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Margarita Montes, profesora de defensa personal, imparte clases en pueblos del Maestrazgo: “Es importante que las mujeres ante un ataque sean fuertes y no se bloqueen” Margarita Montes, profesora de defensa personal, imparte clases en pueblos del Maestrazgo: “Es importante que las mujeres ante un ataque sean fuertes y no se bloqueen”
Margarita Montes ha competido en diferentes artes marciales antes de que se quedara embarazada. Cristina Mallén

Margarita Montes, profesora de defensa personal, imparte clases en pueblos del Maestrazgo: “Es importante que las mujeres ante un ataque sean fuertes y no se bloqueen”

La experta incide en lo importante que es la reacción psicológica ante una agresión porque hay que ser fría
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Margarita Montes Quijada es extremeña, pero lleva algo más de un año viviendo en Cantavieja, donde recaló cuando a su marido lo destinaron allí a trabajar. Cuenta en su haber con numerosos Campeonatos del Mundo, de Europa y España en Lucha Sambo, Lucha Libre y Jiu-Jitsu. Recientemente ha impartido talleres de defensa personal en diversos pueblos de la comarca del Maestrazgo.

-¿Cómo empezó su relación con el mundo del judo?  

-Empecé con diez añitos. Mi madre no me dejaba hacer judo porque para ella era un deporte de chicos. Yo soy melliza con un chico y a mis hermanos les dejaba ir, mientras que a mí me decía que me apuntase a gimnasia rítmica o a ballet, y no quise. Ella pagaba trimestralmente las clases de judo pero mis hermanos dejaron de ir por el futbol, y decidí ir yo. Cogí el kimono de mi hermano y me fui a escondidas. Cuando se acabó el trimestre y mi madre tenía que volver a pagar le pedí al profesor que hablase con ella, y vino a mi casa y le explicó a mi madre que había probado y que me gustaría seguir. Ella sonrío y como vio que era lo quería hacer pues me dejó, y hasta hoy, con los cuarenta y siete años que tengo. 

-¿Por qué le llamó la atención precisamente el judo?

-Porque tenía el gimnasio enfrente de casa e iba a ver a mis hermanos. 

-¿En cuántas disciplinas ha competido?

-En Judo, Lucha Sambo, Jiu-Jitsu, Lucha Libre, Lucha playa y grappling. 

-¿Hay mucha diferencia entre los diferentes tipos de luchas que ha practicado?

-La base es el judo, es fundamental para todo. En judo se estrangula y se luxa y en Sambo no, solamente hay presa dolorosa pero no se puede estrangular. La ropa de competir en cada caso es diferente… Hay pequeñas diferencias entre unos y otros. 

-De su carrera profesional, ¿qué prefiere, la parte de competición o dedicarse a la enseñanza?

-Yo soy muy competitiva y me encanta la competición. Lo hice durante muchos años y me retiré solo cuando me quedé embarazada, a los 39 años. A partir de entonces me he dedicado a dar clases, aunque ya daba clases de muy jovencita, porque mi profesor era campeón del mundo y cuando él viajaba yo le sustituía.  

-¿Pensó que podría seguir con su carrera en Cantavieja? 

-Cuando llegué ofrecí cursos de defensa personal a la Asociación de Mujeres y judo al AMPA. Y así empecé. En Pastrana, donde vivimos durante dieciocho años, daba clases de judo a las mujeres, también de gimnasia de mantenimiento, me las llevaba a correr… el ofertar defensa personal ha sido aquí. He intentado seguir con mi carrera. Además aquí mis hijos están encantados,  a toda la familia nos gusta, es nuestro pueblo ideal porque pueden practicar muchos deportes.  

-Recientemente ha impartido talleres de defensa personal para mujeres en el Maestrazgo, ¿qué es lo que aprenden en estos talleres?

-En lo que más incido es en que se valoren y que sean fuertes, que ante un posible ataque no se bloqueen. A veces la adrenalina te hace sacar fuerza de donde no la hay o te puede bloquear, pero si estas fuerte, psicológicamente hablando, aunque seas una persona bajita y delgada puedes escapar de un agresor, pero hace falta sangre fría y pensar que puedes. Y también les digo que hay que luchar, intentar  coger pruebas por lo que te pueda pasar, arañar, morder... Las mujeres cuándo empiezan el taller están con recelo, pero luego, porque son tres horas de mucha información, empiezan a disfrutar. Les gusta porque aprenden cosas que no imaginaban, y les insisto en que practiquen lo aprendido entre ellas.  Además en esta comarca las mujeres en general tienen buen físico, son muy fuertes. No pretendo que lleguen a ser “supergirls” pero sí que adquieran esa base para poder defenderse, porque ante una agresión somos capaces de sacar fuerza de donde no la hay.

-¿Hacen falta cualidades concretas para ser una buena judoka?

-Es mucha técnica y mucho trabajo. Yo entrenaba seis horas diarias, para preparar un campeonato del mundo necesitas entrenar mucho, aparte de controlar el peso. El primer combate es siempre con la báscula, porque las categorías son por kilos y tienes que llegar con el peso justo. Yo he llegado a soñar con grifos, me daba igual no comer, pero el beber... Por eso a mis hijos tampoco los quiero forzar, si quieren competir que lo hagan, pero si no dan el peso pues que compitan en otra categoría. No quiero que mi hija pase hambre como pasé yo.

¿Sus hijos siguen su estela?

-Si, les gusta mucho y ya compiten.

-¿Qué le ha aportado la práctica de las artes marciales?

-Me ha permitido viajar mucho, he aprendido mucho, y he tenido mucha disciplina, que es muy buena. Además de pequeña era muy vergonzosa y la práctica de deporte ha sido una manera de abrirme a la gente, convivir con otras personas.