José Ángel Hevia, gaitero e investigador de la música: "Los abuelos ya no hablan con los nietos en la cocina, pero el legado tradicional está seguro"
Hevia ofrecerá un concierto este sábado en el Teatro Marín sobre el folclore asturiano, en el que participarán Gaitéricos de TeruelJosé Ángel Hevia es una de las grandes referencias del folk y la gaita ibérica. Este sábado (Teatro Marín, 19 horas, entrada gratuita), ofrecerá junto a su hermana María José La Conferencia, un concierto divulgativo sobre el folk y la música tradicional asturiana. También actuarán Gaitéricos, el grupo de gaitas aragonesas de la Banda de Santa Cecilia.
-’La Conferencia’ es un espectáculo atípico... ¿en qué consiste?
-Es una mezcla de escenografía, teatro, música y proyección de vídeo para contar una historia. Mi hermana María José y yo nos convertimos en informantes, esos violineros y gaiteros que perseguíamos en los años 80 con una grabadora de cassete para que nos contaran los últimos resquicios de tradición oral, que te cantaban una jota y te llevabas un tesoro. Entonces teníamos 20 años y ahora tenemos cincuenta y tantos, y nos toca ser los informantes a nosotros. Y lo hacemos en un teatro, pero bien podría ser una antigua cocina de fogón de una aldea asturiana, donde contaremos de quién heredamos la tradición, quien nos la enseñó... de dónde venimos y a dónde vamos, en definitiva.
-¿Ese legado esta seguro?
-Sí, hay que ser optimista. La transmisión oral ha terminado y los abuelos ya no se juntan con los nietos en la cocina, pero hay mucha gente muy seria trabajando para que toda esa tradición quede archivada. En Asturias, pero también en Aragón. Nunca ha habido en vuestra tierra tantos gaiteros de boto como ahora, y las jotas o los gigantes y cabezudos que acompañan a los gaiteros son fenómenos absolutamente cotidianos en Aragón, en Asturias y en muchos sitios.
Paisaje musical
-¿Diría que el paisaje musical asturiano, sobre el que habla ‘La Conferencia’, es desconocido en el resto de España?
-Un público asiduo al folk lo conoce bien, igual que conoce bien la gaita de boto. Pero quizá un público general más ajeno se sigue sorprendiendo cuando descubre algunas cosas.
-¿El ‘boom’ de lo que llamamos música celta en los años 80 y 90 contribuyó a popularizar el folk ibérico, o tendió a estandarizarlo e introducir cierta confusión?
-Yo creo que lo popularizó y que, a toro pasado, fue bueno. En Asturias se implantó un modelo de banda de gaitas que tendía a Escocia o Bretaña, y yo me responsabilizo en parte de eso, y los grupos de folk giraron hacia lo celta. Pero eso nos sirvió para mejorar mucho la técnica, porque los modelos bretones, escoceses e irlandeses son modelos académicos de calidad, que se enseñan en los conservatorios. Así que tuvimos una primera época en la que importamos fórmulas, pero en la madurez empezamos a reivindicar el sabor, la estética y el repertorio autóctono, más propio, mejorado gracias a esa técnica que aprendimos. La esencia de cada folk propio se ha recuperado.
-¿Qué diferencias existen entre el folk asturiano y el otro gran referente del norte, el gallego?
-Para un profano pueden sonar parecido pero a poco que escuchas se evidencias las diferencias. La gaita asturiana ha derivado a ser más solista, más tendente al virtuosismo e incluso la improvisación. La gallega, desde hace 120 años, empezó a usarse con una digitación abierta, la que usaban las bandas, y se estandarizó un toque más conjunto, de forma que durante un siglo tuvieron un camino divergente y hoy tienen un sonido distinto. Solo es necesario escuchar una pequeña frase con ambas gaitas para darse cuenta.
Gaita de boto
-¿Y con respecto a la gaita de boto aragonesa?
-Dicen que está emparentada con la gaita occitana. La digitación, el bordón que acompaña en paralelo al clarín... quizá sea cierto. Está claro que todas las gaitas comparten características, el tubo melódico cónico, la lengüeta doble o payuela, que llamamos nosotros, y el fuelle característico. A partir de ahí cada cual tiene sus particularidades. En el caso de la de boto, llama la atención la singularidad del mueble exterior, con ese vestido de niña y el recubrimiento del clarín con piel de culebra. En cuanto al sonido también tiene particularidades, pero tendríamos que ponernos más técnicos.
-Este sábado tocarán junto a ustedes los Gaitéricos turolenses...
-Así es. Desde el respeto por la tradición simularemos que nos juntamos unos músicos asturianos y aragoneses, de hace cien años, y con lo que tienen, gaita, acordeón, percusión tradicional, hacen una serie de temas en común. José Manuel Alba me ha enviado muchísimo material aragonés para incrementar nuestros fondos, y tengo que decir que estoy enamorado de la Jota de Plan.
-Por cierto, ¿que le parece que la candidatura de la Jota a Patrimonio Inmaterial de la Humanidad sea conjunta de toda España?
-Me parece bien y lógico. No tengo complejos en decir que, sin duda, quien más ha desarrollado el género y lo ha hecho internacional ha sido Aragón, pero la jota es muy cotidiana en Asturias y en otras partes del territorio. Decir que la jota es solo de Aragón sería como decir que la gaita es asturiana, o escocesa. Ese compás ternario es puramente ibérico, de hecho es una de las grandes singularidades ibéricas, y con todo merecimiento deberían formar parte del Patrimonio Inmaterial de la Unesco.