Marina Erruz Borraz (izda..), firmando libros el viernes en el Palacio Ardid de Alcañiz
Marina Erruz Borraz, profesora y escritora: “A los niños les sigue encantando que sus mayores les cuenten historias de su propia niñez”
‘La historia de Calatravo’ es un libro ilustrado sobre el paso del tiempo, adecuado para niños a partir de 5 años
La maestra alcañizana Marina Erruz Borraz acaba de debutar en el mundo editorial con La historia de Calatravo (Mr. Momo), un libro infantil didáctico que combina el placer de escuchar historias de nuestros mayores con la necesidad de que los niños que inician la Educación Primaria aprehendan el concepto del tiempo, del cambio y del transcurso de las cosas. Erruz presentó su obra en Alcañiz el pasado viernes, en un acto que llenó el aforo del Palacio Ardid y que contó con la presencia del poeta José Manuel Soriano y de Celia Anguera.
-¿Qué cuenta ‘La historia de Calatravo’?
-Es un libro que cuenta la historia de un alienígena llamado Calatravo que vive en Alcañiz con una familia que le explica cómo vivimos los humanos. En su planeta no pasa el tiempo, siempre es todo igual, así que aquí aprende cómo pasa el tiempo, como cambian las cosas y cómo perduran algunas.
-El libro contiene abundantes actividades para que el niño y su familia realice, relacionadas con el paso del tiempo y con otros asuntos...
-El currículo en Aragón te marca los contenidos que tienes que enseñar a los niños en cada etapa, pero como educador siempre saber que hay necesidades en grupos o clases que a veces el currículo no cubre. Los niños de seis años, de primero de Primaria, no tienen la percepción del tiempo que tienen ya más mayores. Siempre quieren que sea la hora de irse al recreo o a su casa a comer, no son conscientes de que tienen horarios de clase, y no saber cuánto tiempo queda para Navidad o que para ir a la piscina antes tiene que llegar el verano. Entonces encontré muy interesante que a través de este libro, o de cualquier otro contenido o input, ellos puedan empezar a generar su calendario mental, conociendo el transcurso del tiempo. Es algo muy normal para nosotros pero no para un niño de 6 años.
-¿Cómo surgió la idea de materializar esta reflexión en un proyecto editorial?
-Toda mi vida he escrito, historias, diarios, canciones... Mi padre y mi abuela me contaron muchas historias de su niñez, y yo a mi padre siempre le decía que cuando fuera mayor escribiría un libro sobre esas historias que me contaban de niña. Entonces llegó el momento de acabar la carrera de Magisterio y hacer el Trabajo de Fin de Grado. Decidí hacerlo sobre la introducción del concepto del tiempo y del paso del tiempo a los niños, y surgió la ocasión de hacer un cuento de actividades. Así que reuní las dos ideas y escribí ese libro didáctico basándome en esas historias de mi padre.
-¿Ese déficit educativo es importante?
-No, no creo que sea una deficiencia muy grande. El niño debe aprender cada concepto cuando está preparado, y la gran mayoría de ellos lo hacen en las mismas etapas. Pero eso no significa que no se puedan hacer más materiales interesantes para cada concepto y cada etapa.
-El extraterrestre protagonista se llama Calatravo y procede del planeta ACÑ-97...
-Cuando empecé a escribir el cuento estudiaba Magisterio en Zaragoza y tenía mucha morriña de mi pueblo. Realmente lo que ocurre en el libro podría pasar en cualquier lugar, pero decidí hacer esos guiños a Alcañiz porque es mi pueblo y porque las historias de mi padre ocurrieron allí. Y el castillo de los Calatravos es mi lugar favorito de Alcañiz.
-¿Conocía antes a la ilustradora de la obra, Alicia Fernández?
-No. Cuando empecé a trabajar con la editorial sevillana Mr. Momo me pasaron el portfolio de ocho ilustradores que trabajan con ellos. Yo había empezado las ilustraciones por mi cuenta durante la elaboración del TFG, y de hecho el extraterrestre conserva mi diseño, pero cuando ví las ilustraciones de Alicia Fernández ví que eran casi como yo había imaginado la historia. He trabajado con ella a distancia pero ha sido muy fácil, basando los personajes protagonistas en mis padres y mi hermano, y ella captó perfectamente la esencia de los lugares de Alcañiz que aparecen.
-¿Para qué edades estaría especialmente recomendado el libro?
-Yo creo que con 5 o 6 años es la mejor edad. Aunque realmente no tiene una edad concreta, porque aunque está pensado para ser trabajado en los colegios, también es bonito que sea un libro para que cualquier niño lea con su padre, su tío o su abuelo, y a colación de las historias que aparecen, el adulto cuente las suyas propias. A los niños les encanta escuchar historias de cuando sus familiares eran como ellos.
-¿Las historias de los abuelos todavía tienen cabida en el ocio de los niños del siglo XXI?
