cada uno de nosotros, para explicarnos por qué y cómo llegamos a ese punto, de ejercer, de sufrir y de percibir la violencia. Y otro objetivo fundamental es promocionar el buentrato. Esa palabra ni siquiera existe en el diccionario, y ya sabemos que lo que no se nombra no existe.
-¿Está dirigida en especial a mujeres?
-No. Queremos implicar a diferentes generaciones, pero también a los hombres, desde luego. Incluirlos en la lucha es básico, porque con la violencia de género se está dando cierta estigmatización del hombre, se le está culpabilizando cuando lo importante es que ellos mismos se integren en el cambio, se cuestionen sus actitudes, sus privilegios y sus prejuicios que les obligan a vivir una masculinidad que les está alejando de lo que realmente podrían llegar a ser.
-La obra invita a asomarse a cinco casas anónimas, donde nos enteramos de lo que sucede a través de conversaciones grabadas. ¿Qué cuentan esas historias?
-En Los tiempos han cambiado una abuela advierte a su nieta que el amor no es cambiar a tus amigas y toda tu vida anterior por su novio, como le ocurrió a ella, y en El vecino de abajo un hombre le dice a su vecino que no es normal que se escuchen golpes y gritos en su casa, y que si no se detienen, acabará llamando a la policía. En ¿Las princesas son felices? una niña le pregunta a su madre, que le está leyendo un cuento, por qué las princesas son felices y comen perdices cuando se casan con el príncipe. En su inocencia cuestiona el arquetipo de centrar la felicidad femenina en encontrar el amor de pareja. En No quiero se habla sobre las relaciones sexuales no consentidas dentro de la pareja, con un marido que quiere tener sexo con su mujer, a quien no le apetece. Él le insiste y termina chantajeándola emocionalmente hasta que ella cede. Esta historia se da mucho más a menudo de lo que parece, y tiene que ver con la educación que hemos recibido las mujeres sobre la obligación de complacer a nuestra pareja. Y por último en Leo quiere apuntarse a danza, un niño plantea su deseo de dejar el fútbol e inscribirse en danza, lo que hace que su padre se enfade con él hasta estallar de ira. Esta historia habla del estereotipo de la masculinidad en la que no está bien visto expresar sentimientos, exhibir sensibilidad, llorar o sentir miedo. Invitamos a reflexionar sobre que la violencia de género no comienza en la relación de pareja, sino que se gesta desde que somos pequeños, a través de los estereotipos, la educación y los modelos que percibimos desde la infancia.
-¿Qué tono ha elegido para narrar estas historias?
-Desde luego no es una comedia, pero tampoco he querido hacerlo especialmente dramático o descarnado. He cuidado mucho el lenguaje, y quizá No quiero sea por su temática la más impactante, pero no es lo que he buscado. No he querido apelar al morbo o a las historias escabrosas, sino que considero que lo importante es poner el foco en el buentrato. De hecho en la charla previa a la obra y al debate posterior trato de explicar cómo funciona la violencia de género desde nuestro exterior a nuestro interior. Intento que el público se lleve herramientas por si en alguna ocasión se encuentra en una situación del tipo que se describen. Herramientas que permitan conocer cuál son las necesidades y las estrategias para salir de ahí, tanto para hombres como para mujeres. Creo que nos hacen falta herramientas de buentrato para saber tratarnos mejor.
-¿Por qué se decidió a darle a la obra ese formato tan original, en el que en lugar de ver actores representando la escena, la escuchamos a través de la puerta de una vivienda particular?
- Ese formato surgió junto a los miembros de Proyecto Caravana. Tenemos un proyecto de teatro en los colegios con la Diputación Provincial sobre igualdad de género, y comentándolo se nos ocurrió este tipo de instalación. Nos apetecía crear un formato diferente, porque a este tipo de actividades siempre van los mismos, siempre van personas que ya están concienciadas sobre la violencia de género, y nosotros queremos llegar a todo el mundo. Si estás en tu pueblo y ves en la plaza un rellano de una vivienda, con cinco puertas y sus buzones y todo, te causa curiosidad y seguramente te acercarás. Queremos que la curiosidad haga que la gente se interese por el tema, y que quizá lo que escuche le haga después reflexionar.