Juan Benavente, ingeniero industrial y diseñador gráfico: “El logotipo de la Torre del Salvador necesitaba un cambio de imagen”

El diseñador gráfico e industrial Juan Benavente ha sido el encargado de realizar el logotipo de la Torre del Salvador, que se inauguró bajo el 25º aniversario de su apertura. Benavente nació en Teruel en el año 1973 y se formó en Ingeniería en Diseño Industrial en la Universidad Cardenal Herrera de Valencia, donde reside actualmente.

-¿Cómo fue el proceso de diseño para el logotipo de la Torre del Salvador?

-La idea surgió a raíz de una conversación de WhatsApp que mantuve con el gerente de la Torre del Salvador, Diego Hernández. Somos amigos desde la infancia y me comentó que el rótulo, que se encontraba en la entrada de la Torre del Salvador se había roto. Es entonces cuando pensé que el logotipo necesitaba un cambio de imagen y le propuse crear un proyecto de imagen corporativa, con un logotipo exclusivo para la torre.

El proceso de diseño para el logotipo fue muy bien, gracias a la confianza que ambos teníamos. Para mí fue una gran responsabilidad y un gran reto realizar el diseño de la Torre del Salvador, un monumento que es Patrimonio Mundial de la Humanidad. Como turolense ya tenía muy interiorizada la imagen mudéjar. El logotipo se concentra en la imagen del Sebka, que son los paños con estrellas y cruces, que tiene todo monumento mudéjar con relieves y dibujos geométricos. Quise representar geometrías y  texturas con el uso del color marrón rojizo, procedente de la arcilla turolense con la que se fabricaron los ladrillos utilizados en el siglo XIV para construir todos los monumentos del arte mudéjar, acompañado de una tipografía austera que recuerda a la época.

-¿Ha realizado más proyectos en Teruel?

-Sí. Todos los encargos que he tenido en Teruel me han hecho mucha ilusión, de hecho me gustaría realizar más. Hice el cartel de las Fiestas del Ángel, en el año 2000 para el Ayuntamiento. También el logotipo para Cerámicas Punter formado por un torito, que aludía a los toros que ellos mismos dibujan en las piezas cerámicas, hace ya varios años. Y para Muñoz realicé el logotipo de la empresa y diseños para algunos de los envases de sus productos.

-¿De qué manera combina el diseño gráfico con el diseño industrial?

-No supuso un esfuerzo dedicarme a las dos cosas porque ambas se encuentran muy relacionadas. De hecho, me ha ayudado mucho a afrontar cualquier proyecto el hecho de saber tanto de diseño industrial como de diseño gráfico, consigo mezclarlos de una manera muy natural. 

-¿Cuál es su seña de identidad? ¿Qué diferencia a sus diseños de otros que se puedan encontrar en el mercado?

-No tengo una seña de identidad en cuanto a formalismo se refiere, sino más en lo que respecta a rigor y calidad. Me gusta hacer las cosas de una manera muy sencilla, que los elementos comuniquen bien y funcionen, pero sobre todo aportar algo nuevo en cada cosa que hago, no solamente en el sentido estético, sino que el resultado final sea positivo.

-¿Cree que se valora esta profesión?

-Ha mejorado, pero falta mucho por avanzar. Todavía existen muchas reticencias a nivel administrativo. Los diseñadores trabajamos con  las pocas empresas, que entienden realmente cómo se trabaja con el diseño. Es necesario que se abra el abanico de clientes que apuesten por el diseño de una manera más seria, tanto a nivel privado, como sobre todo por parte de administraciones públicas, que deberían de trabajar de una manera más profesional con los diseñadores.

-¿Realiza algún tipo de labor para defender el diseño?

-He participado durante ocho años como miembro de la junta directiva de la Asociación de Diseñadores de la Comunidad Valenciana (ADCV). Esta organización se encarga de promover el diseño y defenderlo ante empresas e instituciones públicas. Actualmente, ya no formo parte de la junta, pero me  mantengo activo en esta labor reivindicativa contra el trabajo especulativo, a través de una  plataforma que creé en redes sociales  llamada TrabajoEspeculativoNo. El objetivo de esto es denunciar lo que está ocurriendo con el tema de los concursos especulativos para contratar diseñadores. Sigo intentando concienciar sobre la lacra que supone tanto la celebración de estos concursos, como el trato informal que se mantiene con los diseñadores. El hecho de contratar a mucha gente para la realización de un proyecto de  diseño de forma abierta, pagando únicamente al ganador de estos concursos, no beneficia ni a administraciones públicas ni a empresas. En realidad, esto se ha hecho toda la vida pero representa una injusticia que estoy intentando combatir. El diseño lleva muchos años profesionalizado y se tiene  que dignificar.