El ingeniero Isaac Moreno, en el salón de actos de la Cámara de Comercio
Isaac Moreno, ingeniero técnico de Obras Públicas: “Las vías romanas tienen toda la tecnología e ingeniería que tiene una carretera moderna”
“Las comunicaciones transportaron todo, por eso en el Mediterráneo todavía somos bastante romanos”
El ingeniero técnico de Obras Públicas y gran divulgador de la ingeniería romana, Isaac Moreno, ofreció este jueves en Teruel una conferencia sobre Ingeniería de las vías romanas dentro de unas jornadas organizada por el Colegio de Ingenieros de Caminos y la Demarcación de Carreteras.
-¿A qué nivel estaba la ingeniería romana?
-A un nivel muchísimo más elevado de lo que sospechamos hoy en día. De hecho, con los últimos descubrimientos, sabiendo cómo eran verdaderamente las vías romanas, que eran auténticas carreteras con una tecnología increíble, y lo mismo en ingeniería hidráulica, abastecimientos de agua, saneamientos e ingeniería sanitaria; nos damos cuenta que tenían una calidad de ingeniería y de obra pública impresionante, y por lo tanto de calidad de vida de los ciudadanosgracias a ello.
-¿Qué criterios seguían en la construcción de estas infraestructuras?
-Eran auténticas carreteras en el sentido de que la sociedad romana, en contra de todo lo que nos han contado, era la sociedad del carro. Tenían carros de todo tipo, ligeros, pesados, para desplazamientos rápidos de personas, para grandes cargas, de todo tipo. Y tenían excelentes carreteras que comunicaban todas las ciudades importantes del Imperio, de forma que tenían una magnífica red de carreteras que discrecionalmente podía llevar viajeros y cargas de mercancías de un lado a otro; con una capacidad muy superior a lo que pensábamos, con unas pendientes mucho más pequeñas de lo que se creía.
-¿Falta todavía mucho por conocer e identificar estas vías?
-Muchas de las vías que se identifican como tal, que tienen el enlosado en superficie no lo son, sino que son caminos modernos del siglo XVII o XVIII, y en ello incluyo el Puerto del Pico y todas las más famosas que casi todo el mundo conoce, porque las verdaderas son perfectas desconocidas. Nadie sospechaba que esas eran las vías romanas, que tienen toda la tecnología e ingeniería que tiene una carretera moderna: las pendientes bajas para que las cargas puedan progresar, paquetes de firmes muy potentes para que las cargas puedan ser soportadas por la carretera en todo tiempo y condición, etcétera. Estamos ante una ingeniería sorprendente, y aún nos queda que nos sorprenda por mucho tiempo, porque los conocimientos, vamos a llamarlos oficiales que se enseñan en las universidades, todavía están caducos. Se ha descubierto que eran cosas muy diferentes y muy superior a lo que se creía.
-¿Cómo se hacían estas carreteras, porque parece ser que igual que ahora pero sin la mecanización actual?
-Sí, claro, sin el motor de explosión, efectivamente. Era una planificación perfecta. Primero había que saber la topografía del terreno y dónde estaban los materiales adecuados para el firme, hacer un proyecto exhaustivo para valorar el precio de lo que costaban los distintos tramos, y finalmente se contrataba a empresas especialistas. Es que incluso las fuentes lo dicen, no eran legionarios ni esclavos, ni cualquiera el que hacía las carreteras, era gente especializada porque necesitaban unas caravanas de carros importantes para transportar los materiales y gente especialista que replantease la obra mediante topografía, y sobre todo que colocase los materiales en su orden. Eso no lo hace cualquiera, es gente especializada. Y contrataban esos medios en el terreno, no los traían de Roma ni mucho menos; en ese sentido ahora también se hace eso así, que los trabajadores se contratan por la zona.
-¿Cómo se sabe eso?
-Eso se constata fácilmente porque una vez analizadas las vías romanas sobre el terreno ves que es así como están construidas, que los materiales son a veces cercanos cuando los hay, y a veces transportados de muy lejos, sobre todo las capas de rodadura que son zahorras de grado menudo, y eso solo se puede hacer con una extraordinaria planificación, con un buen proyecto, una buena valoración y con el dinero del Estado, que cobraba impuestos en todo el Mediterráneo. Era un Estado potentísimo como no lo ha habido nunca hasta hoy.
-Y además las mantenían.
-Por supuesto, el mantenimiento y conservación siempre lo tenían, porque todas las carreteras, incluidas las de hoy en día, sin una conservación adecuada, se te arruinan con las tempestades y con el agua, que es el factor que más influye en todas estas cosas.
-¿Sus vías de comunicación fueron el factor determinante para el desarrollo del Imperio?