-Sí. A veces cuesta un poco más conectar, pero todavía hay muchos abuelos que cuidan de sus nietos. Y en lugares como Alcañiz aún hay muchas familias que tienen huertas o terrenos que son punto de reunión, donde los niños tienen contacto con sus mayores. No todo son pantallas y teléfonos móviles, y en ese sentido yo creo que en los pueblos tenemos mucha ventaja con respecto a las ciudades, donde ese contacto suele ser más reducido. En Alcañiz o en cualquier pueblo de Teruel los niños tienen a su alcance todas las cosas que tiene un niño de Madrid, además de otras de las que no disfrutan en la ciudad.
-¿Qué cuenta ‘La historia de Calatravo’?
-Es un libro que cuenta la historia de un alienígena llamado Calatravo que vive en Alcañiz con una familia que le explica cómo vivimos los humanos. En su planeta no pasa el tiempo, siempre es todo igual, así que aquí aprende cómo pasa el tiempo, como cambian las cosas y cómo perduran algunas.
-El libro contiene abundantes actividades para que el niño y su familia realice, relacionadas con el paso del tiempo y con otros asuntos...
-El currículo en Aragón te marca los contenidos que tienes que enseñar a los niños en cada etapa, pero como educador siempre saber que hay necesidades en grupos o clases que a veces el currículo no cubre. Los niños de seis años, de primero de Primaria, no tienen la percepción del tiempo que tienen ya más mayores. Siempre quieren que sea la hora de irse al recreo o a su casa a comer, no son conscientes de que tienen horarios de clase, y no saber cuánto tiempo queda para Navidad o que para ir a la piscina antes tiene que llegar el verano. Entonces encontré muy interesante que a través de este libro, o de cualquier otro contenido o input, ellos puedan empezar a generar su calendario mental, conociendo el transcurso del tiempo. Es algo muy normal para nosotros pero no para un niño de 6 años.
-¿Cómo surgió la idea de materializar esta reflexión en un proyecto editorial?
-Toda mi vida he escrito, historias, diarios, canciones... Mi padre y mi abuela me contaron muchas historias de su niñez, y yo a mi padre siempre le decía que cuando fuera mayor escribiría un libro sobre esas historias que me contaban de niña. Entonces llegó el momento de acabar la carrera de Magisterio y hacer el Trabajo de Fin de Grado. Decidí hacerlo sobre la introducción del concepto del tiempo y del paso del tiempo a los niños, y surgió la ocasión de hacer un cuento de actividades. Así que reuní las dos ideas y escribí ese libro didáctico basándome en esas historias de mi padre.
-¿Ese déficit educativo es importante?
-No, no creo que sea una deficiencia muy grande. El niño debe aprender cada concepto cuando está preparado, y la gran mayoría de ellos lo hacen en las mismas etapas. Pero eso no significa que no se puedan hacer más materiales interesantes para cada concepto y cada etapa.
-El extraterrestre protagonista se llama Calatravo y procede del planeta ACÑ-97...
-Cuando empecé a escribir el cuento estudiaba Magisterio en Zaragoza y tenía mucha morriña de mi pueblo. Realmente lo que ocurre en el libro podría pasar en cualquier lugar, pero decidí hacer esos guiños a Alcañiz porque es mi pueblo y porque las historias de mi padre ocurrieron allí. Y el castillo de los Calatravos es mi lugar favorito de Alcañiz.
-¿Conocía antes a la ilustradora de la obra, Alicia Fernández?
-No. Cuando empecé a trabajar con la editorial sevillana Mr. Momo me pasaron el portfolio de ocho ilustradores que trabajan con ellos. Yo había empezado las ilustraciones por mi cuenta durante la elaboración del TFG, y de hecho el extraterrestre conserva mi diseño, pero cuando ví las ilustraciones de Alicia Fernández ví que eran casi como yo había imaginado la historia. He trabajado con ella a distancia pero ha sido muy fácil, basando los personajes protagonistas en mis padres y mi hermano, y ella captó perfectamente la esencia de los lugares de Alcañiz que aparecen.
-¿Para qué edades estaría especialmente recomendado el libro?
-Yo creo que con 5 o 6 años es la mejor edad. Aunque realmente no tiene una edad concreta, porque aunque está pensado para ser trabajado en los colegios, también es bonito que sea un libro para que cualquier niño lea con su padre, su tío o su abuelo, y a colación de las historias que aparecen, el adulto cuente las suyas propias. A los niños les encanta escuchar historias de cuando sus familiares eran como ellos.
-¿Las historias de los abuelos todavía tienen cabida en el ocio de los niños del siglo XXI?
-Sí. A veces cuesta un poco más conectar, pero todavía hay muchos abuelos que cuidan de sus nietos. Y en lugares como Alcañiz aún hay muchas familias que tienen huertas o terrenos que son punto de reunión, donde los niños tienen contacto con sus mayores. No todo son pantallas y teléfonos móviles, y en ese sentido yo creo que en los pueblos tenemos mucha ventaja con respecto a las ciudades, donde ese contacto suele ser más reducido. En Alcañiz o en cualquier pueblo de Teruel los niños tienen a su alcance todas las cosas que tiene un niño de Madrid, además de otras de las que no disfrutan en la ciudad.
