Luis Zueco, escritor: "El ajedrez siempre ha reflejado la sociedad de cada momento, desde hace 1.500 años"
Luis Zueco acaba de publicar El tablero de la Reina, novela en la que explora el ascenso al poder de Isabel de Castilla con el pretexto del ajedrez, un juego antiquísimo, actual, y que explica muchas cosas sobre nuestra sociedad y las anteriores. Zueco presentará su nuevo libro en Alcañiz el 23 de marzo y en Teruel el 12 de mayo, durante la Feria del Libro.
-De vuelta a la época medieval...
-Sí, tras El mercader de libros inspirada en el siglo XVI y El cirujano de almas en el XVIII, regreso a la Edad Media. Lo que hago es buscar siempre un tema que sea el conductor de la novela, en este caso el ajedrez. Y el ajedrez es el que me lleva a un periodo histórico y un personaje en concreto, en este caso la corte de Isabel cuando todavía no era reina, cuando aún no se ha casado con Fernando de Aragón. Así que la novela cuenta el ascenso de Isabel al poder, en un marco de novela de aventuras, con mucha intriga, y que sobre todo trata de responder a dos interrogantes. El primero es por qué un juego tan antiguo, cuyas primeras manifestaciones tienen más de 1.500 años, ha estado tan presente a lo largo de toda la historia y está tan de moda ahora mismo, en una sociedad tan distinta a las anteriores. Y el segundo interrogante es por qué en el ajedrez actual, cuyas normas proceden de la reforma que se hizo en la Edad Media, la reina es precisamente la pieza más importante, más versátil. No tiene ningún sentido pero debe de haber un por qué, ¿no te parece?
-Tengo la sensación de que no se puede responder a la segunda pregunta sin destripar la novela, pero quizá si a la primera. ¿Por qué está tan de moda el ajedrez?
-Porque ha sabido siempre adaptarse a la época y lugar. Nuestro ajedrez no es el original, que se quedó en la India. Después viajó a Persia, al Islam, de donde pasó a nosotros... y en cada cambio ha sabido adaptarse. En la actualidad se juegan partidas rápidas, ultrarrápidas, online.. Cuando yo aprendí a jugar me costaba encontrar gente en mi pueblo, Borja, pero ahora no tendría ese problema.
-También se tiene por un juego muy positivo para el desarrollo.
-En una presentación estuvimos con María Eizaguirre, que es una de las mejores jugadoras españolas. Nos contó un montón de cosas sobre el ajedrez. Da muchas ventajas relacionadas con la toma de decisiones en todos los aspectos de la vida, y aprendes a tomarlas pensando en lo que va a suceder dos o tres movimientos más tarde. En un mundo con tanta sobrestimulación, es muy positivo para trabajar la capacidad de concentración, y también para empatizar, porque te obliga a meterte dentro de la cabeza del otro jugador, que quizá es de otro país o edad, para saber qué está pensando y qué movimientos va a hacer. También ayuda a gestionar las emociones, porque aunque tengas problemas tienes que evitar que tu rival se dé cuenta... Todos esos beneficios existen, y de un modo u otro todos encuentran reflejo en la novela.
Contexto histórico
-Dice que realmente la novela no es sobre Isabel sino sobre el ajedrez. Que el juego le lleva al contexto histórico...
-Así es. No es una forma muy habitual de trabajar, pero yo siempre lo hago así. No busco un personaje o un periodo histórico, sino un tema, y luego busco el momento preciso que me permite contar lo quiero de él. En las novelas anteriores eran los libros, o la medicina, y en esta fue el ajedrez porque siempre me ha parecido fascinante. El ajedrez tiene algo, porque es el enfrentamiento puro, uno contra uno sin subjetividad, sin un disparo al larguero o un árbitro que te pita penalti, y porque para nuestra sociedad representa el enfrentamiento mundial durante la Guerra Fría. Así que con eso en mente comencé a documentarme y, pese a que el ajedrez ha tenido épocas muy luminosas, me decidí por el siglo XV.
-¿Qué importancia tuvo entonces?
-Isabel y Fernando fueron grandes jugadores de ajedrez, un juego que, según Alfonso X, era clave para la convivencia entre las diferentes religiones, porque era el medio a través del cual un cristiano y un musulmán podían estar hablando durante horas. También fue clave en los cortejos, por lo mismo, porque permitía a un hombre y una mujer estar juntos y a solas, hablando mientras jugaban. En la diplomacia jugó un papel importantísimo, y además tuvo una gran simbología.
-¿No es complejo hablar de Isabel, un personaje tan retratado y tan en la cabeza de todos?
-Por eso hay que escoger un momento poco conocido. Yo hablo de su niñez y adolescencia, y de hecho El tablero de la Reina termina cuando es coronada, que es cuando comenzaría cualquier otra novela. El peso de la trama no lo lleva ella, sino Gadea, una niña con aptitudes para el ajedrez, y Eruy, un buscador de libros, hombre de armas y cronista.
-¿Entretenimiento o divulgación?
-Lo importante en una novela es la trama, la ficción y la diversión. Siempre. Todo lo demás tiene que ser brillante, la documentación, el tema... pero siempre a su servicio. Durante el periodo de la novela pasan muchas cosas interesantísimas que quizá interesen al lector y quiera profundizar, pero la novela debe de ser un texto que divierta, no que intente enseñar historia.