-Sí, fue uno de los más importantes, porque aparte de las conquistas que hacían manu militari, y el convencimiento de muchas de las culturas con las que contactaban. Una vez pacificado el terreno y que se hacían las redes de carreteras, por ahí se transportaba todo, las mercancías, la cultura, la lengua, todo hasta los confines del Imperio. Ese es el motivo por el que al final en el Mediterráneo todavía todos seamos bastante romanos, porque aquella cultura permanece en todos nosotros.
-¿A qué nivel estaba la ingeniería romana?
-A un nivel muchísimo más elevado de lo que sospechamos hoy en día. De hecho, con los últimos descubrimientos, sabiendo cómo eran verdaderamente las vías romanas, que eran auténticas carreteras con una tecnología increíble, y lo mismo en ingeniería hidráulica, abastecimientos de agua, saneamientos e ingeniería sanitaria; nos damos cuenta que tenían una calidad de ingeniería y de obra pública impresionante, y por lo tanto de calidad de vida de los ciudadanosgracias a ello.
-¿Qué criterios seguían en la construcción de estas infraestructuras?
-Eran auténticas carreteras en el sentido de que la sociedad romana, en contra de todo lo que nos han contado, era la sociedad del carro. Tenían carros de todo tipo, ligeros, pesados, para desplazamientos rápidos de personas, para grandes cargas, de todo tipo. Y tenían excelentes carreteras que comunicaban todas las ciudades importantes del Imperio, de forma que tenían una magnífica red de carreteras que discrecionalmente podía llevar viajeros y cargas de mercancías de un lado a otro; con una capacidad muy superior a lo que pensábamos, con unas pendientes mucho más pequeñas de lo que se creía.
-¿Falta todavía mucho por conocer e identificar estas vías?
-Muchas de las vías que se identifican como tal, que tienen el enlosado en superficie no lo son, sino que son caminos modernos del siglo XVII o XVIII, y en ello incluyo el Puerto del Pico y todas las más famosas que casi todo el mundo conoce, porque las verdaderas son perfectas desconocidas. Nadie sospechaba que esas eran las vías romanas, que tienen toda la tecnología e ingeniería que tiene una carretera moderna: las pendientes bajas para que las cargas puedan progresar, paquetes de firmes muy potentes para que las cargas puedan ser soportadas por la carretera en todo tiempo y condición, etcétera. Estamos ante una ingeniería sorprendente, y aún nos queda que nos sorprenda por mucho tiempo, porque los conocimientos, vamos a llamarlos oficiales que se enseñan en las universidades, todavía están caducos. Se ha descubierto que eran cosas muy diferentes y muy superior a lo que se creía.
-¿Cómo se hacían estas carreteras, porque parece ser que igual que ahora pero sin la mecanización actual?
-Sí, claro, sin el motor de explosión, efectivamente. Era una planificación perfecta. Primero había que saber la topografía del terreno y dónde estaban los materiales adecuados para el firme, hacer un proyecto exhaustivo para valorar el precio de lo que costaban los distintos tramos, y finalmente se contrataba a empresas especialistas. Es que incluso las fuentes lo dicen, no eran legionarios ni esclavos, ni cualquiera el que hacía las carreteras, era gente especializada porque necesitaban unas caravanas de carros importantes para transportar los materiales y gente especialista que replantease la obra mediante topografía, y sobre todo que colocase los materiales en su orden. Eso no lo hace cualquiera, es gente especializada. Y contrataban esos medios en el terreno, no los traían de Roma ni mucho menos; en ese sentido ahora también se hace eso así, que los trabajadores se contratan por la zona.
-¿Cómo se sabe eso?
-Eso se constata fácilmente porque una vez analizadas las vías romanas sobre el terreno ves que es así como están construidas, que los materiales son a veces cercanos cuando los hay, y a veces transportados de muy lejos, sobre todo las capas de rodadura que son zahorras de grado menudo, y eso solo se puede hacer con una extraordinaria planificación, con un buen proyecto, una buena valoración y con el dinero del Estado, que cobraba impuestos en todo el Mediterráneo. Era un Estado potentísimo como no lo ha habido nunca hasta hoy.
-Y además las mantenían.
-Por supuesto, el mantenimiento y conservación siempre lo tenían, porque todas las carreteras, incluidas las de hoy en día, sin una conservación adecuada, se te arruinan con las tempestades y con el agua, que es el factor que más influye en todas estas cosas.
-¿Sus vías de comunicación fueron el factor determinante para el desarrollo del Imperio?
-Sí, fue uno de los más importantes, porque aparte de las conquistas que hacían manu militari, y el convencimiento de muchas de las culturas con las que contactaban. Una vez pacificado el terreno y que se hacían las redes de carreteras, por ahí se transportaba todo, las mercancías, la cultura, la lengua, todo hasta los confines del Imperio. Ese es el motivo por el que al final en el Mediterráneo todavía todos seamos bastante romanos, porque aquella cultura permanece en todos nosotros.