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Javier Moro, escritor, autor de 'Nos quieren muertos': Javier Moro, escritor, autor de 'Nos quieren muertos':
Javier Moro, durante la feria del libro de Teruel

Javier Moro, escritor, autor de 'Nos quieren muertos': "Es un momento difícil para los que creemos en la democracia, nos quieren muertos a todos"

El Premio Planeta 2011 presenta su última novela, sobre la detención del opositor venezolano Leopoldo López
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El Premio Planeta en 2011 Javier Moro presentó el viernes en la Feria del Libro de Teruel Nos quieren muertos, el relato de la detención de Leopoldo López, líder de la oposición en Venezuela, y el proceso hasta el levantamiento fallido contra Nicolás Maduro. Un libro en el que advierte el peligro que se cierne sobre las democracias que aún sobreviven en el 30% del mundo.

-Es un libro de gran carga política.
-Parece que el libro habla de política pero no es así. El libro cuenta la historia de una familia sometida a una persecución por parte de un régimen que no es democrático y que ha destrozado el país. Es también una historia de amor, de resistencia, de miedo, de lucha y de cómo casi han conseguido derrocar al régimen. Lo cierto es que no lo consiguieron pero estuvieron a punto, y hay cierta belleza en ese intento.

-¿Es un ensayo en mayor medida que una novela?
-Yo creo que no. Cuando envié el manuscrito a la editorial les encantó, pero me preguntaron que dónde podían meterlo. No es un ensayo, no es una novela en el sentido tradicional, pero tampoco es una crónica periodística, que sería una cosa mucho más distante. Por eso yo le llamo novela de no ficción, como lo que hacía Truman Capote con A sangre fría, o Dominic Lapierre y Larry Collins- Se trata de poner en la escena una página de la historia reciente. Todos mis libros están basados en hechos históricos, porque en realidad no me gusta fabular. Necesito apoyarme en la investigación histórica, y de hecho soy historiador de formación. Aunque tampoco puede decir que he contado la verdad, porque cuento la verdad de ellos, la verdad de todas las víctimas. Leopoldo López representa a los 8 millones de venezolanos que se han tenido que ir, y los millones que viven bajo la bota de ese narcorégimen.

-¿Qué periodo temporal abarca 'Nos quieren muertos'?
-Desde 2012 a 2020. Desde que López va a la clandestinidad porque lo quieren detener. El libro comienza con la decisión que le marca como héroe. Podría haber elegido haberse ido, porque Diosdado Cabello le ofreció un avión, porque le querían fuera. Pero él eligió quedarse y enfrentarse, sabiendo que acabaría en la carcel. Es el Navalni de Venezuela, con la diferencia de que está vivo, pero el gesto político es el mismo, como Rolando Álvarez, obispo de Managua, que también se negó a irse de Nicaragua y la siniestra pareja de Ortega y Murillo le condenó a 26 años de cárcel, aunque fue liberado tras dos por las presiones del Papa.

Ser consecuente

-¿Por qué Leopoldo López toma esa decisión?
-Por una cuestión de ser consecuente consigo mismo. Decide dar un paso que da muy poca gente porque su precio es muy alto, pero es un paso que sirve para que el mundo se entere de que Venezuela no es una democracia. Y el escándalo que se montó hizo que mucha gente se pronunciara, como Felipe González, que fue el primer líder de la izquierda que denunció que aquello se había convertido en una dictadura de facto. De alguna manera sirvió de revulsivo. Desde luego no es una cuestión de engrandecimiento personal o de ego, porque haría falta tener un ego desmesurado para estar dispuesto a pasar por lo que pasas.

-¿Cree que en algún momento se arrepintió?
-Jamás. No hace mucho le preguntaban y delante de mí decía que volvería a hacer exactamente lo mismo una y otra vez. Él no quería salir de la cárcel, porque sabía que si salía o si huía del país estaba muerto, su capital político se iba al garete, y de hecho se fue. En realidad ellos ganaron la batalla. Porque esta historia no es la de un ganador, sino la de un perdedor.

-Pero consiguió su objetivo de denuncia.
-Consiguió uno de sus objetivos, porque el importante era tumbar el régimen y restablecer la libertad y la democracia, y eso no lo ha logrado. Ha conseguido salvar el pellejo, que ya es bastante, y que el mundo se enterase y pusiera el foco sobre la realidad de lo que ocurre allí.

-¿Cuál es la situación actual de Leopoldo López?
-Vive en Madrid con su familia y sus padres. Viaja mucho a Washington y ha montado el World Liberty Congress, una asociación de presos políticos y de conciencia de todo el mundo que pretende defender y reinstaurar la democracia en los países donde está en peligro. Eso entra en la tesis que defiendo en el libro, y es que Venezuela importa porque es un eslabón.

-¿En qué sentido?
-Es un eslabón entre Latinoamérica y la asociación maldita que hay entre tres grandes autocracias que amenazan el mundo, que son la Rusia de Putin, el Irán del Ayatollah y la China de Xi Jimping. A ellos se les une Cuba, Bielorrusia, Vietnam... A principios de siglo la mitad del mundo vivía bajo autocracias. Hoy, 24 años después, esa proporción ha aumentado hasta el 70%. Hay que ser consciente de que la guerra de Ucrania y todo lo que ocurre en el mundo tiene que ver con esa expansión de las autocracias, que busca que la idea de democracia liberal deje de ser atractiva. En ese sentido vivimos un momento grave para todos aquellos que creemos en la separación de poderes y en los sistemas de contrapesos propios de la democracia. Ellos nos quieren muertos a todos.

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